A TODO EL QUE LE GUSTE LO QUE LEYERE, QUE LO DIVULGARA A TRAVÉS DE CUALQUIER MEDIO DISPONIBLE YO LE PIDIERE. ¡DIFUSIÓN ES PODER!
Tres comentarios bastante bobos que he leído con motivo de un debate sobre el aborto:
"Alfonso, serás tu entonces el que va a tomar la decisión por otras
personas? tu garantizas la seguridad médica y jurídica de las mujeres
que no tengan otro remedio que abortar? Igual vas a sufragar la vida de
niños que nacen enfermos porque los manda así el Señor? Tu no crees en
Dios, te crees Dios. Pero NO ERES NADIE para decidir por otra persona.
Si así lo crees, busca fascismo en un diccionario."
"Nosotros
no, pero cada cual si. No lo acabas de entender verdad? hablamos de
libertades individuales, de ahí a que te pida, de nuevo, que busques el
término "FASCISTA". Con España arriba o abajo, tu NO vas a decidir por
nadie que no seas tu."
"Alfonso. Que tu hermana no se quede embarazada en una noche de borrachera."
Y mi contestación a los absurdos razonamientos esgrimidos en los
comentarios antedichos en favor de la maldad que inherentemente implica
la legalización del aborto que llevamos sufriendo desde los tiempos de
la Ley Orgánica 9/1985 (que no será nunca suficientemente maldecida...):
"Yo, que si soy cristiano y no tengo el menor inconveniente en
confesarme hijo de la Iglesia Católica, ya no me asombro ni lo más
mínimo de la maldad demostrada por los paganos abortistas. Sus abyectos y
genocidas puntos de vista son cosa conocida de todos las personas de
bien con independencia de la religión que profesen (por cierto, que
Alfonso Arranz es uno de eso hombres); y espero que les sean debidamente
retribuídos tanto en esta vida como en la otra. Lo que me sorprende es
el cada vez menor nivel de argumentación y la correlativamente cada vez
mayor estulticia que exhiben estos perfectos discípulos de Hitler y
Stalin cuando llevan a cabo la defensa de un Holocausto por el que ojalá
vea antes de morirme que pagan todos los que contribuyeron a que esté
siendo posible (tanto peperos como sociatas o de otros partidos igualmente abortistas del estilo de UPyD, IU o los secesionistas). Negar mi derecho y deber
de defender la vida de un no nacido de las injustificables agresiones
letales a las que los partidarios del aborto desean exponerlos es
exactamente lo mismo que negar mi derecho y mi deber de defender incluso
a estos aborteros que tanto nos están aburriendo con sus sandeces en el
caso hipotético de que fueran agredidos ilegítimamente por terceros. Si
no soy quien para defender la vida de un ser humano dentro del claustro
materno no veo por qué yo o ningún otro vamos a ser quienes para
atrevernos a defender esa misma vida humana afuera del mismo. Los
aborteros dicen que no es lo mismo la vida humana dependiente que la
vida humana independiente. Sostienen que, al ser la del nasciturus una
vida tan íntimamente ligada a la de la madre, la madre ha de poder
decidir acerca de si la respeta o acaba con ella. Yo sostengo que, si
esa tontería fuera cierta, también podríamos sentirnos legitimados para
acabar con la vida de nuestros hijos ya nacidos -que siempre estará muy
intimamente ligada a la de sus padres- para solventar así una mala racha
económica, o para librarnos del marrón que supone hacernos cargo de sus
necesidades. Otra paganada que me haría gracia a este respecto (de no
ser porque su difusión tiene consecuencias siniestras a todos los
niveles en la medida en que contribuye a deformar la percepción social
de asuntos que son extremadamente serios) es la de que una mujer puede
verse forzada a abortar. Eso solo tendría sentido en los casos en los
que el embarazo implicara un riesgo cierto para la vida de la madre. En
todos los demás casos, se hace evidente hasta para el más tonto que es
la entrega en adopción el camino a seguir para garantizar el bien de la
madre que no quiera o no pueda hacerse cargo de su hijo. En definitiva,
que los argumentos presentados en comentarios anteriores en defensa del
homicidio legal de los nasciturus son basura mental que no tiene otro
poder que el de infectar la mente y, desgraciadamente, también el
corazón de las personas de dudosa moral que se manifiestan partidarias
de esta abominable matanza que creo que no hace falta que jure que, de
serme posible, yo impediría. Siendo como soy creyente, elevaré mis
oraciones a Dios mi Señor y vuestro Señor, en tanto que me gustaría que
algún día os iluminase lo suficiente como para que pueda encontraros a
todos los aborteros (especialmente a mi amigo Jesús De Alba) en el
cielo; y que una vez allí nos riéramos todos juntos de las enormes
barbaridades que casi todos hemos alguna vez defendido sobre la Tierra a
lo largo de nuestra vida. Barbaridades que, no obstante, vosotros los
aborteros cometéis bastante más a menudo que la media de los demás entre
nuestros semejantes."
Añado una breve mención con la que
contestar al tercer comentario, en el que se hace mención a la
posibilidad de que la propia hermana se quede embarazada con motivo de
una borrachera. Pues para mi la cosa está clara. Si un hombre y una
mujer elige libremente emborracharse, saben ya a lo que puede conducir
una noche loca de borrachera. Si, a pesar de todo, consideran que su
diversión es más importante que evitar los riesgos inherentes al
folleteo indiscriminado (cosa que solo podría conseguirse si los
cachondos jóvenes decidieran abstenerse de ejercitar el antiquísimo arte
de la penetración vaginal); lo que no es de recibo bajo ningún concepto
es que se pretenda que la irresponsabilidad de los padres la pague un
niño al que los aborteros pretenden que jamás se le permita experimentar
lo que es estar vivo. No es aceptable que los padres de un nasciturus, deseando evitar perder muchas cosas que podrían perder si dejan nacer a su hijo; le arrebaten a este absolutamente todo lo que es y lo que podría llegar a ser, que es lo que sucederá con toda seguridad si le niegan el derecho a la vida.
Mi conclusión final es que es alarmante
la manera en que se expande en nuestros tiempos este tipo de pensamiento
tan criminal e innoble sobre el que se está gestando, paradójicamente,
la ruina entera de la civilización que conocemos (¿quién diría que que
pudiera gestarse algo mediante esa interrupción de una gestación que
siempre presupone el aborto?). Materialmente vivimos tiempos que, con
toda la crisis económica que está cayendo, son con mucho los más
opulentos jamás vividos. Moralmente estamos en un estado aún más
embrionario que el de los nasciturus a los que esta sociedad
despreciable pretende seguir asesinando impunemente. A pesar de lo cual
quiero creer que aun queda en esta sociedad un porcentaje de justos
mayor que aquel del que podía presumir en tiempos la pecadora ciudad de
Sodoma. ¡Dios nos perdone y nos ayude a recuperar el norte ético al que
solo retornaremos redescubriendo la grandeza de la Buena Nueva contenida
en los Evangelios! IHS
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