martes, 31 de diciembre de 2013

ANTICAPITALISTAS DE TRES AL CUARTO

Aquí teneis tres comentarios increíblemente aventurados -por no decir de ellos algo peor- acerca de la controversia capitalismo/socialismo, a los que solo cabe dar el tratamiento de supersticiones totalitarias (tiene guasa que luego la mayoría de los marxistas de todas partes raje de la religión acusándola de lo mismo -con el agravante de ser el "opio del pueblo"-), propias de verdaderos anticapitalistas de tres al cuarto:

"A mí me hace gracia y me parece arriesgado cuanto menos, que se afirme rotundamente que el socialismo no lleva a ningún lado, cuando ningún proyecto de socialismo se ha llevado a cabo sin la opresión del gran capital, del capitalismo."

"¿Y si los ponemos una balanza? Si seguimos en esa línea de debate se podría caer en el rollo de endiosar un sistema, y endiablar otro, o viceversa, y eso sería absurdo. Creo que no se puede establecer una comparación capitalismo-socialismo porque nunca se ha permitido que el socialismo o el comunismo se desarrollen en su totalidad, en cambio el capitalismo no ha tenido obstáculo alguno para desarrollarse hasta nuestros días, y los pocos obstáculos que ha tenido los ha destruido utilizando sus propios medios. Lo que sí está claro y sabemos a ciencia cierta, es que todo lo que nos rodea hoy es capitalismo y que cada uno saque sus propias conclusiones."

"Evidentemente no podemos comparar a Cuba con cualquier país capitalista, como Estados Unidos, pero no voy a entrar en eso. Para mí sí que es necesario culpar al capitalismo, y romper con esas estructuras y herramientas que permiten a la burguesía controlar el capital, qué quieres que te diga...es como si el Sáhara Occidental, con su independencia, no pidiera responsabilidades a España y a Marruecos por todos estos años de opresión que han sufrido. Ante todo, conciencia."

¡Vaya unas simplezas las que hay que leer! Ahora resulta que el problema del socialismo no es la barbarie y la orgía de muerte y de represión que ha acompañado su implementación en todas partes. Los banqueros y corredores de bolsa de Wall Street y de la City londinense van a ser al final los verdaderos culpables de las atrocidades de los regímenes de Stalin, Ceaucescu o Fidel Castro; o de guerrillas como las del Ché Guevara o las FARC narcocolombianas.

En cuanto a la paranoia esa de que "todo lo que nos rodea hoy es capitalismo", eso está por ver. O, mejor dicho, esa es una afirmación panfletaria que en nada se corresponde con la realidad de las cosas. Incluso en EEUU, patria del capitalismo por antonomasia, el poder público se otorga grandes poderes para intervenir directa o indirectamente en la economía. Sin embargo, aquí los respetables siguen jaleando el miedo a un libre mercado que si brilla por algo es por su ausencia (especialmente en lo que hace al empresario corriente y moliente, que no creo que sienta ni aquí ni en ningún lugar que se desenvuelve en un marco demasiado libre). ¡Tócate las narices...!

Al final, guste o no, la verdad prevalece. Y la verdad es que el socialismo se ha desarrollado como ha querido durante muchos decenios, y ha demostrado su absoluta inviabilidad amén del total fracaso económico y social que inevitablemente comporta. La URSS, por poner un ejemplo, era un Estado enorme con recursos prácticamente ilimitados. Si el socialismo es algo tan maravilloso como algunos sugieren, está claro que lo tenían todo para consolidar un sistema económico viable; al margen de lo que hiciera el "inviable" sistema económico de libre mercado para impedirlo. Sin embargo, implosionó. Se vino abajo. Mientras que los EEUU y el resto del mundo occidental, con todos sus muchos problemas, ahí siguen y parece que seguirán.

No obstante, si lo que queremos es un dato histórico pasado y presente que corrobore lo que acabo de decir sobre este asunto, sirva de demostración perfecta de la atroz inhumanidad que ha supuesto el socialismo la corriente migratoria de exilio que éste ha generado por su flagrante menosprecio de los más elementales derechos humanos. No era por nada la gente del sistema socialista carecía de la menor libertad de movimientos, pese a lo cual procuraba escapar en la medida en que se les aparecía la oportunidad. Por el contrario, incluso los intelectuales que se la pasaban arremetiendo contra el capitalismo parecían poco interesados en marcharse a los Estados socialistas que tanto defendían, pese a que gozaban de total libertad para hacerlo si así lo deseaban. No digo ya la gente común. ¿Alguien ha oído hablar jamás de grupos significativos de alemanes del Oeste intentando cruzar el Muro de Berlín para entrar en el Berlín comunista? ¿O de balseritos estadounidenses intentando atravesar el Estrecho de Florida para arribar a territorio cubano? ¿O de coreanos del sur intentando cruzar la línea del armisticio de 27/VII/1953? No, ¿verdad? ¿Creen que es casualidad? ¿De verdad que una persona racional puede creer que esto sea una conspiración capitalista?

El del socialismo ha sido el mayor fracaso de la Historia moderna, y puede que en algunos sentidos de toda la Historia humana. Es un fracaso además reciente, que debería estar fresco en la memoria de todos. Comprendo que se pueda estar contra ciertos aspectos del sistema capitalista, y que se desee tanto reformarlo como sustituirlo por un sistema económico nuevo. Yo mismo no solo no endioso el principio del libre mercado, sino que pienso que el capitalismo debería ser en algunos sentidos muy distinto de lo que hoy rige en el mundo. Pienso que en algunos sentidos la realidad de las cosas exige que se de más espacio a la libertad, mientras que en otros sentidos podría requerirse un mayor control. Veo claro que las naciones siguen siendo y siguen teniendo que ser un importante actor de la Historia humana, y mientras lo sean, entiendo que el capitalismo es más para aplicarlo dentro de las propias fronteras que para permitir que rija los intercambios entre las naciones. Siempre he tenido clarísimo que si el sistema económico que hoy existe en Occidente es el "capitalismo", entonces yo soy "anticapitalista". Sin embargo, que quede claro, no creo que lo que hoy existe sea capitalismo tal como yo entiendo que este debería de ser. Vivimos en un mundo impregnado de socialtontocracia; en el que lo único que se compra y se vende libremente es la vida humana y su dignidad. Todo lo demás está abierto a la intervención de los poderes públicos cuando no fehacientemente intervenido por éstos.

Ahora bien, flaco favor le hacen al estatismo los que todavía hoy reivindican el totalitarismo marxista recién desaparecido. Una cosa es aceptar ideas de Marx, y otra muy distinta es ser marxista. Hoy día, con toda sinceridad, ser marxista no es solo ser un totalitario insensible e inmoral, sino que también implica ir por la vida de grandísimo majadero. Y si ya los que solo son tontos y los que solo son malos son peligrosos... ¡Imaginad los que son tontos y malos a un tiempo! De esos que Dios nos guarde más aún que de los otros. Son, como todos los tontos en general, el brazo ejecutor de todas las tropelías concebidas por la mente superior de malvados dotados de inteligencia. Pero, a diferencia del resto de los tontos, nos martirizan a todos con las bastas maldades de su propia cosecha, cuyas consecuencias ni siquiera se paran a pensar un momento. IHS

viernes, 27 de diciembre de 2013

VULGARIDAD CANSINA DEL ABORTISMO

Hoy mi artículo gira en torno a esta publicación:

http://dianalopezvarela.blogspot.com.es/2013/12/mi-cono.html


Pocas veces he podido leer una exaltación del egoismo más frívolo y descarnado tan deplorable y de tan mal gusto como este repugnante panfleto mongoabortista. ¿Es necesario ser tan zafio y tan escasamente cerebral? Las personas que escriben, leen o aplauden esto no solo insultan al mundo permitiendo que alguien pueda tener que sufrir la infumable lectura de artículos como este o ver como tantos disfrutan revolcándose en el excremento. También se insultan a ellos mismos, dado que el hombre menos dotado entre los que no sean declaradamente subnormales es capaz de ofrecer mucho más que lo que podemos contemplar aquí.

Los argumentos de fondo son los típicos argumentos de mierda de los hooligans del abortismo menos intelectual. Que si la mujer decide lo que entra y sale de su aparato reproductor (no es que me de miedo decir "coño", pero ya he leído suficientes veces esta palabra por hoy). Que si un hijo te arruina la vida. Que si a nadie le importa realmente que una embarazada respete la vida que habita en su vientre y que creó porque quiso y lleve a término con éxito la gestación del nuevo ser; o que por el contrario, pensando en lo mucho que tiene que perder (que nadie sensato niega que sea cierto), se conceda a si misma o a otros el falso derecho de decidir arrebatárselo todo al nasciturus mediante esa condena a muerte sin causa que para este último siempre supone ese homicidio que es el aborto... ¡Todo majaderías y simplezas propias de quienes, no teniendo justificación (cosa que creo que a menudo la saben hasta los mismos aborteros), tampoco se toman la molestia de armar una que, aunque sea falsa, resulte mínimamente convincente y racional!

Me pesa ahora seguir escribiendo contra el aborto. Mis razones las he expuesto en muchos artículos escritos en mi blog. Así que, como los abortistas tampoco merecen que yo me tome tantas molestias para desacreditar a quienes escribiendo sucias apologías del Mal como la que motiva este estado ya se hunden ellos solos en lo más profundo del fango homicida del aborto, me limitaré a enlazar con las entradas antedichas de "LAS CRÓNICAS SERTORIANAS"... IHS

http://lascronicassertorianas.blogspot.com.es/2013/07/maldad-intrinseca-del-aborto-e.html

http://lascronicassertorianas.blogspot.com.es/2013/10/maldad-y-simploneria-del-abortismo.html

http://lascronicassertorianas.blogspot.com.es/2013/05/una-breve-sobre-el-aborto.html

http://lascronicassertorianas.blogspot.com.es/2013/11/paletos-abortistas.html

http://lascronicassertorianas.blogspot.com.es/2013/12/discusion-inutil-sobre-el-aborto.html

http://lascronicassertorianas.blogspot.com.es/2013/12/quien-sale-mas-perjudicado-vive-dejando.html 

¿QUIÉN SALE MÁS PERJUDICADO? VIVE DEJANDO VIVIR

A TODO EL QUE LE GUSTE LO QUE LEYERE, QUE LO DIVULGARA A TRAVÉS DE CUALQUIER MEDIO DISPONIBLE YO LE PIDIERE. ¡DIFUSIÓN ES PODER!

Comencemos hoy con una imagen. El artículo gravitará en torno de ella. Es la siguiente:



Efectivamente, es un ser humano, y concretamente uno vivo. Sin duda, sus padres pueden tener mucho que perder en caso de dejarlo nacer. En determinadas circunstancias, se hace evidente que además puede darse un rechazo más que comprensible a la posibilidad de traer al mundo a un no nacido. ¿Quién en su sano juicio podría poner eso en duda? Habría que ser majadero para negar lo que salta a la vista.

Sin embargo, todo lo antedicho no quita para que, hoy quizá más que nunca, reafirme mi inquebrantable opción moral a favor de la defensa jurídica de la vida de los no nacidos, a través de la prohibición del aborto (en todos los casos) y de su persecución penal como crimen de homicidio (excluída solo en caso de violación o de aborto destinado a salvar la vida de la madre). Y mi razón para pensar así es bastante buena. Primero, que yo no sé lo que haría (para qué voy a engañar a nadie, no me he enfrentado al caso). Pero sé lo que debería hacer, y esto es más que suficiente para actuar. Total, el argumento de "¿y tú que harías si te pasase a tí? ¡Seguro que abortarías!" es una solemne bobada. Por ejemplo: si yo estuviera casado y entrase en mi casa para ver mi lecho profanado por el adulterio de mi mujer con otro hombre, quizá perdería la pinza y haría alguna desfachatez. No obstante, a ningún ser humano sensato se le ocurriría despenalizar los crímenes pasionales en base a un argumento tan endeble. Igual debería pasar con el aborto.

Segundo, que me entristece observar cómo los que constántemente justifican poner fin a la vida de los seres humanos mientras aún están dentro del vientre de sus madres alegando los perjuicios que dejarlo nacer causaría a otros no suelen nunca pensar por un momento en los perjuicios que se le causan al que por culpa del aborto no nacerá. Siendo cierto que los padres pueden tener mucho que perder, más pierde el nasciturus abortado. Pues a éste se le quita absolutamente todo. No solo lo que ya es, sino además todo lo que podría llegar a ser si se lo dejase vivir. Es verdad que dentro de ese último apartado probablemente habrá cosas malas. Difícilmente una vida humana puede quedar libre de la contrariedad. Ahora bien, siendo cierto que se le garantiza al no nacido abortado que jamás se enganchará a la droga ni sufrirá desengaños amorosos ni fracasos profesionales, lo cierto es que igual que se le evita lo malo se le arrebata ilegítimamente lo bueno. Y lo mejor, que muchas veces es la superación de la adversidad.

La defensa del aborto constituye siempre un despropósito, se mire como se mire. ¡Dios nos ayude a superar esta terrible etapa de confusión! Al final, la Vida humana habrá de prevalecer de nuevo, y con ella los otros muchos derechos de los que ésta es soporte. IHS

domingo, 15 de diciembre de 2013

¿QUÉ SANTIFICAMOS? ¿LAS FIESTAS O EL TRABAJO?

A TODO EL QUE LE GUSTE LO QUE LEYERE, QUE LO DIVULGARA A TRAVÉS DE CUALQUIER MEDIO DISPONIBLE YO LE PIDIERE. ¡DIFUSIÓN ES PODER!

La verdad es que, si soy sincero, he de confesar que a mi que la concesión a los negocios de libertad para decidir mantener abiertas sus puertas domingos y festivos, contra la que claman muchos de mis hermanos de fe católicos denunciándola como esclavismo solo no me parece esclavismo, sino que para mi se trata incluso un pequeño triunfo de la libertad en el marco de un Estado secular. Me explico: la idea de la necesidad del descanso es una idea cristiana (por más que pueda haber estado presente en otras tradiciones culturales y religiosas), y cristiano es también el ubicar el citado descanso el domingo.

Yo soy cristiano, y a mi, en virtud de la que es mi concepción moral (que estimo verdadera con exclusión de todas las demás en la medida en que las otras concepciones no concuerden con aquella a la que yo me adscribo), me parece evidente que mantener en funcionamiento los negocios ininterrumpidamente eliminando todo descanso está mal y es hasta aberrante. De la misma manera que me horrorizaría que se situase el descanso en un día diferente del domingo, que es el Día del Señor.

Ahora bien, vivimos en un Estado laico en el que a nadie se le obliga a nada en materia de religión (y yo soy partidario de que así sea, pues considero que el Estado jamás ha de reprimir religión alguna cuyas enseñanzas no atenten por su propia naturaleza contra la posibilidad de una convivencia pacífica entre las diferentes comunidades de que se compone una sociedad -de ahí la imposibilidad de tolerar religiones como el Islam-). Sin embargo, no serviría de nada que el Estado autorizase a que las personas decidan libremente si ser o no ser cristianas si se considerase con el derecho de obligar a los que no son cristianos a vivir como si lo fuesen. Entre eso y el confesionalismo puro y duro creo que casi me quedaría con el segundo, por una cuestión de estética y de honestidad.

A los paganos no se les deben imponer los comportamientos que resultan moralmente aceptables desde una perspectiva cristiana más que en la medida en que esto sea estrictamente necesario para garantizar la paz social (Vg.: aunque muchos paganos relativizan la dignidad de la persona humana y el valor de su vida -especialmente en el caso de los no nacidos a los que se extermina mediante la nefasta práctica del aborto-; esa no es razón para dar barra libre a sus despropósitos con la excusa de que actúan de acuerdo a lo que les dicta su conciencia -que, en este caso, no merece ser tomada en consideración, por lo evidente y potencialmente mortífero de sus yerros-).


Y, generalmente, las maldades que hacen peligrar la paz social son únicamente las que afectan directamente y de manera injustificada a terceros que no han elegido ser perjudicados por ellas. Fuera de estos supuestos, las malas acciones han de ser toleradas por el Derecho, por más que nos pesen, que no nos gusten y que hasta nos parezcan constitutivas de inmoralidades de la peor especie (Vg.: entiendo que el Estado no existe para perseguir el adulterio -pese a que éste me parece moralmente reprobable-, porque la vigencia del matrimonio canónico a efectos prácticos entre los cónyuges es cosa que les compete a ellos, correspondiendo reclamar el pago del precio debido por las infidelidades solo ante Dios).

Es por todo lo anterior que, pese a que mi opinión acerca de lo que supone la supresión de los días de descanso de la actividad comercial es la de que esto sería inmoral; a la vez me veo obligado a reconocer que se trata de una inmoralidad que tanto yo como el conjunto de los hombres morales y respetuosos de la Libertad estamos moralmente obligados a no impedir empleando el poder coercitivo de la autoridad pública. La actividad económica solo debe intervenirse y regularse en la medida en que esto sea necesario para salvaguardar los derechos elementales de los seres humanos (y, más específicamente, de los trabajadores asalariados).


Evidentemente, nadie está aquí planteando darle plenos poderes al empresariado para decidir como cada cual regula su relación con los trabajadores (lo que no quita que estaría bien emprender algún tipo de reforma constitucional que nos permitiese flexibilizar lo más posible dentro de unos límites razonables nuestro ordenamiento jurídico en su vertiente laboral, para que este pueda dar cabida al derecho a que el despido se rija por lo establecido voluntariamente entre el empresario y sus trabajadores a través de contrato -incluso si las que se acuerdan son condiciones de despido libre-).

En definitiva, que soy de la opinión de que, con carácter general, un empresario debe poder abrir su negocio siempre y cuando le apetezca hacerlo; siempre y cuando el trabajo de sus empleados no trascienda de ciertos límites razonables (no es aceptable reducir o negarle el descanso a los trabajadores más que en caso de la medida sea consensuada con éstos -y aún en estos casos cuando se observen ciertas condiciones que impidan que una concesión puntual se transforme en una vinculación irrescindible cuya violación por parte del trabajador pueda acarrearle represalias por la parte de su patrón-), y la libertad religiosa de éstos quede debidamente salvaguardada (yo, como cristiano, no le reconozco a nadie poder para privarme en nombre de mis obligaciones laborales de la posibilidad de cumplir mi deber para con el Tercer Mandamiento -"Santificarás las fiestas"-; razón por la cual reclamo mi derecho a asistir a los oficios sagrados que se celebran durante todos y cada uno de los días de precepto establecidos por la Santa Madre Iglesia).


El último de los puntos citados es particularmente importante, dado que servidor considera que el no tocar las narices en materia de religión y de conciencia a quienes nada han hecho para merecer ser molestados es la base de toda paz social que se pretenda a un tiempo viable y cimentada sobre la Justicia. Por eso acepto que cada cual elija libremente si santificar las fiestas que yo si creo que se deben santificar, pero no acepto la "santificación" del trabajo (al menos tal como la entiende el empresariado depredador que traslada sus empresas a Estados esclavistas como China), y menos aún si del mio se trata y si otros se atreven a santificar lo que yo no santifico a costa incluso de los deberes de los creyentes el Señor Jesucristo. IHS

MANDELA. EL CABALLERO OSCURO

A TODO EL QUE LE GUSTE LO QUE LEYERE, QUE LO DIVULGARA A TRAVÉS DE CUALQUIER MEDIO DISPONIBLE YO LE PIDIERE. ¡DIFUSIÓN ES PODER!


Todo el asunto este de la muerte de Mandela me ha hecho acordarme del final de "Batman. El Caballero Oscuro". Y lo que he sacado de todo esto es lo siguiente: que ni era el héroe que Sudáfrica y el mundo se merecían, ni era el que necesitaban en este momento de la Historia.

Más nos vale no conformarnos con tan poca cosa como fue Mandela en el mundo que acaba de abandonar. ¡Aspiremos a volar un poco más alto! Cuando escucho hablar de ese señor como el personaje más importante de todo el pasado siglo no sé si me voy a partir de risa o si se me va a partir el corazón de tristeza a la vista de la imbecilidad manifiesta que constantemente traslucen sus adoradores.

No voy a juzgar propiamente al personaje porque no sé si sus intenciones eran buenas o no. Así que, ante la duda, pensaré bien de él y consideraré que, aunque muy equivocado desde mi perspectiva, defendía lo que él creía mejor para su país, para África y para la Humanidad. Sin embargo, eso no justifica la miseria en la que se ha instalado en tiempo record la Sudáfrica post-apartheid. Es evidente que la tricentenaria dominación blanca fue un desastre moral para el país de Mandela (aunque es importante aclarar que no fue mala tanto por ella misma como por la poca preocupación que se mostró por la elevación cultural y moral de la mayoría negra bantúe y bosquimana a la que los bóers y anglosajones dominantes podían haber intentado educar un poquito en la tradición cultural cristiana y occidental -como hicieron, para su eterna honra, los españoles con los indios en América-). Ahora bien, no entiendo por qué nadie debería estar contento de que en Sudáfrica se haya pasado del desastre moral que supuso el apartheid al desastre material que está siendo la Sudáfrica "igualitaria" inaugurada por Mandela y regida por sucesores suyos que pertenecen al mismo partido que él. Que, por cierto, también es un desastre moral en sentidos diferentes de aquel en el que lo era antes. Mandela sustituyó la ignominia racista por la ignominia abortista (cuyas principales víctimas, por cierto, son los propios negros cuya "defensa" encumbró a la fama mundial al personaje).

Hasta hace apenas un cuarto de siglo, Sudáfrica era la mayor potencia africana y un país técnicamente avanzado que constituía un referente en muchos sentidos en el escenario internacional (¡qué duda cabe de que un régimen inmoral en ciertos aspectos puede ser encomiable en muchos otros!). Desde que "Madiba" asumió las riendas ha tenido que sufrir la ingrata experiencia de contemplar cómo los Gobiernos del Congreso Nacional Africano la han convertido en un país plagado de SIDA, de corrupción político-administrativa generalizada y de espeluznantes agresiones contra la minoría de origen europeo y éxodo cada vez mayor de la misma (lo que es malo porque, guste o no, esa minoría, además de a los tradicionales explotadores de los negros y su descendencia, engloba también dentro de sus filas a los sudafricanos más preparados, más cultos y con más dinero para invertir en el que también es su país). A lo que se suma la presencia creciente del Islam, que cada vez está más extendido en el país, con todos los problemas que eso apareja para toda sociedad, especialmente en lo que respecta al previsible aumento del odio religioso.

Y si todo lo anterior es bastante malo, también sucede que el paso de Mandela por el poder ha dado pie a una comprensible reafirmación de los negros sudafricanos en una tradición cultural por la que entiendo que puedan sentir cierto apego (al fin y al cabo, es la suya propia, y es difícil renegar de lo propio, por malo que sea), pero que a la vez es causa de su ruina como nación, hasta el punto de que lo que mejor les iría sin duda es desterrarla para siempre y sustituirla por la tradición europea y cristiana que no dudo ni por un momento que sus dominadores sajones y bóers calvinistas deberían haberles enseñado mejor (tres siglos tuvieron para hacerlo). Aunque solo sea porque estoy seguro de que esa tradición -incluso en su devaluada versión herética protestante- es la única que podría contribuir eficazmente a garantizar su propia felicidad. ¡Y no es un deshonor recibirla desde fuera! ¿Acaso no recibió Europa misma la fe cristiana (y seguramente también la civilización) del Oriente Próximo egipcio y mesopotámico? A mí esa me parece una buena razón para que el don que se nos hizo en el pasado procuráramos hacérselo nosotros a los demás pueblos. IHS

UNA LISTA DE VERGÜENZA

He aquí una lista bastante idiota de las 20 personalidades más grandes de la Historia que aparece en http://religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=32754:


1. Jesús de Nazaret
2. Napoleón Bonaparte
3. Mahoma
4. William Shakespeare
5. Abraham Lincoln
6. George Washington
7. Adolf Hitler
8. Aristóteles
9. Alejandro Magno
10. Thomas Jefferson
11. Enrique VIII de Inglaterra
12. Charles Darwin
13. Elizabeth I de Inglaterra
14. Karl Marx
15. Julio César
16. La Reina Victoria de Inglaterra
17. Martín Lutero
18. Iosif Stalin
19. Albert Einstein
20. Cristobal Colón

De los diez primeros, a lo sumo merecen estar en tan alto pedestal Jesucristo, Mahoma, Aristóteles y Alejandro. Entre los veinte primeros, no desmerecen Napoleón, Lincoln, Hitler, Darwin, Marx, Colón, Einstein o Stalin. Más arriba de lo que está merece que se lo ponga Lutero. Y muchísimo más arriba que nadie (con la excepción de Cristo y quizá de Mahoma) debería ubicarse segundo o tercero el gran Cayo Julio César. Eso por el lado de los que aparecen en la lista.

Porque otros muchos no aparecen. ¿Dónde está uno que ha influído en el mundo que hoy conocemos mucho más que los anteriores? ¿Cómo no aparece Augusto, sucesor de César y primer emperador romano, gracias a cuya obra el Imperio duró en Occidente casi medio milenio y en Oriente casi un milenio y medio? ¿Y Buda, que quizá sea el personaje histórico más trascendente que ha dado Asia? ¿Y Gengis Khan, que seguramente sea el mayor conquistador de la Historia y el más grande entre todos los bárbaros que han amenazado a la civilización? ¿Y Confucio y Lao Tsé, que fueron los grandes organizadores sociales de China? ¿Y Carlomagno, que fue el más grande de todos los monarcas medievales europeos y de cuyo Imperio dividido en el Tratado de Verdún (843) proceden directamente las actuales Francia y Alemania? ¿Y Homero, creador de obras inmortales como "La Ilíada" y "La Odisea"? ¿Y Pericles, en quien se encarna el periodo áureo de Atenas? ¿Y Temístocles, cuyo genio salvó de la ruina a toda la Hélade en la guerra contra los persas? ¿Y San Pablo, el Apóstol de los gentiles y principal artífice humano de la difusión del Cristianismo? ¿Y Newton, que en su tiempo revolucionó la física? ¿Y los Reyes Católicos, que forjaron la grandeza de España y patrocinaron a Colón? ¿Y los hermanos Macabeos -Judas, Jonatán y Simeón; hijos todos del gran Matatías-, que evitaron que Antíoco IV Epífanes llevase a término sus deleznables propósitos de helenización de Israel y que por ende impidieron la desaparición del culto monoteista de encima de la superficie de la Tierra? En fin, si yo hiciera la lista, sería muy diferente. Pero, afortunadamente, tengo el suficiente seso como para saber que ni siquiera el mayor erudito podría establecer claramente quienes fueron los más grandes e importantes personajes de la Historia. Hay ciertas cosas que solo las puede saber Dios.

¡Así que preguntémosle a Jesucristo que piensa de todo esto! Desde luego, la primera posición que ostenta el Señor, Dios y Redentor de todos los hombres es indiscutible, y no solo para los que creemos que fue la Encarnación de la única Divinidad... Por Él contamos los años. ¿Necesitamos otra demostración? Que sirva ésta. Comparándolo con otros fundadores religiosos o modeladores sociales, es fácil reconocer que, aunque Confucio o Mahoma han influído tremendamente en la cultura china o musulmana -y seguramente si se preguntase a esa gente pondrían a esos dos por encima de Cristo-, apenas han tenido peso entre nosotros. Por el contrario, la cultura de Occidente se ha hecho sentir y ha sido parcialmente copiada en todas partes. A través de ella Cristo se ha convertido en un personaje al que tienen presente todas las culturas del mundo, con independencia de que dichas culturas se hayan empapado del cristianismo o hayan permanecido paganas. Seguramente un chino, un hindú o un musulmán no lo tengan por el primero, pero le reconocerán espacio entre los cinco primeros, cosa que no puede decirse de ninguno otro. Porque de Él hemos hablado mucho a todos los que hemos conquistado y/o aculturado. ¡Ya si para bien o para mal, si con sinceridad o invocándolo de manera hipócrita, esos son temas que quedan para los historiadores profesionales! IHS

¿QUÉ HACER CUANDO UN AMIGO TE DEJA TIRADO?

[Antes de leer este artículo, échenle un vistazo a este vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=3QAekd5A1iI]

Espero nunca jamás volver a tomarme la molestia enorme que me ha supuesto en el pasado intentar mantener vivas mis relaciones con esas personas a las que, de repente, sin previo aviso, pareces molestar o interrumpìr cada vez que tienes la iniciativa de reanudar con ellas un contacto que, por unas cosas o por otras, se ha visto interrumpido desde hace ya meses, y hasta años. ¡Esa es una valiosa lección que durante los últimos tiempos me ha enseñado la vida! Aunque quizá no todo lo rápido que me habría convenido, pero mejor tarde que nunca. ¿Para qué darse tanto trabajo? ¿Para sentir en todo momento que sobras en la vida de alguien a quien tuviste entre los mejores? Porque el problema no es estarse sin ver a alguien por mucho tiempo. Mis amistades no dependen del número de veces que veo al año a los que más quiero. Lo que verdaderamente a mi me sabe mal y me parece feo es sentir que se te trata como si estuvieras fuera de lugar en la vida de la persona a la que sientes que una vez le importaste. Aunque ya uno duda. ¿Sería todo mentira?

Cuando tú sabes que, pasara lo que pasara, el alejamiento que experimentaste en relación con otra persona no fue culpa tuya y tú nada hiciste que justifique la reacción que ese falso amigo ha tenido contigo al hacerte el vacío, lo mejor que puedes hacer es seguir durmiendo con la conciencia tranquila. No entro ya en lo de ser sincero con aquellos que es evidente que no tienen el menor interés por saber cómo te va la vida. Siempre es un gustazo, en caso de que vuelvas a verlos, no ocultar lo poco satisfecho que estás con su comportamiento. ¿Que se lo toman mal? Pues dice el refrán que "quien se pica, ajos come".

El problema es que pienso que actuar así es hacer gala de una sinceridad que quizá el tipo de individuos de las que estoy hablando no merecen que tengas con ellos. Es verdad que no es cristiano mentir. Por eso, mi consejo es el siguiente: Si te preguntan, díles lo que piensas. Si te apetece, diles lo que piensas. Pero si ni te preguntan ni a ti te apetece contarles lo que no merecen que tú les hagas saber, no vayas corriendo en pos de ellos para anunciarles la verdad -esto es, lo legítimamente despegado de ellos que te sientes-. Sería darles una importancia que no deben tener en tu vida. Por respeto a tí mismo y también a tus verdaderos amigos.

El trago nunca es agradable. Sin embargo, se lo debes a los que siempre han estado a tu lado y han sabido demostrarte que nunca te han olvidado y que nunca te olvidarán. Es una forma de compensarles por el tiempo que no disfrutaste en su compañía porque lo consumiste preocupado por asuntos relacionados de una u otra forma con la persona que te falló. Un premio para todos aquellos que han ganado una estantería propia y perdurable en el archivo de tus recuerdos. Estantería, en el caso de estos últimos, cuya más importante carga es el cariño que los buenos amigos te deben inspirar siempre. IHS

BLASFEMAR NO DEBE SALIR GRATIS


A TODO EL QUE LE GUSTE LO QUE LEYERE, QUE LO DIVULGARA A TRAVÉS DE CUALQUIER MEDIO DISPONIBLE YO LE PIDIERE. ¡DIFUSIÓN ES PODER!

El presente artículo viene motivado por una imagen. Nada más y nada menos que la siguiente:




Si Dios quiere (y estoy seguro de que querrá), llegará el día en que esta repugnante blasfemia costará muy caro a quienes produciendo este tipo de material o compartiéndolo se mofan y befan de los más hondos sentimientos que hacia la Madre de Dios albergamos los que creemos en Él. Cosificar a la mujer es algo que nunca recibirá mi aprobación, y me la pela que por ello me llamen puritano o cosas peores. En mis relaciones con el otro sexo, prefiero quedarme corto que pasarme de frenada. Puede que eso a veces no ayude a encontrar a nuestra otra naranja, pero nos ayuda a vivir con honor. Divertirse con cosas tan vulgares y de mal gusto como ésta es una falta de respeto hacia las personas a las que convertimos en medios para nuestro placer, pero nos envilece y esclaviza ante todo a nosotros mismos. En definitiva, que a mi esta exaltación del puterío me ofendería y me asquearía incluso de no mediar el insulto a lo sagrado, cosa que creo que seguramente habrá quedado suficientemente clarita.

Sin embargo, no es por eso por lo que he estallado. El momento en el que se me ha hecho absolutamente imposible e inaceptable tragarme la procesión que me recorre por dentro fue aquel en el que me di cuenta de que se había utilizado un icono sagrado para colocarlo en uno de los sitios que menos podría corresponderle. El culo de una morenaza comprendo que sea cosa que nos guste a muchísimos hombres y haga que los ojos se nos salgan de las órbitas de puro deseo (qué duda cabe de que no estamos hechos de pìedra y de que a casi todos nos seduce la carne en mayor o en menor medida), pero no es ni será jamás un lugar adecuado para ubicar una imagen de Santa María siempre Virgen. A la que hoy, más que otras veces, le suplico que ruegue a su divino Hijo por todos nosotros. Digo "por todos nosotros" porque, aunque critique con frecuencia los pecados de otros, procuro no olvidar nunca que yo también necesito perdón y que quizás precise de él mucho más que aquellos a quienes afeo la conducta. IHS

DISCUSIÓN INÚTIL SOBRE EL ABORTO

A TODO EL QUE LE GUSTE LO QUE LEYERE, QUE LO DIVULGARA A TRAVÉS DE CUALQUIER MEDIO DISPONIBLE YO LE PIDIERE. ¡DIFUSIÓN ES PODER!

He estado esta tarde comentando el estado de Facebook de un buen amigo en el que se hablaba acerca del polémico libro "Cásate y sé sumisa", de Constanza Miriano. Iba a escribir un segundo comentario, pero prefiero hacer de esto un estado. Sobre todo porque hay interlocutores con los que vale la pena intentar comunicarse y otros con los que no. En este caso, no valía la pena. Cuando una persona no sabe razonar, simplemente es que no sabe. Y se trata de algo que no se puede enseñar. O al menos no a través de las redes sociales.

Eso exactamente es lo que sucedía con mi interlocutor. Su problema es que no me ha ofrecido ni una sola razón digna de ser tenida en cuenta para defender su posición (a saber: que el libro de la señora Miriano debe ser prohibido en nombre de la dictadura de lo políticamente correcto, que no es tiranía diferente de la que está llamada a ejercer la Bestia a que se hace referencia en el Apocalipsis). Lo único que ha hecho es marearme con normativa comunitaria que, según esta persona (y, desde luego, no fío nada en absoluto de su criterio), justificaría desde la perspectiva del Derecho la censura de la obra de la autora italiana.

Yo lo que me pregunto es: ¿Por qué creería mi oponente que un comentario en el que lo único que hace es invocar en defensa de su totalitario y liberticida punto de vista una montaña de reglamentos y directivas de la Unión Europea aportaría algo al debate que estábamos manteniendo? Aquel pasado intercambio de ideas no se centraba en torno al "ser" de las cosas -que tampoco creo que todavía sea el que sugiere nuestra interlocutora, aunque vayamos por desgracia camino de ello-. De lo que estábamos hablando era de cómo creemos nosotros que las cosas "deben ser". La salida que tuvo equivaldría a la que tuviera en una conversación sobre el Holocausto un contertulio que lo defendiese por ser legal conforme a la juridicidad nazi que rigió en Alemania durante los años del totalitarismo hitleriano; o una que lo criticase alegando que no se ajustaba al ordenamiento de la República de Weimar vigente cuando el cabo bohemio ascendió a la Cancillería. ¿Serviría eso acaso de base realmente valedera para estar a favor o para estar en contra de lo que hizo Hitler?

Lo cierto es que no. Porque no estábamos hablando en términos de legal/ilegal; sino de justo/injusto. Y cuando se habla en clave de justo/injusto a mi, al menos (y creo que no soy el único) me la pela totalmente lo que se suponga que sea legal o ilegal. Impedir la práctica de un aborto jamás dejará de ser bueno, por más que en el mundo entero se decidiera legalizar el Holocausto de los no nacidos. E intentar poner fin a un genocidio jamás estará mal, por más que el genocidio que se comete sea conforme a las leyes del país en el que tuviera lugar tal aberración.

De todas maneras, que nadie se sorprenda de la perfecta demostración de falta de juicio que acaba de correr a cargo de mi replicante. ¿Podía esperarse algo diferente de un pagano beligerante, perteneciente a ese grupo de personas que parece que se considerasen a sí mismas en perpétua guerra contra la voluntad de Dios y contra la Racionalidad perfecta y con mayúsculas que se sobreentiende caracteriza a nuestro Creador? Como decía el gran Chesterton, los seres humanos, en el momento en el que dejan de creer en Dios, empiezan a creer en cualquier cosa. Y yo a esa gran verdad añado que además lo hacen con notable gozo, en la medida en que sus creencias -por irracionales, irrazonables e insensatas que sean- les sirven de excusa a sus propios y necios ojos para justificar su falta de fe en las verdades reveladas a los hombres por el Altísimo.

Esos paganos (y una persona que habla como la que ocasiona este estado se cuenta entre ellos -con independencia de lo que esa misma persona afirmara respecto de sus creencias íntimas-) no tienen bastante con descristianizar el mundo ocasionándole un infinito daño que seguramente se volverá contra las mismas personas que propugnan esta gran maldad. ¡Si por estos enemigos de la Verdad fuera, se descristianizaría también la fe que desde hace veintiún siglos enseña la Iglesia Católica, y hasta la misma figura de nuestro Maestro! Pues eso es lo que quieren: que la fe que profesamos quede vacía de todo contenido más allá del que impongan en cada ocasión histórica distinta las pasajeras modas del momento. De ahí la necesidad que tienen de emprender toda esta patética persecución de un libro en el que lo único que pretende su autora es exponer lo que tanto ella como muchos otros consideran que es la enseñanza cristiana acerca del matrimonio que nos fue transmitida a los creyentes por San Pablo, y que a éste le fue revelada por nuestro Señor, Dios y Salvador Jesucristo. Bendito sea el Apóstol de los Gentiles, y más todavía el Mesías Redentor que lo eligió para ocupar la alta posición que le fue encomendada. Así sea. IHS