domingo, 20 de octubre de 2013

REFLEXIONES ACERCA DE LA SEPARACIÓN IGLESIA-ESTADO


A TODO EL QUE LE GUSTE LO QUE LEYERE, QUE LO DIVULGARA A TRAVÉS DE CUALQUIER MEDIO DISPONIBLE YO LE PIDIERE. ¡DIFUSIÓN ES PODER!

NOTA INTRODUCTORIA: Si les interesa leer el artículo, solo tiene sentido que lo hagan después de haber leido el siguiente enlace: http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=31771

Sobre esta noticia hay varias cosas que comentar que sin duda resultarán de no poco interés interés para un católico que utilice el propio seso para reflexionar acerca de las cosas que atañen a la fe:

Por de pronto, no me cabe duda de que el fenómeno que denuncia el autor es cierto, en el sentido de que existe una forma viciada de vivir el catolicismo en los EEUU consistente en poner al mismo o incluso a superior nivel los logros terrenales de los Padres Fundadores de esa nación y los dones celestiales bajados del Cielo por la voluntad de Dios nuestro Padre. Dicha manera corrupta y errrática de entender la relación entre la religión y el propio país es una forma bastante extendida de malvivir el catolicismo que se da mucho por esos lares.

Ahora bien, no estoy tan de acuerdo con el autor a la hora de analizar otras realidades que son motivo de su desacertado análisis. Así sucede que yo considero que, independientemente del hecho de que, en un sentido práctico, la realidad religiosa del país no sea para nada tan idílica como los sectores sociales más proestadounidenses de nuestra sociedad nos la quieren presentar; hay dos cosas con las que me es imposible estar de acuerdo. Aunque creo comprender perfectamente lo que el autor quiere decir cuando se sostiene que a largo plazo el modelo americano hace mayor daño que el socialista, sigue siendo exagerado comparar uno con otro o sostener que el de los yanquis es peor que el comunista.

En esencia, las razones que me impelen a pensar como lo hago son dos. Primeramente, una tan sencilla como que ningún católico en su sano juicio cambiaría EEUU por China, Vietnam, Cuba o Corea del Norte. La segunda razón es que creo que el mayor daño que a la fe de las personas y de los pueblos que éstas conforman puede derivarse de un sistema liberal es un daño potencial, que puede suceder (y hasta ahora es cierto que ha sucedido), pero que también puede no suceder; lo que no puede predicarse de un sistema ultraestatista y totalitario (en este caso el socialista, pero podría tratarse de cualquier otro), que siempre se concederá a si mismo, por su propia naturaleza, el derecho a reprimir, perseguir o controlar la religión abiertamente o de manera más disimulada.

Aparte de todo lo antedicho, tenemos más elementos de juicio que nos deben llevar a evitar la demonización del sistema político americano tanto como la igualmente detestable idealización acrítica de la que lo hacen objeto los sectores sociales ultraproestadounidenses, que generalmente son los sectores sociales cercanos a la versión pagana del libertarianismo (o al protestantismo en general). Pienso que es conveniente y de agradecer que haya autores que nos alerten de los peligros que conlleva la excesiva admiración hacia una nación terrena concreta. Y más si no es la propia. Hay algo insano y hasta renegado en la adoración hacia un país extranjero, por lo que implica de autodesprecio. No es que sea malo reconocer cuando otros son mejores en uno o en muchos terrenos que nosotros. Pero cuando se llega al extremo de no tener ojos más que para aquello que se admira, malo. Sin embargo, eso no quita que me parece muy poco equitativo no reconocer las virtudes del modelo junto con sus deficiencias. Los EEUU no son el mal absoluto, como tampoco son el bien absoluto. Son una nación terrena ni mejor ni peor que las naciones terrenas que no tienen a Jesús ni a las enseñanzas contenidas en su Evangelio como centro. Y, a ese respecto, diré que rara vez una nación ha actuado verdaderamente motivada por el servicio de las causas divinas. España lo hizo por un tiempo, pero lo que en tiempos fue quizá un ideal sincero pronto se tornó excusa para mantener a toda costa un statu quo que no puede inspirar más que rechazo y vergüenza. La que deberían sentir por el Antiguo Régimen los que siguen sintiendo noltalgia por su cadaver descompuesto. Quizá el Novus Ordo Seclorum que hacía falta no es el que trajo la Revolución Americana. Pero que hacía y hace falta un Novus Ordo..., ¿todavía se duda? Muchos echan en falta el antiguo ideal de Cristiandad. También yo siento que deberiamos recuperarlo. No obstante, debemos tener presente que hoy día se tiende a idealizar un pasado con muchas luces y no pocas sombras. Estoy convencido de que los hijos de Dios podemos aspirar a hacerlo mucho mejor de lo que se hizo en aquellos tiempos, que reconozco si no mejores desde luego mucho más gloriosos.

Pese a que en la práctica el modelo estadounidense pueda fallar más de lo que nos dicen sus apologistas a este lado del mar, lo cierto es que en términos jurídicos la regulación de la que la libertad religiosa es objeto en los EEUU es bastante aceptable. Sin ser el ideal católico, y siendo en exceso permisiva con sectas que son extremadamente perniciosas y que abiertamente afirmo que se deberían perseguir (de las que la peor es sin duda la mahometana, por su tamaño y violencia incomparablemente superiores a las del resto de sectas que amenazan a la sociedad); por lo menos se sanciona jurídicamente el derecho de los católicos (como de cualquiera que no lo sea) a practicar el culto que estime más conveniente.

Dicho de otro modo, que el católico que no viva el catolicismo a la americana será aislado socialmente, pero difícilmente tendrá que enfrentarse a un pleito (quizá tenga que decir "tendria, porque es verdad que la misma Constitución americana está siendo flagrantemente vulnerada a ese respecto, como queda demostrado por la aprobación de leyes tales como la del Obamacare), ni ver cómo nadie le impide practicar la verdadera religión católica de la forma en que estime más correcta y conveniente. Y si se le impide, puede movilizarse. Entiendo que haya algunos a los que esto no les parezca suficiente (porque querrían que el Estado se lo diese todo hecho, persiguiendo a los descreídos y quemándolos públicamente en la hoguera, como en los buenos viejos tiempos; en tanto que eso es mucho más fácil que hacer lo que hicieron nuestros primeros Padres en la fe y dedicarse a evangelizar el Imperio terreno más esplendoroso de toda la Historia resistiendo el indiferentismo cuando no la hostilidad de los poderes públicos). Pero es lo que toca. La libertad religiosa de quienes respetan la libertad religiosa de los demás es algo que espero que no tenga vuelta de hoja. Prefiero reprimir a los que no profesan la verdadera fe que vivir en un mundo idiota que se abre de patas como una mala prostituta ante aquellos que, como los musulmanes, reprimirían la fe de todos los que no compartan la suya propia. Dicho de otros modo, que prefiero que seamos malos a que seamos imbéciles. Y, si embargo, si a mi me dan a elegir, prefiero la Justicia. Y no hay Justicia en la imposición forzosa de ninguna religión (ni siquiera de la religión verdadera), ni en el trato distinto de aquellos que no comparten el propio credo. IHS

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