domingo, 9 de diciembre de 2018

OBJETIVOS Y EXPECTATIVAS DE VOX



Sobre lo que VOX debe hacer en la Bética tras sus excepcionales resultados electorales del pasado día 2 de diciembre, he escrito mucho en el anterior artículo. Y aún así creo haberme quedado corto. Tal vez el día después todavía habría añadido alguna consideración relativa al partido, si C's o PP, al que convendría más exaltar a la Presidencia de la Junta. Sin embargo, vistas las declaraciones altamente contradictorias y lamentables de dirigentes de ambas fuerzas políticas en lo que respecta a VOX, me abstengo de opinar en una cuestión que a mi, personalmente, me da del todo lo mismo. Me trae sin cuidado que se invista a Juan Marín o a Juan Manuel Moreno Bonilla, o a quien finalmente decidieran estos dos partidos mientras la alianza de Gobierno resultante sea un Tripartito Hispanista Bético que se consagre a desmantelar las redes clientelares asentadas a lo largo de 36 años por el PSOE bético con sus socios ocasionales del PA, IU y el propio C's. Ahora bien, me permito insistir de vuelta en que la actitud de C's y la del PP prueba a todas luces que, si se quieren destruir las estructuras de voto cautivo del PSOE sin que naranjitos y azulones las sustituyan por las propias, y, más importante aún, si se quiere revertir en el terreno de lo ideológico el zapaterismo y el alandalusismo en la Bética y comenzar a impugnar la visión estúpida y nefasta que Blas Infante tenía de la tierra que lo vio nacer, es estrictamente necesario que VOX entre en el Gobierno con toda la fuerza que exige su resultado electoral.

Entrar en el Gobierno no solo es la única forma de garantizar un cambio real, sino que también es la forma de que se haga patente a todas luces la magnitud de ese cambio. Es conseguir que esa misma Bética históricamente demonizada en toda España por el electorado potencial de VOX (así como por una clara mayoría de los electorados del PP y C's), que ha visto en ella la encarnación misma del Mal representado por el "PSOE Eterno", pase a convertirse en referencia para todos aquellos que ansían en España desandar el camino nefasto que el país ha recorrido desde que las 192 víctimas de los atentados terroristas del 11 de marzo de 2004 sentaran las bases sobre las que se instauró en nuestro país el zapaterismo.

Si VOX sabe gestionar debidamente su propio éxito, la Bética podría llegar a protagonizar lo que yo denomino una "Operación Omar Ben Hafsún", en referencia al rebelde muladí que, en el siglo IX y principios del X, se rebeló exitosamente contra el poder de los Omeyas cordobeses, y que, sobre todo a raíz de su retorno a la Fé cristiana de sus ancestros hispanogodos (se bautizó como Samuel), estuvo por unos años a punto de poner fin a Al-Ándalus por la vía de lo que, de llegar a culminar con éxito, habría supuesto toda una Reconquista interior (esto es, la restauración del orden cristiano por medio de una revolución religiosa interior dentro del propio Emirato andalusí), que habría podido hacer del todo innecesaria la restauración del poder cristiano a través de la Reconquista exterior que contra Al-Ándalus protagonizarían finalmente los Reinos y Señoríos del Norte que permaneció libre del poder musulmán o se libró de él sin apenas haber experimentado islamización. Los de Santiago Abascal podrían conseguir algo semejante, como lo sería iniciar la destrucción del zapaterismo a través de una rebelión coronada con el éxito nada más y nada menos que en el que a lo largo de estas cuatro décadas ha sido considerado con razón como su baluarte principal.

Indudablemente, entrar en el Gobierno bético tiene sus riesgos. Implicaría una mayor probabilidad de plena asimilación por parte de VOX de los malos usos y modos propios de los partidos tradicionales, por no hablar directamente del riesgo de que cargos de VOX protagonizaran sendos y vergonzosos casos de corrupción. También implicaría el riesgo de compartir el descrédito de un Gobierno mediocre, o de decepcionar a sus votantes en el caso de que la reversión de ciertas políticas (fundamentalmente las ideológicas) no se efectuara con la contundencia necesaria. Y, como no, asumir ahora el Gobierno bético, implica la posibilidad de que dentro de solo cuatro o menos años los medios, en lugar de hablar del espectacular crecimiento de VOX; hablen de su debacle electoral, de la restauración vía elecciones de la dominación socialtontócrata y/o boludo-chevique y alandalusista en la Bética, o de ambas cosas a la vez. Todo esto puede animar a mantener distancia y permanecer como mero observador de lo que a partir de ahora suceda una vez puesto fin al más importante Gobierno autonómico en manos de la social-tontocracia ultrazapateril (digo ultra, porque en mayor o menor medida, y como ya han argumentado autores como Pío Moa, zapateriles eran todas las formaciones parlamentarias hasta el momento en que VOX ha puesto fin al monopolio que venían ejerciendo desde por lo menos el desgraciado Congreso pepero de Valencia sobre la representación política electa).

¡Craso error! Y no menor por comprensible. Hay ocasiones en las que hay que jugársela al todo o nada. VOX tiene mucho que perder, pero vale la pena arriesgarlo porque España no puede permitirse un VOX que se limite a conservar lo que ha ganado. Está muy bien para una primera elección, pero no vale nada de cara a cambiar sustancialmente la realidad política y social de la Bética ni de España en su conjunto. VOX debe crecer mucho más, y debe procurar dejar atrás lo antes posible el sambenito de muleta o de socio menor. Entrar en el Gobierno como un igual y en proporción a sus resultados electorales es seguramente la mejor forma de conjurar estos riesgos. Y entrar en el Gobierno bético sería una buena manera de empezar, porque implicaría que VOX, nada más estrenarse en un Parlamento autonómico, lo hace para gestionar un poder mayor que todo el que en Francia ha reunido en tres décadas el Frente Nacional de los Le Pen o que el que nunca alcanzara el UKIP británico. O que el que actualmente ejerza en Alemania AfD, que no es parte en el Gobierno de ningún Länd.

Entrar en el Gobierno bético es la única forma algo seria de garantizar, como afirmo líneas arriba, que se empezarán a llevar a cabo una serie de cambios que tan desesperadamente necesita España, empezando por el Sur. Y no solo por supervisar VOX directamente la manera en que ciertas políticas son aplicadas desde el poder, sino también porque la entrada de VOX en el Gobierno bético dificultaría una hipotética traición del PP y C's, a los que les resultaría mucho más difícil dejar de apoyarse en VOX que si esta se limitara a permanecer en la sombra como apoyo parlamentario externo al nuevo Gobierno. Si VOX opta por el apoyo externo, y en un momento dado PP y/o C's se arrepienten y prefieren entenderse con el PSOE; esto puede pasar relativamente inadvertido dentro y fuera de la Bética. Si, para desentenderse de los compromisos adquiridos con VOX, el PP y C's provocan una grave crisis de Gobierno con expulsión incluida de Consejeros de VOX del Ejecutivo autonómico, seguramente las necesarias componendas de naranjitos y azulones con el PSOE o PODEMOS y su traición de unos u otros a la voluntad de cambio de sus propios electorados (así como a ciertos postulados ideológicos que una mayoría del electorado del PP comparte en medida nada despreciable con VOX) se pondrían más claramente de manifiesto, lo que cabe creer de manera fundada que les pasaría una pesada factura en próximas elecciones, dentro y fuera de la Bética.

Por si lo anterior fuera poco, entrar en el Gobierno bético también implicaría ganar necesaria experiencia de Gobierno en la que, solo detrás del Estado Central y si acaso de Cataluña, es la mayor Administración Pública que hoy existe en nuestro país. Una experiencia que PODEMOS casi no tiene (solo participa de los Gobiernos navarro y castellano-manchego), y que C's de momento tampoco (si bien está bastante más claro que en el caso de VOX que ahora por fin va a estrenarse, ya que Juan Marín tiene cara de no ser capaz de pasarse los próximos cuatro años sin al menos "su" Vicepresidencia y una Consejería). Asímismo y por lo dicho, entrar en el Gobierno bético ayudará a VOX a formar no solo cuadros dirigentes, sino, y esto es más importante cuadros dirigentes con experiencia de gestión directa de los asuntos públicos en una Administración Autonómica de tamaño mayor que la de muchos Estados. Y tener la oportunidad de consagrar su carácter firmemente enraizado en el territorio bético, y de rebelarse contra lo establecido de manera mucho más eficaz de lo que podrían hacerlo limitándose a un timorato apoyo a un nuevo Gobierno de C's y PP desde sus escaños parlamentarios.

Aquí es necesario hacer una aclaración: que no es lo mismo hacerse reo de los necesarios "crímenes" y "sacrilegios" que VOX habrá de cometer contra los "sagrados" dogmas de la socialtontocracia, el boludo-chevismo o el alandalusismo desde un escaño parlamentario que desde una Consejería de la Junta. Impresiona más el boicot a la figura maldita de Blas Infante patrocinado desde la propia Junta de la Bética a la que da la bandera, que desde los asientos que el menor Grupo Parlamentario tenga en el Parlamento regional. A los Diputados de VOX podrán motejarlos de "mesetarios" (el término de moda en el mundillo alandalusista para remarcar su visión de España como algo foráneo y ajeno a la Bética), pero se hace difícil pretender que tus propios gobernantes nacidos en la Bética y que aparecen por televisión haciendo las pertinentes declaraciones con el acento más o menos marcado de la tierra que les vio nacer son gente ajena y de fuera. No habría forma seria de negarle a VOX la condición de fuerza igual de bética que cualquier otra, y se dificultaría mucho todo discurso encaminado a dar de ellos imagen de forasteros.

Se demostraría hasta qué punto era cierto el discurso de la resistencia a lo largo de estas cuatro décadas de pesadilla en la forma de oficialismo socialtontócrata y corrupto (además de, en los últimos quince años, ultrazapateril) que ha tenido que soportar la región: que no toda la Bética era ni ha sido nunca el PSOE; que la visión oficial que de la región tienen sus gobernantes es tan discutida y discutible como España pudiera serlo para ZP en el pasado o lo es para PDRO SNCHZ y Pablo Iglesias en el presente; y que los que consideramos que la actual Andalucía es heredera de la Bética romana (hasta el punto de merecer recuperar su nombre) y en ningún caso de Al-Ándalus no somos una minoría ridícula, sino un buen puñado de gente capaz de influir en la política de su región, y por ende en la del resto de España. Esta actitud valiente y decidida, en la línea de la lucha conservadora que se da en los EEUU desde hace décadas a propósito de la identidad del país, y de causas tales como las de la vida y la familia, rendiría frutos que sobrevivirían incluso a la hipótesis plausible de que en el futuro la Bética vuelva a manos del PSOE o pase a las todavía peores de PODEMOS (igual que en EEUU todas esas causas han sobrevivido la dura prueba que para ella han supuesto mandatos como los del Presidente Obama y florecen ahora al amparo de toda una lucha política hoy acaudillada brillantemente por el Presidente Trump). La resignación y la apatía que durante toda mi vida han caracterizado a la Bética como vagón de cola de España serían definitivamente enviadas a donde corresponde: al basurero de la peor Historia.

Una vez reafirmada la idea expresada en el último artículo, quiero hacer referencia a las expectativas electorales que VOX alberga de cara a próximas convocatorias electorales. El éxito arrollador andaluz le da motivos de sobra para la felicidad, pero a la vez obliga a la cautela, y exige tener presente que no todo el monte es orégano. Lo que fácil llega, fácil puede irse. Y el incuestionable éxito de VOX en un determinado lugar del país como es la Bética no significa automáticamente que ese mismo éxito se reproduzca en todas partes de España. Es más, cabe incluso cuestionar que eso sea deseable, y esa es otra de las razones por las que VOX habría de entrar en el Gobierno bético y aprovechar a fondo la experiencia ganada en él. A VOX lo que debería interesarle es que la Bética se convierta en uno de los fortines electorales del partido. En parte por su simbolismo, y en parte por su importancia práctica, pues es la región que más escaños y fuerza en el conjunto de España habrá de dar a VOX y habrá de restarle a sus peores enemigos ubicados en el espectro ideologico ultrazapateril tanto socialtontócrata como boludo-chevique y alandalusista, incluso después de que las elecciones próximas de mayo certifiquen, como se espera que ocurra, el crecimiento de VOX en toda España. Hipótesis que, además, no me parece nada peregrina.

En toda España se tiende a olvidar que la Bética, en realidad, no solo no es sinónimo de revolución, sino que es sinónimo de poder establecido. En cierto modo, la Bética era hasta ahora la región más conservadora de España, por delante incluso de Castilla la Vieja o La Rioja. Ahora bien, en realidad al hacer referencia al profundo conservadurismo de la Bética no hago referencia solo a su tendencia a la apatía política ahora quebrada en las elecciones (y esperemos que pronto quebrada en donde realmente interesa, que es en la Junta). Hago también referencia al propio espectro ideológico conservador bético, que tradicionalmente ha votado PP. Es un electorado más importante de lo que la gente piensa, que una vez consolidada la unificación del conservadurismo español en el PP de Aznar, ha cosechado en la Bética no menos del 30% de los votos, que es casi el tercio. Esa no es cantidad pequeña, pese a que constituya permanente oposición. Por paradójico que parezca, el PP ha debido históricamente buena parte de su hegemonía en el ámbito conservador y de su pujanza nacional a su fuerza en la Bética. Que, con excepción del PSOE, le daba una gran ventaja sobre cualquier otro competidor.

Pues bien, ese electorado conservador de la Bética, aunque sea solo el tercio de los béticos, ha demostrado ser menos conservador en actitud (esto es, menos apático y reacio a cambiar el sentido de su voto) que el votante socialtontócrata y boludo-chevique bético, pero ser a la vez más conservador en lo ideológico que el conservador español medio, incluido el de regiones en las que el PP solo o con aliados circunstanciales ha ostentado la hegemonía política durante décadas. Por poner un ejemplo, tenemos el caso de La Rioja o de Galicia. Bastiones del PP que rara vez ha dejado este de gobernar. Pues bien, si el PP desapareciera de toda España, yo creo que en las regiones mencionadas, al igual que en Madrid, Valencia o Baleares, la mordida de C's (que ideológicamente no es nada conservador y que en su visión de la sociedad está más cerca de PODEMOS o del entorno de ETA que del nuevo partido verde) sería muy superior a la de VOX. En cambio, la Bética es una región en la que creo que la mordida de VOX sería sensiblemente superior a la de C's (o, por lo menos, a la media nacional). Así las cosas, no deberíamos dar por hecho que un resultadazo bético implica automáticamente un resultadazo en todas las demás regiones de España. Ojalá venga ese resultadazo, pero no debe darse por hecho. En la Bética, lo difícil era voltear la hegemonía socialista, no tanto que VOX se abriera camino a costa del PP. De hecho, tal vez el PSOE vuelva a gobernar la Bética, incluso con PODEMOS. Pero cabe creer que, incluso en ese escenario, es concebible una nueva gran crecida de VOX a costa del PP, y en menor medida de C's.

¿Sería lo ideal conseguir escaños y ser determinante en toda España? Lo sería, pero bien podría no ocurrir. No nos obsesionemos con lo que todavía no tenemos, y valoremos lo que podemos llegar a tener donde ya tenemos algo. La Bética puede ser no solo el inicio de esta nueva Reconquista a la que he dado el nombre de "Operación Omar Ben Hafsún", sino que podría llegar a ser su motor principal. Cosa de la que me enorgullecería como de pocas cosas en la Historia reciente de España. Una vez dicho lo que pienso al respecto, rezar para que así sea, y votar en consecuencia en las próximas convocatorias electorales que los béticos tendremos por delante: municipales y generales.

lunes, 3 de diciembre de 2018

VOTAR POR VOX NO HA SIDO ÚTIL ¡¡¡HA SIDO UTILÍSIMO!!! Y MÁS QUE PODRÍA RESULTARLO A PARTIR DE AHORA

Publicaba ayer que mi voto por VOX sería útil, pensando que, en el mejor de los casos y con una suerte inaudita, a lo mejor se alcanzaba la cifra que, cuando me levanté, creía que solo podía alcanzarse como consecuencia de un milagro: 55 Diputaditos entre C's, PP y VOX. Mayoría absoluta en el Parlamento bético que permitiera desalojar por la mínima al PSOE del Gobierno de la región que retuvo durante 36 años. Durante todo el día de ayer, me ilusionaba pensar que tal cosa era posible. Pero en el fondo lo juzgaba una ensoñación, incubada apenas durante la última semana, de la que la jornada electoral me obligaría a despertar abruptamente para asistir a la enésima reválida, por márgenes superiores a lo esperado, del indiscutible liderazgo del PSOE sobre el electorado. Si en 2012, única elección en la que con total y absoluto asco voté por el PP, cuando el viento parecía soplar en favor del sempiterno perdedor Javier Arenas Bocanegra, y todo para que al final este resultara seguir siendo igual de perdedor que siempre, ¿cómo imaginar que en estas elecciones en las que la unanimidad de los sondeos habían dado en todo momento mayoría a la suma de PSOE y de PODEMOS pudiera haber más suerte?

Pero resulta que mi voto por VOX no ha sido útil. ¡¡¡HA SIDO UTILÍSIMO!!! Y que de 55 Diputaditos y mayoría absoluta por la mínima y con miedo hasta el final del escrutinio de que un solo escaño cambiase de manos, nanay del Paraguay. Han sido 12 Diputadazos que sumar a los 47 Diputadillos de C's y el PP para alcanzar la cifra holgada de 59 escaños al servicio, mal que pese a los 47 a los que ni he votado ni votaría, no del cambio de mentirijillas al que éstos se querrían limitar, sino de un cambio real que se sirva de esa gran familia mafiosa que es la cúpula del PP y del partido dirigido por convenidos cambiacamisas que es C's para hacer posibles políticas que VOX debe conseguir hacer implementar a fin de que se haga posible un verdadero cambio de política en la Bética que sirva de espejo para el que a partir de las próximas generales debe producirse en el conjunto de España. A lo que debe sumarse el hecho de haber alcanzado representación en todas las Provincias béticas, y haberse convertido en tercera fuerza de Almería, lo que supone un enorme triunfo político sobre el Islam (desafortunadamente arraigado en esa Provincia por causa de una inmigración indeseada que nunca deberíamos haber soportado) que se suma al triunfo que este resultado supone sobre el enemigo interior apóstata encarnada en las doctrinas en boga entre las demás fuerzas parlamentarias.

Estos 59 escaños finalmente cosechados al servicio del cambio superan en cuatro los necesarios para alcanzar la mayoría absoluta, y nos permiten abrigar legítimamente la esperanza de desalojar al PSOE de la Junta sin limitarnos a sustituir al partido sinínimo de corrupción en la Bética por un PP que es sinónimo de corrupción en Levante, Madrid, Castilla y León, Murcia, La Rioja o Galicia y a nivel nacional; o por un partido como C's que, si bien no tiene el negro expediente de los dos partidos tradicionales, apunta malas maneras y defiende posturas (afortunadamente maleables según las circunstancias tanto a mejor como a peor) que, en líneas generales, lo convierten en una mera actualización y puesta a punto del bipartidismo tradicional, con mezcla de elementos aznaristas y zapateriles. Con el PP cabe pactar solo si se le ata en corto para que no se le ocurra sustituir unas malas artes por otras. Con C's cabe pactar solo si se le ata en corto para que no se le ocurra perpetuar ninguna de las peores políticas del PSOE (especialmente las relativas al plano de lo ideológico, en las que este partido defiende políticas que podría abrazar PODEMOS, y que son inadmisibles por vulnerar la presunción de inocencia y la libertad ideológica, sin ir más lejos, por lo cual se debe definitivamente pasar página de las mismas).

Siendo más específicos, ¿qué toca que VOX haga ahora? En mi entrada de ayer, cuando creía que alcanzar los cinco escaños precisos para conseguir Grupo Parlamentario (e incluso ni eso) y, en el mejor de los casos, arrebatar por un solo escaño la mayoría al PSOE y PODEMOS, afirmaba que había que ser exigente y no apoyar un Gobierno de C's y del PP a cambio de nada. Ahora afirmo lo mismo, pero considerando necesario que VOX saque el máximo partido posible a una ocasión histórica que tal vez no se repita, y venda, de manera legítima, todavía más caro su apoyo.

Indudablemente, VOX debe asegurarse una posición fuerte en la Mesa del Parlamento bético. Pero, si bien eso es muy conveniente, no debe dejarse tentar por un ofrecimiento simbólicamente importante, pero sin demasiado verdadero contenido práctico como podría serlo la Presidencia del Parlamento. Así pues, lo que de verdad VOX debe exigir como condición para apoyar la investidura de un candidato de C's o del PP es entrar en el Gobierno, pero con mucha más fuerza de la que yo jamás habría imaginado. El formidable resultado electoral de VOX le ha hecho ganar el derecho a ser parte de un tripartito. Y formar parte de un tripartito sería además la mejor forma de ir ganando pedigrí ejecutivo y de cosechar merecido prestigio si la labor de dicho Gobierno bético se vé coronada con un razonable éxito. Entrar en el primer Gobierno bético no socialista sí que sería demostrar que el voto a VOX no es útil, sino UTILÍSIMO. Y que ya desde su primera elección seria es capaz de hacer cambiar las cosas y de llevar a quienes lo reciben al Gobierno.

Además, es fácil vender esta necesaria entrada en el Gobierno de modo que se haga ver que no es mera ambición o codicia de puestos. Al fin y al cabo, y dado el currículum de PP y C's, solo en VOX cabe confiar para pegar un viraje real en cuestiones en las que es estrictamente necesario que toda España pegue un viraje, empezando esta vez la Reconquista por el Sur: feminismo, LGTBI, política provida y profamilia, Islam, inmigración irregular, Desmemoria Histérica (en la que incluyo la revisión de la figura histórica de aquel gran chiflado que fuera Blas Infante), Educación, Gibraltar (a la que debe hostilizarse sin descanso), tren de Algeciras-Madrid (vinculado a la política antigibraltareña) y reforma de la Ley Electoral bética a fin de instaurar una fórmula más proporcional (no por deseable, sino por ser lo más sensato que puede hacerse en el marco del actual Estatuto de Autonomía).

No basta con que el PP y C's se comprometan a acometer los necesarios cambios en estas materias, porque no son de fiar en relación con las mismas. Basta observar al respecto la repugnante actitud adoptada por Juan Marín, el líder de C's en la Bética, que desde el minuto uno ha demostrado ser representante tal vez no de la "extrema derecha", pero si de la extrema codicia, y pese a no ser más que la tercera fuerza política (si bien su resultado es un éxito solo sobrepasado por el de VOX, no es el exitazo total que habrían querido porque no han sido capaces de propinarle el sorpasso al PP) ha tenido el descaro de proclamarse nada más y nada menos que candidato a la investidura como Presidente de la Junta... ¡con el apoyo de PP y PSOE!

Esto revela hasta qué punto resulta sumamente peligroso confiar las responsabilidades de Gobierno al PP y al C's, el primero un partido corrupto y el segundo otro partido deseoso de empezar a corromperse a lo grande y decidido a pactar con los corruptos de dentro y fuera de la Bética con tal de hacerse con el codiciado botín bético antes que a facilitar la formación de un Gobierno en el que, con el forzoso apoyo de una fuerza corrupta como el PP a cuyo nuevo líder Pablo Casado se brindaría la oportunidad de comenzar a redimirla mínimamente, estarían presentes y copando una mayoría de Consejerías e incluso la Presidencia (que si tanto la quiere Juan Marín no me opongo a que VOX se la facilite, aunque eso es un asunto entre el PP y C's) dos fuerzas políticas hasta ahora prácticamente no contaminadas de corrupción y, al menos de palabra en el caso de C's, sólidamente partidarias del robustecimiento de la identidad nacional española y del orgullo de ser español.

Por otra parte, téngase en cuenta que la entrada de VOX en el Gobierno bético no sería en modo alguno la exigencia fuera de lugar de una minoría, porque probablemente muchos votantes de C's y una gran mayoría de los votantes del PP verían con buenos ojos un fuerte viraje en las materias tan sensibles antes referidas que solo VOX está en condiciones de imponer a los partidos por los que han votado. Y muchos que a lo mejor no lo desean lo aceptarían sin poner apenas reparos. ¿Más razones? ¡Las hay! Una no menor es esta: un tripartito entre el hispanismo de verdad que representa VOX y el pseudohispanismo de cara a la galería viciado de eurotontofilia y patrotismo subnorconstitucionalista que hasta ahora han representado C's y el PP sería el único Gobierno fuerte natural que podría tener la Bética. Sería un Gobierno con sólida mayoría absoluta de escaños (y quizá incluso con mayoría absoluta de votos, ya que los tres partidos están al borde y seguramente la sumarán una vez se contabilice el voto del extranjero), ya que contaría con 59 Diputados frente a los apenas 52 Diputados de la oposición. Toda otra alternativa que pase por la negativa de C's, del PP o de ambos a conformar el tripartito con VOX implicaría condenar a la Bética a los vaivenes y la inestabilidad derivados de la debilidad en que forzosamente permanecería instalado un Gobierno minoritario, que no es lo que precisa la región sur de España tras 36 años de nefasta gobernanza del PSOE.

En realidad, no se trata ya ni siquiera de que VOX tenga derecho a formar parte de un Gobierno bético tripartito, sino que su resultado electoral le otorga el derecho y el deber de exigir que se le asigne una presencia relativamente nutrida en el Gobierno bético, circunscrita a las áreas ideológicas sensibles anteriormente referidas. Así las cosas, lo razonable sería un reparto proporcional de Consejerías (incluida la Presidencia) por el cual PP tendría el 45%, C's el 35% y VOX el 20%. Eso implicaría ceder a VOX tres o cuatro Consejerías (que deberían ser una nueva y específica de Familia, la que posea las competencias de Inmigración, la de Educación y tal vez la de Justicia), así como la Vicepresidencia Segunda de la Junta Bética para el Juez Serrano, que se le ha ganado a pulso y supondría merecido reconocimiento a su intachable proceder como Juez a raíz del caso que causó la repugnante campaña de persecución feminazi orquestada en su contra y que condujo a la inhabilitación años más tarde anulada. Nadie en su sano juicio podría sostener seriamente que fuera una exigencia exagerada de una formación marginal con uno o dos Diputaditos. Contra todo pronóstico y pese a la falta de fe de votantes como yo, VOX es ahora un partido importante con 12 parlamentarios que representa al 11% del electorado y a uno de cada cinco "votantes del cambio". ¡Qué menos que tomarlos en consideración para desempeñar un papel activo en la gobernanza de la Bética!

Conste que uno no vive en la Luna y, llegado el caso, podría rebajar las exigencias e incluso aceptar apoyar desde fuera al nuevo Gobierno. Las políticas importan más que los cargos, y si gracias a VOX se implementasen las políticas adecuadas, no objetaría el Gobierno resultante de estas elecciones, formara parte o no VOX de él. Pero no se deben cerrar los ojos a la realidad, y la realidad indica que los cargos son los que permiten desarrollar las políticas, y cuando los socios son tan poco fiables como éstos, todo indica que ha llegado el momento de que VOX, legitimado de sobra por sus extraordinarios resultados electorales, peque de ambición, que es exactamente lo que el partido tiene que contribuir a insuflarle a la Bética. De manera que, al menos de primeras, exigiría todo lo que he dicho. Y a partir de ahora, a ver qué sucede realmente una vez se constituya el nuevo Parlamento regional. Confiemos, se guíe o no por criterios parecidos a los que he expuesto, que VOX adopte la decisión correcta y más conveniente. ¡Sea por una Bética libre, España y la Humanidad! IHS

domingo, 2 de diciembre de 2018

BÉTICA, 2-D. VOTANDO ÚTIL. VOTANDO VOX.

Llevaba tiempo sin tomarme la molestia de escribir en el blog. No han sido meses que invitaran a ello en absoluto. En realidad, apenas seguía siquiera la política nacional. Y en esto, llegamos a las elecciones andaluzas, que en un primer momento también acogí con desinterés. Imaginaba que íbamos a asistir a unas elecciones autonómicas como han sido prácticamente todas las que Andalucía ha celebrado, con la única excepción de las de 2012. Únicas en las que pareció posible e incluso probable apear al PSOE fuera del Gobierno, para que al final se frustrara el cambio al sumar Javier Arenas Bocanegra su enésima derrota electoral. Sin embargo, es la significación más nacional incluso que autonómica que parece que van a cobrar las elecciones andaluzas la que me ha animado a escribir un nuevo artículo para el blog (curiosamente más leído que nunca desde que dejé de escribir en él). Mi intención es que sirva para fijar brevemente mi posición ante estos comicios, así como lo que deseo y espero de ellos.

Soy votante veterano de VOX, que es un partido que considero que ha ido de menos a más. Al principio la presencia de Alejo Vidal-Quadras me produjo tal animadversión por la nueva formación como para negarle el voto en las europeas de 2014 (que di a la coalición pseudoconfesional católica Impulso Social). Luego, si bien VOX adoptó un ideario aparentemente más serio en cuestiones para mi fundamentales, y ello me pareció suficiente para otorgarle el voto pese a las dudas que me seguía planteando el partido, asistí con resignación a su conversión en partido-broma rayano en lo ridículo. En 2017, me sorprendió observar cómo recobraba vida y el mínimo imprescindible de seriedad a fin de suplir la inacción del Gobierno de Rajoy en relación con la secesión mal frustrada de Cataluña. A partir de ahí, pareció consolidarse como opción razonable por la que continuar votando, más ahora que antes por parecer posible e incluso probable entrar en el Congreso de los Diputados en las próximas elecciones generales que se celebren. Pero asisto perplejo a la relevancia que, como cosa impensada hace unas semanas, ha cobrado el partido, al que se le atribuyen en los sondeos resultados en constante ascenso que, si se confirman, podrían implicar aspirar a mucho más que a entrar con un Diputadito en las próximas elecciones generales.

Primero de todo, hacer una consideración sobre cuál es el voto más útil que podría emitir alguien que lo que desee a toda costa sea dejar al PSOE fuera del Gobierno. Obviamente, eso pasa por un tripartito de los que Susana Díaz ha llamado con toda razón los "tres hijos de Aznar". Y dos de esos hijos defienden abiertamente, sobre todo el PP, que el voto a VOX debilita las esperanzas del aznarismo de acabar gobernando en Andalucía. En otras circunstancias, diría que es cierto, pero en las actuales es falso. Indudablemente, lo mejor para el aznarismo sería estar unificado en un solo partido. Pero no lo está, eso no tiene arreglo. Y, no estando unificado, la existencia de un tercer partido capaz de entrar en el Parlamento bético lo hace a priori más fuerte de lo que sería si el juego fuera cosa solo de PP y C's. Todo apunta a que estos dos partidos (que no suman más votos de los que el PP ha llegado a sumar en solitario ni en Andalucía ni en España) se contrarrestan mutuamente, pero gracias a la existencia de VOX podrían recuperar parte de lo que la división entre ambos reporta a sus adversarios socialtontócratas y boludo-cheviques del PSOE y de PODEMOS. Para el aznarismo, toda provincia en la que VOX se quede al borde de entrar y no entre genera el riesgo cierto de que el escaño que no gane acabe en PSOE o PODEMOS en lugar de en C's o el PP. Aunque no sería imposible que lo ganasen sus "medio hermanos" aznaristas, podría acabar en el campo del enemigo, y favorecer más todavía la conquista de la mayoría parlamentaria por el PSOE y PODEMOS y la perpetuación del primero en el poder. En estas elecciones, el voto útil es el voto a VOX.

Como es natural, VOX va a volver a beneficiarse de mi voto en estas andaluzas. Inevitablemente, uno en política ha de dudar de la sinceridad de todos, empezando por los que afirman defender políticas y lineas de pensamiento y acción que uno mismo suscribiría (y conste que no suscribiría todas sus propuestas y que me parece un partido demasiado liberal, atlantista, projudío y aznarista; pero sí que me identifico con la mayoría de las propuestas más relevantes, especialmente aquellas que más directa relación deberían tener con el voto de cualquiera que se diga cristiano, como lo son relativas a cuestiones morales de primera importancia tales como la defensa de la vida o de la familia natural). No confío demasiado en VOX. Su repentino ascenso en los sondeos y la atención que, de repente y un poco sin venir a cuento, le prestan los medios, son razones para la desconfianza. ¿Por qué este favor mediático? Algunos dirán que no hay favor mediático, porque se habla mal de VOX, pero es mejor que hablen de uno mal a que no hablen. Hoy casi todos hemos oido hablar de VOX, y no solo la gente informada de política, que no abunda.

¿Se favorece a VOX porque tal vez es un engañabobos pensado para impedir el surgimiento de una oposición realmente seria y amenazante al orden de cosas? ¿Es un intento del PSOE de revivir la operación por medio de la cual el también socialista Mitterrand hizo surgir de la marginalidad al Frente Nacional con vistas a dividir fatalmente al electorado que hasta entonces votaba al gaullismo conservador, y que ahora el PSOE lanzaría para frenar una hipotética alianza entre PP y C's? ¿Es una estratagema de Aznar y su círculo cuyo propósito sería el de crear un nuevo superpartido unificado que contente a los más conservadores de VOX; a los más progres de C's y a los que son del PP a toda costa? En fin, suponiendo que fuera algo de esto o todo a la vez, que nos sirva de consuelo saber que en Francia el tiro a Mitterrand le salió por la culata. El Frente Nacional no pudo ser domesticado, pero una vez se lo alimentó, su crecimiento fue imparable. Estuviera o no en connivencia con el Presidente socialista en un principio, pronto se convirtieron en un peligro tan grande como para que Mitterrand, que no pudo impedir que Jacques Chirac se convirtiera en Primer Ministro, acabó pactando con éste volver a la antigua Ley Electoral francesa y derogar la que Mitterrand hizo aprobar para favorecer al Frente Nacional.

Sea como fuere, el caso es que no me sorprendería que en próximos meses o años VOX protagonizara titulares desagradables, bien por ir modulando su discurso en función de la conveniencia política del momento pasando a defender en según qué cosas ideas radicalmente opuestas a las hoy defendidas. No me sorprendería que sea un foco de disidencia controlado deliberadamente creado por nuestras oligarquías políticas y mediáticas, o al menos con su necesaria venia. No me sorpredería que, si creen poder alcanzar un buen arreglo, acaben reingresando en el PP o en el partido que sucediera a éste como "casa grande" del peor y más despreciable conservadurismo español. Finalmente, tampoco me sorprendería que, aunque no hagan nada de lo que antes he dicho y mantengan el mismo discurso que defienden ahora o incluso lo mejoren, a la hora de la verdad tengan la posibilidad de implementar al menos parcialmente su supuesta agenda política y la dejen pasar, bien por falta de valor o bien por falta de convicción.

Con todo, repito, volveré a votar a VOX. Sospecho de ellos por principio como lo haría de toda formación política mínimamente relevante, pero tampoco puedo dejar de lado el hecho de que es la única opción política con opciones de hacer algo serio que, en el mejor de los casos, podría dar lugar a cambios políticos y sociales a mejor de alguna importancia, bien sea porque sus líderes también albergan la convicción de que son necesarios, bien sea porque creen que les conviene propulsarlos para estar a bien con el electorado (preferiría lo primero, pero mi amor por la Historia y mi aceptable conocimiento de ella me llevan a conformarme con lo segundo). Sin embargo, esta vez, a diferencia de lo sucedido en todas las anteriores ocasiones en las que lo he votado (autonómicas andaluzas de 2015, municipales de 2015, generales de 2015 y 2016), hay esperanza seria de alcanzar escaños, tal vez algo menor en Cádiz que en otras Provincias, así que la reiteración en mi voto vendrá acompañada de una importante y agradable novedad: la ilusión de verlo convertido en escaño.

¿Qué desearía de estas elecciones? Estos son los escenarios que más deseables me parecen, ordenados de mayor a menor:

1º) Que VOX alcanzara el mejor resultado posible y que sumara, junto con el PP y C's, los escaños necesarios para poner fin al Gobierno del PSOE en Andalucía.

2º) Que VOX alcance el mejor resultado posible, pero PSOE y PODEMOS conserven la mayoría, sin importarme mucho el reparto entre el resto de fuerzas políticas.

3º) Que VOX alcance un resultado más mediocre, pero sume mayoría absoluta con PP y con C's.

4º) Que VOX entre en el Parlamento de Andalucía, pase lo que pase con el resto de partidos.

5º) Que VOX no consiga ni siquiera entrar en el Parlamento Andaluz, pero que el PSOE solo pueda gobernar con PODEMOS y éste último lo fuerce a aplicar una política anticlerical, nacionalista andaluza y proislámica que, en este momento de la Historia, considero tristemente necesaria y beneficiosa para la grey cristiana, por un lado, y para el cuerpo político español, por el otro. A veces hay que tragar lo peor para que la gente se dé cuenta de que más vale emprender un camino distinto.

6º) ¿Creo que se dará alguno de los escenarios que he descrito? El más probable es que VOX entre, menos fuerte de lo que dicen los sondeos, que posiblemente lo estén hinchando a propósito para que luego los resultandos, aunque sean buenos, sepan a poco. Y que el PSOE sume de sobra mayoría absoluta con PODEMOS..., para luego acabar gobernando con C's, igualito que en esta legislatura que se cierra.

Una vez dicho esto, aclaro que no creo que VOX, ni aún en el caso de sumar con PP y C's, deba correr a darle el Gobierno de Andalucía ni a Juan Manuel Moreno Bonilla ni a Juan Marín. Soy partidario de imponerles exigencias serias que justifiquen el apoyo a tales partidos. Exigencias básicas desde una perspectiva tanto democrática como moral y nacional, que se resumirían en derogar en Andalucía cualquier clase de legislación autonómica pro-LGTBI, las sancionadoras de cualquier opinión sobre la Historia (se trate del franquismo, la Reconquista o el periodo que sea). Si no fuera posible la derogación por tratarse de normativa nacional, exigiría medidas que redujeran el impacto en Andalucía de la misma (como, por ejemplo, de la Ley de Memoria Histórica). Aparte de esto, exigiría dos posiciones claves en el Gobierno: una Consejería de Familia y, en el ámbito de la Educación, el control de todo lo relacionado con la enseñanza de la Historia, la Filosofía y demás disciplinas conformadoras del espíritu (Vg.: Cultura Clásica o una hipotética equivalente de asignaturas tales como Ética o Educación para la Ciudadanía).

También exigiría no invertir ni un céntimo en ninguna clase de homenaje a la figura de Blas Infante. No tanto porque tenga una opinión personal mala de él (no conozco la figura como para juzgarla desde una perspectiva humana), como por evidente falta de acuerdo con su visión temo que carente de fundamento de Andalucía, que bajo ningún concepto debería ser oficial ni inspiración de la visión oficial de Andalucía. En realidad, plantearía abiertamente la modificación de la bandera blanca y verde. No porque me disguste, pues estéticamente me parece bonita, sino porque en sí misma se concibe como una enseña que pone en cuestión el carácter español de nuestra tierra (y es que, guste o no, históricamente la Bética restaurada tras la Reconquista es hija de Castilla, por más que haya llegado a desgajarse de ella y a cobrar evidente entidad propia). En verdad, yo soy de los que, por un lado, se sienten muy de su tierra, pero por otro lado prefiero siempre definirme como bético antes que como andaluz. Y preferiría a nivel oficial que la región fuera llamada Bética, y no Andalucía (igual que prefiero hablar del río Betis antes que del Guadalquivir) Aunque, de conformidad con VOX (o VOX conmigo, puesto que yo ya pensaba igual antes de la aparición de VOX), considero que la Bética y todas las demás regiones de España solo habrían de existir como regiones culturales, careciendo más allá de esto de cualquier clase de entidad política o administrativa.

Finalmente, exigiría cambios a la Ley Electoral bética, a fin de hacerla más proporcional. No porque me guste el sistema resultante, sino solo porque sería el único cambio que cabría hacer en el marco del artículo 104 del Estatuto de Autonomía y del artículo 152.1 de la Constitución que facilitara un poco las cosas a VOX con vistas a futuras convocatorias electorales (y yo tengo claro que si no se puede aspirar al que para uno sería el mejor y más justo sistema electoral de los posibles, por lo menos conviene promover el que resulte más conveniente). De manera que a eso me limitaría, a la espera de que llegue una hora más propicia que permitiera acometer cambios verdaderamente sustanciales al sistema electoral.

¿Que por un casual C's y PP aceptan estas condiciones a priori inasumibles para ellos? Entonces me parecería bien que VOX les permitiera gobernar. Que no lo hacen, pues entonces dejaría gobernar al PSOE incluso en el caso de que PODEMOS entrara en el Gobierno. ¿Que cómo lo justificaría? Muy sencillo: para no cambiar nada sustancial, y para sustituir la corrupción del PSOE y eventuales socios por la corrupción de C's o del PP, mejor tener un Gobierno autonómico del mismo color político que el del conjunto de España, a fin de favorecer las mejores relaciones posibles entre ambos ejecutivos y que no se escatime a la Bética el dinero que necesita. Y vincularía una hipotética moción de censura en favor de C's y el PP, que no en ningún caso el apoyo parlamentario para gobernar, a un hipotético cambio del Gobierno nacional. Esa sería la política que creo que habría de seguir VOX, aunque temo que no lo haría. Peor aún, reconozco que tendría una razón plausible que le movería a no hacerlo: la ignorancia de las masas anhelantes de un cambio en la Bética. Como pasa un poco en todas partes de España, también muchos béticos que desean un cambio no entienden que para que dicho cambio tenga lugar no basta con echar al PSOE del Gobierno, y que desalojar a una oligarquía partitocrática para encumbrar a otra no es ni siquiera el principio del cambio tan necesario.

En fin, hasta aquí llega mi comentario al gran día. Veremos si la noche confirma mis esperanzas, o más bien mis temores.

PD: atención a PACMA, que, aunque me parece un partido indeseable cuyas ideas son indeseables (y lo digo siendo yo antitaurino), buenamente podría también dar la sorpresa y entrar en el Parlamento bético.

jueves, 1 de febrero de 2018

GOBERNANTES SIN HIJOS = POLÍTICA DE TIERRA QUEMADA




Hoy en día se jalea (y cada vez con mayor desparpajo) el desprecio de la maternidad. Conforme van pasando los años, se publican más reportajes en los que madres (no tanto padres) tildadas de "valientes" y "heroicas" por atreverse a "hacer públicos sus sentimientos" afirman estar muy arrepentidas de haber tenido hijos, porque ya no tienen tiempo para "llenar sus vidas" (yo diría más bien para matar el tiempo) haciendo el cafre tanto como antes. Forma de pensar que, si de por sí es egoista en grado sumo, se antoja especialmente despreciable cuando quien así ve el mundo tiene la poca vergüenza de manifestar en público que no solo no se avergüenza de su pobre concepción de la existencia, sino que encima estuviera orgulloso de ella. ¿Y a qué concepción de la vida me refiero? Pues a aquella en virtud de la cual parece que el recorrido del ser humano por este mundo no tuviera más objeto que el hartarse de disfrutar sin finalidad alguna hasta que, un buen día, se considere que la juerga ha durado bastante y nos eutanasiemos con toda la tranquilidad del mundo, satisfechos de haber cumplido nuestro papel en esta representación del todo carente de finalidades que desde sus orígenes mismos sería el entero Universo. ¿Qué quieren que les diga? Incluso un mundo de máquinas tipo "Matrix" o "Terminator" se me antojaría a priori harto más estimulante que el tipo de vida deliberadamente desprovista de trascendencia y de lazos profundos con terceros que nuestra élite política, económica, "contracultural" y mediática se esfuerza día tras día por presentarnos, todos a una, como el modelo de lo deseable.

¿Es casualidad la coincidencia en el tiempo del fortalecimiento de esta corriente de opinión y la proliferación de gobernantes sin hijos? Claro que no. Lo sería si estos gobernantes sin obligaciones familiares destacaran por sus políticas de fuerte protección a la familia. Pero si por algo destacan es precisamente por manifestar de muchas formas su deseo de destruir aquello que no tienen a través de lo que ciertamente cabe denominar una "política de tierra quemada" en toda regla, a través de la cual inducen el suicidio literal de la sociedad regando la antaño verde pradera de gasolina, prendiéndole fuego, arrancando todo brote verde que pudiera dar lugar al mejoramiento de sus perspectivas a medio o largo plazo, y sembrando de sal a conciencia el horrible baldío resultante. ¿Cómo? A través de muchos métodos, de los cuales uno de los más eficaces es convencer a tantos como puedan de que la vida familiar es indeseable, y denigrar con cada vez menos disimulo a quienes nos sigamos aferrando a una visión de la vida más acorde a la que tuvieron nuestros padres y a la que dicta el sentido común y la razón natural, además de la tradición religiosa (y muy particularmente la cristiana). Así, a la vista de las políticas que en muchos terrenos han desplegado o despliegan estos individuos (desde la migración a la familia, pasando por el empleo, el aborto, la revisión de la Historia, la negación de la objetividad biológica hasta el punto de considerar optativo el propio sexo humano, la política exterior filoislámica y la creciente complacencia con las agresiones al culto y a los símbolos y santuarios cristianos), no sé si alarmarme por lo que hacen. O si, por el contrario, dejar que mi corazón se inunde de esperanza, porque su linaje genético terminará con ellos.

Creo que ni lo uno ni lo otro. No vale de nada caer en la desesperación, porque aunque no veamos solución, no podemos dejarnos comer la moral, pues si dejamos que nuestro ánimo sea abatido puede ser que no estuviéramos atentos a oportunidades ciertas de cambiar el rumbo que eventualmente surgieran en próximos años. Por otra parte, tampoco tiene sentido caer en triunfalismos de ninguna clase derivado de la constatación de hasta qué punto la escoria gobernante no tendrá continuación biológica. No nos engañemos, ellos no necesitan hijos para que alguien prosiga su labor: les basta con corromper a los nuestros y convertirlos en filfa humana de la peor calaña semejante a ellos mismos, carente de todo sentido de la rectitud y la Justicia (no digo ya cristiana, sino meramente natural) y dispuesta a pisotear a su prójimo con tal de saciar el hambre de prosperidad meramente mundana y de garantizarse una vída materialmente plácida, aunque en último término corrupta y estéril. Tanto como sin duda alguna lo son en su gran mayoría las actuales élites gobernantes de Occidente. ¡Todo sea por mantener un pedazo tren de vida! Aunque sea a costa de ir sembrando el camino de fetos abortados y de familias rotas por tonterías perfectamente susceptibles de resolverse. Ese es, damas y caballeros, el mundo actual. Tal y como hemos permitido que nos lo construyan los gobernantes apóstatas de este desventurado siglo. IHS 

PD: Las personas sin hijos, como es mi caso, sin duda alguna que pueden contarse entre lo más empático del planeta Tierra. Sin embargo, esta crítica boba al contenido de esta entrada no debe hacernos perder de vista que están saliendo adelante en el Occidente ex-cristiano políticas contra la familia como no se han visto en la Historia del mundo. Es el caso de la defensa decidida y cada vez más agresiva del aborto y de la contracepción en todas sus formas; de la equiparación de las uniones sexuales estériles homosexuales a las heterosexuales (que son las únicas que de manera natural pueden generar nueva vida humana, y las que es más deseable que cumplan dicha función como forma de salvaguardar la dignidad de nuestros congéneres, evitando los diversos riesgos que conllevaría una producción generalizada de seres humanos por métodos artificiales -desde su crianza desnaturalizada a su conversión en objeto de compraventa-); de la aceptación de un trastorno como lo son las tendencias transexuales (llegando al extremo de locura de pretender convertir el sexo -biológico y objetivo- en una mera "identidad" social y subjetiva); o la proliferación creciente de reportajes o tramas de películas y series en las que la maternidad es presentada como algo mayormente indeseable que no beneficia nada a quien pretende prosperar en esta vida. Por todo ello insisto en que resulta imposible no preguntarse si no existirá una relación entre lo que sucede y esa llamativa y extraña cantidad de gobernantes que no comparten la general preocupación de sus gobernados con hijos por el futuro de la prole. Eso al margen de que claro que haya padres de familia (Zapatero y su continuador Rajoy en España) que han perpetrado o perpetran políticas idénticas a las arriba descritas.