martes, 31 de diciembre de 2013

ANTICAPITALISTAS DE TRES AL CUARTO

Aquí teneis tres comentarios increíblemente aventurados -por no decir de ellos algo peor- acerca de la controversia capitalismo/socialismo, a los que solo cabe dar el tratamiento de supersticiones totalitarias (tiene guasa que luego la mayoría de los marxistas de todas partes raje de la religión acusándola de lo mismo -con el agravante de ser el "opio del pueblo"-), propias de verdaderos anticapitalistas de tres al cuarto:

"A mí me hace gracia y me parece arriesgado cuanto menos, que se afirme rotundamente que el socialismo no lleva a ningún lado, cuando ningún proyecto de socialismo se ha llevado a cabo sin la opresión del gran capital, del capitalismo."

"¿Y si los ponemos una balanza? Si seguimos en esa línea de debate se podría caer en el rollo de endiosar un sistema, y endiablar otro, o viceversa, y eso sería absurdo. Creo que no se puede establecer una comparación capitalismo-socialismo porque nunca se ha permitido que el socialismo o el comunismo se desarrollen en su totalidad, en cambio el capitalismo no ha tenido obstáculo alguno para desarrollarse hasta nuestros días, y los pocos obstáculos que ha tenido los ha destruido utilizando sus propios medios. Lo que sí está claro y sabemos a ciencia cierta, es que todo lo que nos rodea hoy es capitalismo y que cada uno saque sus propias conclusiones."

"Evidentemente no podemos comparar a Cuba con cualquier país capitalista, como Estados Unidos, pero no voy a entrar en eso. Para mí sí que es necesario culpar al capitalismo, y romper con esas estructuras y herramientas que permiten a la burguesía controlar el capital, qué quieres que te diga...es como si el Sáhara Occidental, con su independencia, no pidiera responsabilidades a España y a Marruecos por todos estos años de opresión que han sufrido. Ante todo, conciencia."

¡Vaya unas simplezas las que hay que leer! Ahora resulta que el problema del socialismo no es la barbarie y la orgía de muerte y de represión que ha acompañado su implementación en todas partes. Los banqueros y corredores de bolsa de Wall Street y de la City londinense van a ser al final los verdaderos culpables de las atrocidades de los regímenes de Stalin, Ceaucescu o Fidel Castro; o de guerrillas como las del Ché Guevara o las FARC narcocolombianas.

En cuanto a la paranoia esa de que "todo lo que nos rodea hoy es capitalismo", eso está por ver. O, mejor dicho, esa es una afirmación panfletaria que en nada se corresponde con la realidad de las cosas. Incluso en EEUU, patria del capitalismo por antonomasia, el poder público se otorga grandes poderes para intervenir directa o indirectamente en la economía. Sin embargo, aquí los respetables siguen jaleando el miedo a un libre mercado que si brilla por algo es por su ausencia (especialmente en lo que hace al empresario corriente y moliente, que no creo que sienta ni aquí ni en ningún lugar que se desenvuelve en un marco demasiado libre). ¡Tócate las narices...!

Al final, guste o no, la verdad prevalece. Y la verdad es que el socialismo se ha desarrollado como ha querido durante muchos decenios, y ha demostrado su absoluta inviabilidad amén del total fracaso económico y social que inevitablemente comporta. La URSS, por poner un ejemplo, era un Estado enorme con recursos prácticamente ilimitados. Si el socialismo es algo tan maravilloso como algunos sugieren, está claro que lo tenían todo para consolidar un sistema económico viable; al margen de lo que hiciera el "inviable" sistema económico de libre mercado para impedirlo. Sin embargo, implosionó. Se vino abajo. Mientras que los EEUU y el resto del mundo occidental, con todos sus muchos problemas, ahí siguen y parece que seguirán.

No obstante, si lo que queremos es un dato histórico pasado y presente que corrobore lo que acabo de decir sobre este asunto, sirva de demostración perfecta de la atroz inhumanidad que ha supuesto el socialismo la corriente migratoria de exilio que éste ha generado por su flagrante menosprecio de los más elementales derechos humanos. No era por nada la gente del sistema socialista carecía de la menor libertad de movimientos, pese a lo cual procuraba escapar en la medida en que se les aparecía la oportunidad. Por el contrario, incluso los intelectuales que se la pasaban arremetiendo contra el capitalismo parecían poco interesados en marcharse a los Estados socialistas que tanto defendían, pese a que gozaban de total libertad para hacerlo si así lo deseaban. No digo ya la gente común. ¿Alguien ha oído hablar jamás de grupos significativos de alemanes del Oeste intentando cruzar el Muro de Berlín para entrar en el Berlín comunista? ¿O de balseritos estadounidenses intentando atravesar el Estrecho de Florida para arribar a territorio cubano? ¿O de coreanos del sur intentando cruzar la línea del armisticio de 27/VII/1953? No, ¿verdad? ¿Creen que es casualidad? ¿De verdad que una persona racional puede creer que esto sea una conspiración capitalista?

El del socialismo ha sido el mayor fracaso de la Historia moderna, y puede que en algunos sentidos de toda la Historia humana. Es un fracaso además reciente, que debería estar fresco en la memoria de todos. Comprendo que se pueda estar contra ciertos aspectos del sistema capitalista, y que se desee tanto reformarlo como sustituirlo por un sistema económico nuevo. Yo mismo no solo no endioso el principio del libre mercado, sino que pienso que el capitalismo debería ser en algunos sentidos muy distinto de lo que hoy rige en el mundo. Pienso que en algunos sentidos la realidad de las cosas exige que se de más espacio a la libertad, mientras que en otros sentidos podría requerirse un mayor control. Veo claro que las naciones siguen siendo y siguen teniendo que ser un importante actor de la Historia humana, y mientras lo sean, entiendo que el capitalismo es más para aplicarlo dentro de las propias fronteras que para permitir que rija los intercambios entre las naciones. Siempre he tenido clarísimo que si el sistema económico que hoy existe en Occidente es el "capitalismo", entonces yo soy "anticapitalista". Sin embargo, que quede claro, no creo que lo que hoy existe sea capitalismo tal como yo entiendo que este debería de ser. Vivimos en un mundo impregnado de socialtontocracia; en el que lo único que se compra y se vende libremente es la vida humana y su dignidad. Todo lo demás está abierto a la intervención de los poderes públicos cuando no fehacientemente intervenido por éstos.

Ahora bien, flaco favor le hacen al estatismo los que todavía hoy reivindican el totalitarismo marxista recién desaparecido. Una cosa es aceptar ideas de Marx, y otra muy distinta es ser marxista. Hoy día, con toda sinceridad, ser marxista no es solo ser un totalitario insensible e inmoral, sino que también implica ir por la vida de grandísimo majadero. Y si ya los que solo son tontos y los que solo son malos son peligrosos... ¡Imaginad los que son tontos y malos a un tiempo! De esos que Dios nos guarde más aún que de los otros. Son, como todos los tontos en general, el brazo ejecutor de todas las tropelías concebidas por la mente superior de malvados dotados de inteligencia. Pero, a diferencia del resto de los tontos, nos martirizan a todos con las bastas maldades de su propia cosecha, cuyas consecuencias ni siquiera se paran a pensar un momento. IHS

viernes, 27 de diciembre de 2013

VULGARIDAD CANSINA DEL ABORTISMO

Hoy mi artículo gira en torno a esta publicación:

http://dianalopezvarela.blogspot.com.es/2013/12/mi-cono.html


Pocas veces he podido leer una exaltación del egoismo más frívolo y descarnado tan deplorable y de tan mal gusto como este repugnante panfleto mongoabortista. ¿Es necesario ser tan zafio y tan escasamente cerebral? Las personas que escriben, leen o aplauden esto no solo insultan al mundo permitiendo que alguien pueda tener que sufrir la infumable lectura de artículos como este o ver como tantos disfrutan revolcándose en el excremento. También se insultan a ellos mismos, dado que el hombre menos dotado entre los que no sean declaradamente subnormales es capaz de ofrecer mucho más que lo que podemos contemplar aquí.

Los argumentos de fondo son los típicos argumentos de mierda de los hooligans del abortismo menos intelectual. Que si la mujer decide lo que entra y sale de su aparato reproductor (no es que me de miedo decir "coño", pero ya he leído suficientes veces esta palabra por hoy). Que si un hijo te arruina la vida. Que si a nadie le importa realmente que una embarazada respete la vida que habita en su vientre y que creó porque quiso y lleve a término con éxito la gestación del nuevo ser; o que por el contrario, pensando en lo mucho que tiene que perder (que nadie sensato niega que sea cierto), se conceda a si misma o a otros el falso derecho de decidir arrebatárselo todo al nasciturus mediante esa condena a muerte sin causa que para este último siempre supone ese homicidio que es el aborto... ¡Todo majaderías y simplezas propias de quienes, no teniendo justificación (cosa que creo que a menudo la saben hasta los mismos aborteros), tampoco se toman la molestia de armar una que, aunque sea falsa, resulte mínimamente convincente y racional!

Me pesa ahora seguir escribiendo contra el aborto. Mis razones las he expuesto en muchos artículos escritos en mi blog. Así que, como los abortistas tampoco merecen que yo me tome tantas molestias para desacreditar a quienes escribiendo sucias apologías del Mal como la que motiva este estado ya se hunden ellos solos en lo más profundo del fango homicida del aborto, me limitaré a enlazar con las entradas antedichas de "LAS CRÓNICAS SERTORIANAS"... IHS

http://lascronicassertorianas.blogspot.com.es/2013/07/maldad-intrinseca-del-aborto-e.html

http://lascronicassertorianas.blogspot.com.es/2013/10/maldad-y-simploneria-del-abortismo.html

http://lascronicassertorianas.blogspot.com.es/2013/05/una-breve-sobre-el-aborto.html

http://lascronicassertorianas.blogspot.com.es/2013/11/paletos-abortistas.html

http://lascronicassertorianas.blogspot.com.es/2013/12/discusion-inutil-sobre-el-aborto.html

http://lascronicassertorianas.blogspot.com.es/2013/12/quien-sale-mas-perjudicado-vive-dejando.html 

¿QUIÉN SALE MÁS PERJUDICADO? VIVE DEJANDO VIVIR

A TODO EL QUE LE GUSTE LO QUE LEYERE, QUE LO DIVULGARA A TRAVÉS DE CUALQUIER MEDIO DISPONIBLE YO LE PIDIERE. ¡DIFUSIÓN ES PODER!

Comencemos hoy con una imagen. El artículo gravitará en torno de ella. Es la siguiente:



Efectivamente, es un ser humano, y concretamente uno vivo. Sin duda, sus padres pueden tener mucho que perder en caso de dejarlo nacer. En determinadas circunstancias, se hace evidente que además puede darse un rechazo más que comprensible a la posibilidad de traer al mundo a un no nacido. ¿Quién en su sano juicio podría poner eso en duda? Habría que ser majadero para negar lo que salta a la vista.

Sin embargo, todo lo antedicho no quita para que, hoy quizá más que nunca, reafirme mi inquebrantable opción moral a favor de la defensa jurídica de la vida de los no nacidos, a través de la prohibición del aborto (en todos los casos) y de su persecución penal como crimen de homicidio (excluída solo en caso de violación o de aborto destinado a salvar la vida de la madre). Y mi razón para pensar así es bastante buena. Primero, que yo no sé lo que haría (para qué voy a engañar a nadie, no me he enfrentado al caso). Pero sé lo que debería hacer, y esto es más que suficiente para actuar. Total, el argumento de "¿y tú que harías si te pasase a tí? ¡Seguro que abortarías!" es una solemne bobada. Por ejemplo: si yo estuviera casado y entrase en mi casa para ver mi lecho profanado por el adulterio de mi mujer con otro hombre, quizá perdería la pinza y haría alguna desfachatez. No obstante, a ningún ser humano sensato se le ocurriría despenalizar los crímenes pasionales en base a un argumento tan endeble. Igual debería pasar con el aborto.

Segundo, que me entristece observar cómo los que constántemente justifican poner fin a la vida de los seres humanos mientras aún están dentro del vientre de sus madres alegando los perjuicios que dejarlo nacer causaría a otros no suelen nunca pensar por un momento en los perjuicios que se le causan al que por culpa del aborto no nacerá. Siendo cierto que los padres pueden tener mucho que perder, más pierde el nasciturus abortado. Pues a éste se le quita absolutamente todo. No solo lo que ya es, sino además todo lo que podría llegar a ser si se lo dejase vivir. Es verdad que dentro de ese último apartado probablemente habrá cosas malas. Difícilmente una vida humana puede quedar libre de la contrariedad. Ahora bien, siendo cierto que se le garantiza al no nacido abortado que jamás se enganchará a la droga ni sufrirá desengaños amorosos ni fracasos profesionales, lo cierto es que igual que se le evita lo malo se le arrebata ilegítimamente lo bueno. Y lo mejor, que muchas veces es la superación de la adversidad.

La defensa del aborto constituye siempre un despropósito, se mire como se mire. ¡Dios nos ayude a superar esta terrible etapa de confusión! Al final, la Vida humana habrá de prevalecer de nuevo, y con ella los otros muchos derechos de los que ésta es soporte. IHS

domingo, 15 de diciembre de 2013

¿QUÉ SANTIFICAMOS? ¿LAS FIESTAS O EL TRABAJO?

A TODO EL QUE LE GUSTE LO QUE LEYERE, QUE LO DIVULGARA A TRAVÉS DE CUALQUIER MEDIO DISPONIBLE YO LE PIDIERE. ¡DIFUSIÓN ES PODER!

La verdad es que, si soy sincero, he de confesar que a mi que la concesión a los negocios de libertad para decidir mantener abiertas sus puertas domingos y festivos, contra la que claman muchos de mis hermanos de fe católicos denunciándola como esclavismo solo no me parece esclavismo, sino que para mi se trata incluso un pequeño triunfo de la libertad en el marco de un Estado secular. Me explico: la idea de la necesidad del descanso es una idea cristiana (por más que pueda haber estado presente en otras tradiciones culturales y religiosas), y cristiano es también el ubicar el citado descanso el domingo.

Yo soy cristiano, y a mi, en virtud de la que es mi concepción moral (que estimo verdadera con exclusión de todas las demás en la medida en que las otras concepciones no concuerden con aquella a la que yo me adscribo), me parece evidente que mantener en funcionamiento los negocios ininterrumpidamente eliminando todo descanso está mal y es hasta aberrante. De la misma manera que me horrorizaría que se situase el descanso en un día diferente del domingo, que es el Día del Señor.

Ahora bien, vivimos en un Estado laico en el que a nadie se le obliga a nada en materia de religión (y yo soy partidario de que así sea, pues considero que el Estado jamás ha de reprimir religión alguna cuyas enseñanzas no atenten por su propia naturaleza contra la posibilidad de una convivencia pacífica entre las diferentes comunidades de que se compone una sociedad -de ahí la imposibilidad de tolerar religiones como el Islam-). Sin embargo, no serviría de nada que el Estado autorizase a que las personas decidan libremente si ser o no ser cristianas si se considerase con el derecho de obligar a los que no son cristianos a vivir como si lo fuesen. Entre eso y el confesionalismo puro y duro creo que casi me quedaría con el segundo, por una cuestión de estética y de honestidad.

A los paganos no se les deben imponer los comportamientos que resultan moralmente aceptables desde una perspectiva cristiana más que en la medida en que esto sea estrictamente necesario para garantizar la paz social (Vg.: aunque muchos paganos relativizan la dignidad de la persona humana y el valor de su vida -especialmente en el caso de los no nacidos a los que se extermina mediante la nefasta práctica del aborto-; esa no es razón para dar barra libre a sus despropósitos con la excusa de que actúan de acuerdo a lo que les dicta su conciencia -que, en este caso, no merece ser tomada en consideración, por lo evidente y potencialmente mortífero de sus yerros-).


Y, generalmente, las maldades que hacen peligrar la paz social son únicamente las que afectan directamente y de manera injustificada a terceros que no han elegido ser perjudicados por ellas. Fuera de estos supuestos, las malas acciones han de ser toleradas por el Derecho, por más que nos pesen, que no nos gusten y que hasta nos parezcan constitutivas de inmoralidades de la peor especie (Vg.: entiendo que el Estado no existe para perseguir el adulterio -pese a que éste me parece moralmente reprobable-, porque la vigencia del matrimonio canónico a efectos prácticos entre los cónyuges es cosa que les compete a ellos, correspondiendo reclamar el pago del precio debido por las infidelidades solo ante Dios).

Es por todo lo anterior que, pese a que mi opinión acerca de lo que supone la supresión de los días de descanso de la actividad comercial es la de que esto sería inmoral; a la vez me veo obligado a reconocer que se trata de una inmoralidad que tanto yo como el conjunto de los hombres morales y respetuosos de la Libertad estamos moralmente obligados a no impedir empleando el poder coercitivo de la autoridad pública. La actividad económica solo debe intervenirse y regularse en la medida en que esto sea necesario para salvaguardar los derechos elementales de los seres humanos (y, más específicamente, de los trabajadores asalariados).


Evidentemente, nadie está aquí planteando darle plenos poderes al empresariado para decidir como cada cual regula su relación con los trabajadores (lo que no quita que estaría bien emprender algún tipo de reforma constitucional que nos permitiese flexibilizar lo más posible dentro de unos límites razonables nuestro ordenamiento jurídico en su vertiente laboral, para que este pueda dar cabida al derecho a que el despido se rija por lo establecido voluntariamente entre el empresario y sus trabajadores a través de contrato -incluso si las que se acuerdan son condiciones de despido libre-).

En definitiva, que soy de la opinión de que, con carácter general, un empresario debe poder abrir su negocio siempre y cuando le apetezca hacerlo; siempre y cuando el trabajo de sus empleados no trascienda de ciertos límites razonables (no es aceptable reducir o negarle el descanso a los trabajadores más que en caso de la medida sea consensuada con éstos -y aún en estos casos cuando se observen ciertas condiciones que impidan que una concesión puntual se transforme en una vinculación irrescindible cuya violación por parte del trabajador pueda acarrearle represalias por la parte de su patrón-), y la libertad religiosa de éstos quede debidamente salvaguardada (yo, como cristiano, no le reconozco a nadie poder para privarme en nombre de mis obligaciones laborales de la posibilidad de cumplir mi deber para con el Tercer Mandamiento -"Santificarás las fiestas"-; razón por la cual reclamo mi derecho a asistir a los oficios sagrados que se celebran durante todos y cada uno de los días de precepto establecidos por la Santa Madre Iglesia).


El último de los puntos citados es particularmente importante, dado que servidor considera que el no tocar las narices en materia de religión y de conciencia a quienes nada han hecho para merecer ser molestados es la base de toda paz social que se pretenda a un tiempo viable y cimentada sobre la Justicia. Por eso acepto que cada cual elija libremente si santificar las fiestas que yo si creo que se deben santificar, pero no acepto la "santificación" del trabajo (al menos tal como la entiende el empresariado depredador que traslada sus empresas a Estados esclavistas como China), y menos aún si del mio se trata y si otros se atreven a santificar lo que yo no santifico a costa incluso de los deberes de los creyentes el Señor Jesucristo. IHS

MANDELA. EL CABALLERO OSCURO

A TODO EL QUE LE GUSTE LO QUE LEYERE, QUE LO DIVULGARA A TRAVÉS DE CUALQUIER MEDIO DISPONIBLE YO LE PIDIERE. ¡DIFUSIÓN ES PODER!


Todo el asunto este de la muerte de Mandela me ha hecho acordarme del final de "Batman. El Caballero Oscuro". Y lo que he sacado de todo esto es lo siguiente: que ni era el héroe que Sudáfrica y el mundo se merecían, ni era el que necesitaban en este momento de la Historia.

Más nos vale no conformarnos con tan poca cosa como fue Mandela en el mundo que acaba de abandonar. ¡Aspiremos a volar un poco más alto! Cuando escucho hablar de ese señor como el personaje más importante de todo el pasado siglo no sé si me voy a partir de risa o si se me va a partir el corazón de tristeza a la vista de la imbecilidad manifiesta que constantemente traslucen sus adoradores.

No voy a juzgar propiamente al personaje porque no sé si sus intenciones eran buenas o no. Así que, ante la duda, pensaré bien de él y consideraré que, aunque muy equivocado desde mi perspectiva, defendía lo que él creía mejor para su país, para África y para la Humanidad. Sin embargo, eso no justifica la miseria en la que se ha instalado en tiempo record la Sudáfrica post-apartheid. Es evidente que la tricentenaria dominación blanca fue un desastre moral para el país de Mandela (aunque es importante aclarar que no fue mala tanto por ella misma como por la poca preocupación que se mostró por la elevación cultural y moral de la mayoría negra bantúe y bosquimana a la que los bóers y anglosajones dominantes podían haber intentado educar un poquito en la tradición cultural cristiana y occidental -como hicieron, para su eterna honra, los españoles con los indios en América-). Ahora bien, no entiendo por qué nadie debería estar contento de que en Sudáfrica se haya pasado del desastre moral que supuso el apartheid al desastre material que está siendo la Sudáfrica "igualitaria" inaugurada por Mandela y regida por sucesores suyos que pertenecen al mismo partido que él. Que, por cierto, también es un desastre moral en sentidos diferentes de aquel en el que lo era antes. Mandela sustituyó la ignominia racista por la ignominia abortista (cuyas principales víctimas, por cierto, son los propios negros cuya "defensa" encumbró a la fama mundial al personaje).

Hasta hace apenas un cuarto de siglo, Sudáfrica era la mayor potencia africana y un país técnicamente avanzado que constituía un referente en muchos sentidos en el escenario internacional (¡qué duda cabe de que un régimen inmoral en ciertos aspectos puede ser encomiable en muchos otros!). Desde que "Madiba" asumió las riendas ha tenido que sufrir la ingrata experiencia de contemplar cómo los Gobiernos del Congreso Nacional Africano la han convertido en un país plagado de SIDA, de corrupción político-administrativa generalizada y de espeluznantes agresiones contra la minoría de origen europeo y éxodo cada vez mayor de la misma (lo que es malo porque, guste o no, esa minoría, además de a los tradicionales explotadores de los negros y su descendencia, engloba también dentro de sus filas a los sudafricanos más preparados, más cultos y con más dinero para invertir en el que también es su país). A lo que se suma la presencia creciente del Islam, que cada vez está más extendido en el país, con todos los problemas que eso apareja para toda sociedad, especialmente en lo que respecta al previsible aumento del odio religioso.

Y si todo lo anterior es bastante malo, también sucede que el paso de Mandela por el poder ha dado pie a una comprensible reafirmación de los negros sudafricanos en una tradición cultural por la que entiendo que puedan sentir cierto apego (al fin y al cabo, es la suya propia, y es difícil renegar de lo propio, por malo que sea), pero que a la vez es causa de su ruina como nación, hasta el punto de que lo que mejor les iría sin duda es desterrarla para siempre y sustituirla por la tradición europea y cristiana que no dudo ni por un momento que sus dominadores sajones y bóers calvinistas deberían haberles enseñado mejor (tres siglos tuvieron para hacerlo). Aunque solo sea porque estoy seguro de que esa tradición -incluso en su devaluada versión herética protestante- es la única que podría contribuir eficazmente a garantizar su propia felicidad. ¡Y no es un deshonor recibirla desde fuera! ¿Acaso no recibió Europa misma la fe cristiana (y seguramente también la civilización) del Oriente Próximo egipcio y mesopotámico? A mí esa me parece una buena razón para que el don que se nos hizo en el pasado procuráramos hacérselo nosotros a los demás pueblos. IHS

UNA LISTA DE VERGÜENZA

He aquí una lista bastante idiota de las 20 personalidades más grandes de la Historia que aparece en http://religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=32754:


1. Jesús de Nazaret
2. Napoleón Bonaparte
3. Mahoma
4. William Shakespeare
5. Abraham Lincoln
6. George Washington
7. Adolf Hitler
8. Aristóteles
9. Alejandro Magno
10. Thomas Jefferson
11. Enrique VIII de Inglaterra
12. Charles Darwin
13. Elizabeth I de Inglaterra
14. Karl Marx
15. Julio César
16. La Reina Victoria de Inglaterra
17. Martín Lutero
18. Iosif Stalin
19. Albert Einstein
20. Cristobal Colón

De los diez primeros, a lo sumo merecen estar en tan alto pedestal Jesucristo, Mahoma, Aristóteles y Alejandro. Entre los veinte primeros, no desmerecen Napoleón, Lincoln, Hitler, Darwin, Marx, Colón, Einstein o Stalin. Más arriba de lo que está merece que se lo ponga Lutero. Y muchísimo más arriba que nadie (con la excepción de Cristo y quizá de Mahoma) debería ubicarse segundo o tercero el gran Cayo Julio César. Eso por el lado de los que aparecen en la lista.

Porque otros muchos no aparecen. ¿Dónde está uno que ha influído en el mundo que hoy conocemos mucho más que los anteriores? ¿Cómo no aparece Augusto, sucesor de César y primer emperador romano, gracias a cuya obra el Imperio duró en Occidente casi medio milenio y en Oriente casi un milenio y medio? ¿Y Buda, que quizá sea el personaje histórico más trascendente que ha dado Asia? ¿Y Gengis Khan, que seguramente sea el mayor conquistador de la Historia y el más grande entre todos los bárbaros que han amenazado a la civilización? ¿Y Confucio y Lao Tsé, que fueron los grandes organizadores sociales de China? ¿Y Carlomagno, que fue el más grande de todos los monarcas medievales europeos y de cuyo Imperio dividido en el Tratado de Verdún (843) proceden directamente las actuales Francia y Alemania? ¿Y Homero, creador de obras inmortales como "La Ilíada" y "La Odisea"? ¿Y Pericles, en quien se encarna el periodo áureo de Atenas? ¿Y Temístocles, cuyo genio salvó de la ruina a toda la Hélade en la guerra contra los persas? ¿Y San Pablo, el Apóstol de los gentiles y principal artífice humano de la difusión del Cristianismo? ¿Y Newton, que en su tiempo revolucionó la física? ¿Y los Reyes Católicos, que forjaron la grandeza de España y patrocinaron a Colón? ¿Y los hermanos Macabeos -Judas, Jonatán y Simeón; hijos todos del gran Matatías-, que evitaron que Antíoco IV Epífanes llevase a término sus deleznables propósitos de helenización de Israel y que por ende impidieron la desaparición del culto monoteista de encima de la superficie de la Tierra? En fin, si yo hiciera la lista, sería muy diferente. Pero, afortunadamente, tengo el suficiente seso como para saber que ni siquiera el mayor erudito podría establecer claramente quienes fueron los más grandes e importantes personajes de la Historia. Hay ciertas cosas que solo las puede saber Dios.

¡Así que preguntémosle a Jesucristo que piensa de todo esto! Desde luego, la primera posición que ostenta el Señor, Dios y Redentor de todos los hombres es indiscutible, y no solo para los que creemos que fue la Encarnación de la única Divinidad... Por Él contamos los años. ¿Necesitamos otra demostración? Que sirva ésta. Comparándolo con otros fundadores religiosos o modeladores sociales, es fácil reconocer que, aunque Confucio o Mahoma han influído tremendamente en la cultura china o musulmana -y seguramente si se preguntase a esa gente pondrían a esos dos por encima de Cristo-, apenas han tenido peso entre nosotros. Por el contrario, la cultura de Occidente se ha hecho sentir y ha sido parcialmente copiada en todas partes. A través de ella Cristo se ha convertido en un personaje al que tienen presente todas las culturas del mundo, con independencia de que dichas culturas se hayan empapado del cristianismo o hayan permanecido paganas. Seguramente un chino, un hindú o un musulmán no lo tengan por el primero, pero le reconocerán espacio entre los cinco primeros, cosa que no puede decirse de ninguno otro. Porque de Él hemos hablado mucho a todos los que hemos conquistado y/o aculturado. ¡Ya si para bien o para mal, si con sinceridad o invocándolo de manera hipócrita, esos son temas que quedan para los historiadores profesionales! IHS

¿QUÉ HACER CUANDO UN AMIGO TE DEJA TIRADO?

[Antes de leer este artículo, échenle un vistazo a este vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=3QAekd5A1iI]

Espero nunca jamás volver a tomarme la molestia enorme que me ha supuesto en el pasado intentar mantener vivas mis relaciones con esas personas a las que, de repente, sin previo aviso, pareces molestar o interrumpìr cada vez que tienes la iniciativa de reanudar con ellas un contacto que, por unas cosas o por otras, se ha visto interrumpido desde hace ya meses, y hasta años. ¡Esa es una valiosa lección que durante los últimos tiempos me ha enseñado la vida! Aunque quizá no todo lo rápido que me habría convenido, pero mejor tarde que nunca. ¿Para qué darse tanto trabajo? ¿Para sentir en todo momento que sobras en la vida de alguien a quien tuviste entre los mejores? Porque el problema no es estarse sin ver a alguien por mucho tiempo. Mis amistades no dependen del número de veces que veo al año a los que más quiero. Lo que verdaderamente a mi me sabe mal y me parece feo es sentir que se te trata como si estuvieras fuera de lugar en la vida de la persona a la que sientes que una vez le importaste. Aunque ya uno duda. ¿Sería todo mentira?

Cuando tú sabes que, pasara lo que pasara, el alejamiento que experimentaste en relación con otra persona no fue culpa tuya y tú nada hiciste que justifique la reacción que ese falso amigo ha tenido contigo al hacerte el vacío, lo mejor que puedes hacer es seguir durmiendo con la conciencia tranquila. No entro ya en lo de ser sincero con aquellos que es evidente que no tienen el menor interés por saber cómo te va la vida. Siempre es un gustazo, en caso de que vuelvas a verlos, no ocultar lo poco satisfecho que estás con su comportamiento. ¿Que se lo toman mal? Pues dice el refrán que "quien se pica, ajos come".

El problema es que pienso que actuar así es hacer gala de una sinceridad que quizá el tipo de individuos de las que estoy hablando no merecen que tengas con ellos. Es verdad que no es cristiano mentir. Por eso, mi consejo es el siguiente: Si te preguntan, díles lo que piensas. Si te apetece, diles lo que piensas. Pero si ni te preguntan ni a ti te apetece contarles lo que no merecen que tú les hagas saber, no vayas corriendo en pos de ellos para anunciarles la verdad -esto es, lo legítimamente despegado de ellos que te sientes-. Sería darles una importancia que no deben tener en tu vida. Por respeto a tí mismo y también a tus verdaderos amigos.

El trago nunca es agradable. Sin embargo, se lo debes a los que siempre han estado a tu lado y han sabido demostrarte que nunca te han olvidado y que nunca te olvidarán. Es una forma de compensarles por el tiempo que no disfrutaste en su compañía porque lo consumiste preocupado por asuntos relacionados de una u otra forma con la persona que te falló. Un premio para todos aquellos que han ganado una estantería propia y perdurable en el archivo de tus recuerdos. Estantería, en el caso de estos últimos, cuya más importante carga es el cariño que los buenos amigos te deben inspirar siempre. IHS

BLASFEMAR NO DEBE SALIR GRATIS


A TODO EL QUE LE GUSTE LO QUE LEYERE, QUE LO DIVULGARA A TRAVÉS DE CUALQUIER MEDIO DISPONIBLE YO LE PIDIERE. ¡DIFUSIÓN ES PODER!

El presente artículo viene motivado por una imagen. Nada más y nada menos que la siguiente:




Si Dios quiere (y estoy seguro de que querrá), llegará el día en que esta repugnante blasfemia costará muy caro a quienes produciendo este tipo de material o compartiéndolo se mofan y befan de los más hondos sentimientos que hacia la Madre de Dios albergamos los que creemos en Él. Cosificar a la mujer es algo que nunca recibirá mi aprobación, y me la pela que por ello me llamen puritano o cosas peores. En mis relaciones con el otro sexo, prefiero quedarme corto que pasarme de frenada. Puede que eso a veces no ayude a encontrar a nuestra otra naranja, pero nos ayuda a vivir con honor. Divertirse con cosas tan vulgares y de mal gusto como ésta es una falta de respeto hacia las personas a las que convertimos en medios para nuestro placer, pero nos envilece y esclaviza ante todo a nosotros mismos. En definitiva, que a mi esta exaltación del puterío me ofendería y me asquearía incluso de no mediar el insulto a lo sagrado, cosa que creo que seguramente habrá quedado suficientemente clarita.

Sin embargo, no es por eso por lo que he estallado. El momento en el que se me ha hecho absolutamente imposible e inaceptable tragarme la procesión que me recorre por dentro fue aquel en el que me di cuenta de que se había utilizado un icono sagrado para colocarlo en uno de los sitios que menos podría corresponderle. El culo de una morenaza comprendo que sea cosa que nos guste a muchísimos hombres y haga que los ojos se nos salgan de las órbitas de puro deseo (qué duda cabe de que no estamos hechos de pìedra y de que a casi todos nos seduce la carne en mayor o en menor medida), pero no es ni será jamás un lugar adecuado para ubicar una imagen de Santa María siempre Virgen. A la que hoy, más que otras veces, le suplico que ruegue a su divino Hijo por todos nosotros. Digo "por todos nosotros" porque, aunque critique con frecuencia los pecados de otros, procuro no olvidar nunca que yo también necesito perdón y que quizás precise de él mucho más que aquellos a quienes afeo la conducta. IHS

DISCUSIÓN INÚTIL SOBRE EL ABORTO

A TODO EL QUE LE GUSTE LO QUE LEYERE, QUE LO DIVULGARA A TRAVÉS DE CUALQUIER MEDIO DISPONIBLE YO LE PIDIERE. ¡DIFUSIÓN ES PODER!

He estado esta tarde comentando el estado de Facebook de un buen amigo en el que se hablaba acerca del polémico libro "Cásate y sé sumisa", de Constanza Miriano. Iba a escribir un segundo comentario, pero prefiero hacer de esto un estado. Sobre todo porque hay interlocutores con los que vale la pena intentar comunicarse y otros con los que no. En este caso, no valía la pena. Cuando una persona no sabe razonar, simplemente es que no sabe. Y se trata de algo que no se puede enseñar. O al menos no a través de las redes sociales.

Eso exactamente es lo que sucedía con mi interlocutor. Su problema es que no me ha ofrecido ni una sola razón digna de ser tenida en cuenta para defender su posición (a saber: que el libro de la señora Miriano debe ser prohibido en nombre de la dictadura de lo políticamente correcto, que no es tiranía diferente de la que está llamada a ejercer la Bestia a que se hace referencia en el Apocalipsis). Lo único que ha hecho es marearme con normativa comunitaria que, según esta persona (y, desde luego, no fío nada en absoluto de su criterio), justificaría desde la perspectiva del Derecho la censura de la obra de la autora italiana.

Yo lo que me pregunto es: ¿Por qué creería mi oponente que un comentario en el que lo único que hace es invocar en defensa de su totalitario y liberticida punto de vista una montaña de reglamentos y directivas de la Unión Europea aportaría algo al debate que estábamos manteniendo? Aquel pasado intercambio de ideas no se centraba en torno al "ser" de las cosas -que tampoco creo que todavía sea el que sugiere nuestra interlocutora, aunque vayamos por desgracia camino de ello-. De lo que estábamos hablando era de cómo creemos nosotros que las cosas "deben ser". La salida que tuvo equivaldría a la que tuviera en una conversación sobre el Holocausto un contertulio que lo defendiese por ser legal conforme a la juridicidad nazi que rigió en Alemania durante los años del totalitarismo hitleriano; o una que lo criticase alegando que no se ajustaba al ordenamiento de la República de Weimar vigente cuando el cabo bohemio ascendió a la Cancillería. ¿Serviría eso acaso de base realmente valedera para estar a favor o para estar en contra de lo que hizo Hitler?

Lo cierto es que no. Porque no estábamos hablando en términos de legal/ilegal; sino de justo/injusto. Y cuando se habla en clave de justo/injusto a mi, al menos (y creo que no soy el único) me la pela totalmente lo que se suponga que sea legal o ilegal. Impedir la práctica de un aborto jamás dejará de ser bueno, por más que en el mundo entero se decidiera legalizar el Holocausto de los no nacidos. E intentar poner fin a un genocidio jamás estará mal, por más que el genocidio que se comete sea conforme a las leyes del país en el que tuviera lugar tal aberración.

De todas maneras, que nadie se sorprenda de la perfecta demostración de falta de juicio que acaba de correr a cargo de mi replicante. ¿Podía esperarse algo diferente de un pagano beligerante, perteneciente a ese grupo de personas que parece que se considerasen a sí mismas en perpétua guerra contra la voluntad de Dios y contra la Racionalidad perfecta y con mayúsculas que se sobreentiende caracteriza a nuestro Creador? Como decía el gran Chesterton, los seres humanos, en el momento en el que dejan de creer en Dios, empiezan a creer en cualquier cosa. Y yo a esa gran verdad añado que además lo hacen con notable gozo, en la medida en que sus creencias -por irracionales, irrazonables e insensatas que sean- les sirven de excusa a sus propios y necios ojos para justificar su falta de fe en las verdades reveladas a los hombres por el Altísimo.

Esos paganos (y una persona que habla como la que ocasiona este estado se cuenta entre ellos -con independencia de lo que esa misma persona afirmara respecto de sus creencias íntimas-) no tienen bastante con descristianizar el mundo ocasionándole un infinito daño que seguramente se volverá contra las mismas personas que propugnan esta gran maldad. ¡Si por estos enemigos de la Verdad fuera, se descristianizaría también la fe que desde hace veintiún siglos enseña la Iglesia Católica, y hasta la misma figura de nuestro Maestro! Pues eso es lo que quieren: que la fe que profesamos quede vacía de todo contenido más allá del que impongan en cada ocasión histórica distinta las pasajeras modas del momento. De ahí la necesidad que tienen de emprender toda esta patética persecución de un libro en el que lo único que pretende su autora es exponer lo que tanto ella como muchos otros consideran que es la enseñanza cristiana acerca del matrimonio que nos fue transmitida a los creyentes por San Pablo, y que a éste le fue revelada por nuestro Señor, Dios y Salvador Jesucristo. Bendito sea el Apóstol de los Gentiles, y más todavía el Mesías Redentor que lo eligió para ocupar la alta posición que le fue encomendada. Así sea. IHS

viernes, 29 de noviembre de 2013

UN MANIFIESTO IMPACTANTE

A TODO EL QUE LE GUSTE LO QUE LEYERE, QUE LO DIVULGARA A TRAVÉS DE CUALQUIER MEDIO DISPONIBLE YO LE PIDIERE. ¡DIFUSIÓN ES PODER!

No tengo costumbre de dedicar mis entradas a referir textos que no he elaborado yo mismo en este blog. Pero a veces uno lee cosas que se tienen que compartir. Y una de ellas es un manifiesto que acabo de conocer es el que se leyó con motivo de la conferencia que vino a dar (que afortunadamente al final quedó abortada) ese pequeño hombre que es el presuntuoso Ministro Principal de Gibraltar. Ese cretino de Fabián Picardo. Matón a sueldo de los pobres restos que todavía quedan -aunque espero que no por mucho tiempo- del otrora imponente (aunque igualmente inmoral) Imperio Británico.

Éstos son los enlaces de prensa por los que he llegado a conocer esta noticia que tan interesante me ha parecido y de la que tanto me congratulo:

http://www.diariodejerez.es/article/provincia/1656264/la/conferencia/fabian/picardo/se/suspende/por/motivos/seguridad.html

http://www.europapress.es/andalucia/cadiz-00351/noticia-suspendida-motivos-seguridad-intervencion-picardo-campus-bahia-algeciras-20131128185417.html

www.diariocritico.com/nacional/gibraltar/picardo/boicot-gibraltar/446735

http://andaluciainformacion.es/andalucia/360110/suspendida-por-motivos-de-seguridad-la-intervencion-de-picardo-en-el-campus-bahia-de-algeciras/

http://www.elmundo.es/espana/2013/11/28/52978c68684341664a8b4593.html

http://www.publico.es/485654/200-personas-abortan-una-conferencia-de-picardo-en-algeciras-al-grito-de-gibraltar-espanol

http://www.larazon.es/detalle_normal/noticias/4532040/espana/las-protestas-llevan-a-suspender-una-conferencia-de-fabian-picardo-en-algeciras#.UphoTCcUaMs

http://ecodiario.eleconomista.es/interstitial/volver/Nuezoct13/flash-ecodiario/noticias/5353839/11/13/Suspendida-por-motivos-de-seguridad-la-intervencion-de-Picardo-en-el-Campus-Bahia-de-Algeciras.html

http://www.canalsur.es/noticias/andalucia/el-ayuntamiento-de-algeciras-contra-la-conferencia-de-picardo-en-cadiz/352900.html

http://www.diariodesevilla.es/article/espana/1656264/picardo/suspende/acto/cadiz/por/motivos/seguridad.html


Y el que os voy a trascribir abajo es el manifiesto que los representantes del estamento estudiantil (en las noticias he leído que se trataba de un tal Alfonso Arranz, al que Dios bendiga por siempre) leyeron delante de los pescadores que vinieron a protestar contra la provocativa visita del peón del colonialismo inglés. Bueno, reconozco que no sé a ciencia cierta cuál es el texto que al final se leyó. He tenido noticia de dos versiones (me imagino, como suele ser normal en estos casos, que tendrían una más corta y sencilla para leersela al "pueblo llano", y otra más larga y refinada para exhibir en ambientes más "intelectuales"). Yo la que os transcribo es la más larga, que me parece sensiblemente más bella, apasionada e ilustrativa de la realidad que la otra (que no está mal, pero que me parece más de batalla y es evidente que no es más que un acortamiento de la otra levemente diferenciado hacia el final). Como el ordenador desde el que escribo está un poco loco, no os bajo un archivo, pese a que sería lo más cómodo. Así que aquí tenéis el texto del manifiesto:

"¡Gaditanos y demás españoles! ¡Asistentes a este esperpento todos los aquí presentes! Es nuestro deseo el poder leer aquí en vuestra presencia un manifiesto muy comedido, pero no por ello menos firme. Y eso es exactamente lo que tanto yo como mis amigos, representantes elegidos por el alumnado de la Universidad de Cádiz, nos disponemos a hacer..., siempre y cuando, como es natural, nos sean concedidos por gentileza de ustedes los pocos minutos que necesitamos para llevar a cabo la tarea que nos hemos encomendado a nosotros mismos. Tal importancia reviste el tema sobre el que va a versar nuestra declaración, que fácilmente podríamos subir los compañeros que la hemos preparado al estrado para sustituir al Ministro Principal de Gibraltar, pasando a ser nosotros los que aquí os diéramos una conferencia. Sin embargo, las menos de dos páginas que cubrirá nuestra proclama serán suficientes para que, sin que os sea robado demasiado tiempo, podáis formaros un juicio aceptablemente completo acerca de la Justicia que asiste nuestra causa.


Me imagino que todos los asistentes a esta conferencia hemos oído hablar mucho de los problemas que afectan a nuestra convivencia con Gibraltar. Y poco ayudan las autoridades del Peñón a que los telediarios dejen de darnos las peores noticias imaginables en relación a este asunto. Ahora bien, no creáis que hemos venido a largar un excurso mediante el cual justificar la reivindicación que como españoles sostenemos sobre la tierra que ilegítimamente gobierna el señor Picardo en nombre de Londres. Ni tampoco creáis que venimos a leeros un listado de las afrentas y agravios que los Gobiernos británico y gibraltareño llevan ya trescientos años exactos perpetrando contra las personas de muchos españoles y contra el interés más elemental de nuestra Nación. Esa España de la que los autores de éste manifiesto somos orgullosos hijos. Madre nuestra a la que los ilegítimos ocupantes a quienes antes hemos hecho referencia usurparon el territorio del Peñón, que por derecho moral nuestro pueblo no ha de dejar jamás de reclamar como propio.


En realidad, la queja a la que pretendemos que prestéis oído va dirigida fundamentalmente a los órganos directivos de la Universidad provincial. Nos parece terrible el entreguismo colaboracionista del que esas mismas autoridades universitarias demuestran adolecer cuando permiten que el lacayo de una potencia ocupante (pues eso es Fabian Picardo, por más que él de si mismo afirmará seguramente ser el “representante legítimo” de un falso pueblo gibraltareño), acuda aquí a Algeciras a hacer apología de un punto de vista en relación a este conflicto que no es simplemente diferente del que tradicionalmente ha mantenido España (que es el que esperamos que siga manteniendo, ahora y siempre). Desgraciadamente, defender en la cara de los colonizados la colonización es una afrenta y un insulto indefendible a la dignidad de todos y de cada uno de los españoles de bien. Que no están dispuestos a transaccionar con lo que les pertenece por un derecho que es sabido avalan unas cuantas resoluciones del Comité de Descolonización de la Organización de las Naciones Unidas.


Colonizados por el Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte somos los españoles en general. Pero no cabe duda de que unos más que otros. Entendemos que en Santander no se tenga una conciencia clara de lo que significa la usurpación del suelo patrio por la potencia colonizadora. Mas no podemos aceptar que la provincia gaditana, aquella a la que pertenece en su totalidad el suelo arrancado del amoroso regazo de la Madre Patria, tenga que soportar esta vergonzosa exhibición de la altanería llanita y de la prepotencia de la siempre para con España infame y desleal isla de Britania. Porque Picardo no solo exhibe delante de nosotros su mal gusto y el peor de los que han tenido la falta de escrúpulos suficiente como para darle voz hoy aquí. Él y la imperialista City londinense para la que trabaja son los que delante de los habitantes de esta provincia se carcajéan con descaro de nosotros, que somos los que con mayor motivo tendríamos que rechazar mantener cualquier tipo de trato con nuestros opresores. Que no solo ocupan territorio de Cádiz, sino que además asfixian económicamente a nuestra provincia, de cuya elevadísima tasa de paro (la más alta de toda España) no puede dejar de ser responsable esa colonia pirata que todos sabemos (empezando por ellos mismos) que vive de su condición de paraíso fiscal, centro de negocios indecorosos y turbulentos. Parásito que en virtud de su deplorable condición absorbe un enorme comercio que, en otras circunstancias, habría de repercutir en la riqueza y el desarrollo de la provincia cuyos recursos más vitales impide que sean debidamente aprovechados por nosotros.


Esa es la triste realidad que representa el personaje al que hoy la UCA da cabida en sus aulas. ¿Para que nos instruya en qué, por cierto? ¿En la rapiña, el saqueo, la competencia desleal? ¡Esas y no otras son las asignaturas en las que tanto el Gobierno británico como el de la colonia han sacado repetidamente a lo largo de la Historia matrícula de (des)honor! Y los que los han recibido en el para nosotros sacrosanto suelo de nuestra provincia y de nuestra Universidad no solo los retribuyen enseñándoles a ellos y a todos los que contemplamos el triste evento que hoy se celebra hasta dónde pueden llegar la traición, la cobardía, el entreguismo y la bellaquería de unos españoles y gaditanos renegados que dignos son de ser comparados con los parisinos que allá en los tiempos de la ocupación alemana durante la Segunda Guerra Mundial se ponían voluntariamente al servicio de las autoridades nazis. ¡No exageramos! Pues a la impudicia que demuestran procurando trato de favor para los más enconados enemigos de nuestra prosperidad añaden la administración desleal de nuestros caudales públicos. ¿O hay aquí algún asistente a esta conferencia que crea que este nuevo insulto británico y llanito a la nación española y a la provincia de Cádiz lo ha pagado el Tesoro Público británico? Esta deleznable demostración de prepotencia anglosajona y de autodesprecio por parte de España, una vez más, se ha pagado con dinero ilegítimamente hurtado a todos los españoles. ¡Robado de nuestros bolsillos, que esto quede claro! Si se nos hubiese preguntado, ¿piensa acaso alguno de vosotros que los españoles habríamos elegido sufragar la ignominia? ¡Eso ni borrachos, válganos Dios!


Terminamos nuestro manifiesto haciendo mención de otros dos hechos que merecen ser dados a conocer a quienes acuden hoy a este infame mitin antigaditano. Uno de ellos es la discriminación que ha ejercido la UCA contra muchos de sus propios alumnos, a los que les ha negado alegando excusas nada veraces el acceso a la presente conferencia. Presumimos que con el fin de impedir que más patriotas españoles y más gaditanos comprometidos con el interés de su provincia acudiesen aquí para hacer oír su indignación con no menos vehemencia que la que hemos manifestado nosotros. Y prueba de que lo que nosotros decimos no es ocurrencia propia de un par de exaltados, es el segundo hecho oprobioso del que deseamos hacer mención. A saber, que no se han cursado invitaciones a los representantes estudiantiles para acudir hoy aquí. Se les ha excluído deliberadamente de esta apoteosis del colonialismo inglés y de la autodegradación a la que somos sometidos tantos buenos ciudadanos por mor de la labor de zapa que llevan a cabo en contra del interés de su propio país demasiados malos españoles y peores gaditanos. ¡Normal que el celo por la patria grande -que es España- y por la patria chica -que es Cádiz- brillen en la UCA por su ausencia! ¿Qué puede esperarse de quienes ni siquiera muestran respeto por lo que tienen más cerca de todo, esto es, a ellos mismos? Porque faltar de esta manera al respeto a los representantes estudiantiles de la UCA no es sino ciscarse en la propia Universidad a la que sirven, al igual que en los alumnos que dan sentido a la existencia de la citada institución de enseñanza superior, que son los que eligieron a aquellos.


Sé que seguramente tanto los propios como los extraños estarán deseando que este discurso termine. Los propios (que son los que saben que tenemos razón), porque ya todo -al menos para el tiempo de que disponemos- ha quedado suficientemente explicado. Los extraños (que son los que, independientemente de que sepan o no de la Justicia de nuestra causa, no contribuyen al éxito de la misma o incluso la torpedean deliberadamente), porque a esos nada les intimida tanto en esta vida como que sus contrarios se atrevan a hacer resplandecer la luz de la verdad de tal manera que su brillo diáfano y refulgente atraviese el oscuro velo de mentira e ignorancia que han entretejido con el objeto de atrapar dentro de sus negras costuras a aquellos a los que aspiran a seguir dominando mediante el fomento de su inactividad. Ambas clases de personas entre las que asistís a esta conferencia podéis estar tranquilas, pues nuestra disertación llega aquí a su anunciado final. No hemos dicho todo lo que hay que decir acerca de la grave situación sobre la que hemos tratado. Pero hemos aligerado esa carga tan pesada como el propio Peñón motivo de la discordia que por culpa de la indecencia de las personas e instituciones cuya nefasta labor criticamos ha sido echada encima de los ya bastante maltratados hombros de esta provincia a la que tan mal sirve su Universidad. Así que para nosotros, con lo dicho hasta ahora será suficiente... ¡Por hoy! Avisados quedáis de que no será la última vez que sepáis de nosotros. ¡Muchas gracias por escucharnos! ¡Reflexionen sobre la realidad acerca de la cual se les ha informado! Y, para todo lo demás, vayan con Dios."

lunes, 18 de noviembre de 2013

CRETINISMO Y PALETERÍO DE MUCHOS PAGANOS

A TODO EL QUE LE GUSTE LO QUE LEYERE, QUE LO DIVULGARA A TRAVÉS DE CUALQUIER MEDIO DISPONIBLE YO LE PIDIERE. ¡DIFUSIÓN ES PODER!

"Y por que no dejar que la gente elija libremente lo que desee hacer con su cuerpo y con su vida?Que se informé de los efectos posteriores que pueda tener un aborto,consecuencias psicológicas sobre todo y que la gente elija."

¿Por qué los abortistas recurren siempre para defender sus pamplinas macabras a razonamientos tan poco sesudos? ¿Por qué, no contentos con profesar ideas que tan poco contribuyen a dignificarlos, se indignifican más todavía profiriendo toda clase de boberías incoherentes?

Desgraciamente, incluso entre los que en teoría piensan como yo hay demasiados partidarios del empleo de eufemismos que encubran la realidad que tienen la fea costumbre de atreverse a afear un lenguaje que es el que ellos deberían de emplear contra los enemigos de la vida (que también demuestran ser, rebuznando comentarios como el anterior, enemigos inveterados de la inteligencia alérgicos a todo lo que tenga que ver con el uso adecuado de los circuitos neuronales). Triste que me hacen sentir esos que tan a menudo incurren en el llamado "fuego amigo". ¿Creerán en serio que se puede conquistar el corazón de la gente paseando el complejo? Pues complejo hacia las propias ideas es el mal que afecta a los que invierten más tiempo en pensar cómo las tienen que explicar para no enajenarse el apoyo de los indecisos que en exponer sus postulados ante el gran público de modo fehaciente.

Volviendo al tema de las chorradeces que se gastan los partidarios de la cultura de la muerte, lo cierto es que me molesta particularmente que tan a menudo no sea capaces de expresar un solo planteamiento que merezca ser considerado propio de una inteligencia superior como se supone que es la humana en relación a la de las demás bestias. Para ellos el esquema mental causa-efecto no significa nada. Por eso, para defender el exterminio de los nasciturus (que es un genocidio mucho peor y más cruento que los cometidos por Hitler y Stalin), se permiten recurrir a premisas y a axiomas que, debidamente redirigidos, podrían ser alegados para justificar cualquier forma de homicidio y de destrucción de la vida del prójimo. Negar el derecho a la vida de los nasciturus obliga, por más que esto se encubra interesadamente, a negar el derecho a la vida de cualquiera. Algo que tampoco debe sorprender cuando los que hacen esto son los mismos que permitieron a las niñas de San Fernando irse de rositas. Y al Rafita. Y a tantos otros criminales de la peor calaña que no han cumplido más que una mariconada de pena de cárcel tras la cual nos los han largado de vuelta a la calle para que tengamos que sufrir bien nuevos crímenes o bien tener que volver a verles su puta cara. ¡Cabrones! No creen en la Justicia. Seguramente porque nunca han sentido tener necesidad de ella (al decir de San Pablo, "creyéndose sabios, se hicieron necios"). ¿Lo peor de todo? Que, no contentos con negársela a ellos mismos, nos impiden su disfrute a todos los demás.

A todo lo antedicho se suma otra abominación y otra indignidad del tipo de las que deben siempre esperarse de los paganos en las sociedades en las que éstos son tales por apostasía (sin importar que sea la propia o la de sus mayores). La cretinización de la sociedad a la que asistimos no se entendería si no se atendiese al fenómeno de la creciente "vulgarización analfabetizante" del lenguaje. Que ha dado lugar a la aparición de nuevas generaciones de españoles que no están capacitados ni para escribir correctamente ningún texto ni para comprender mínimamente los que están decentemente escritos. No es el anterior el más visible ejemplo de texto mal escrito. incluso, habida cuenta de lo mal que hoy se lee y se escribe, podría hasta pensarse que es bastante bueno en comparación con la mayoría. Pero es inevitable plantearse el tema, precisamente porque muchos considerarían erróneamente que eso está aceptablemente bien escrito. Aunque claro, ¿qué coño puede esperarse de la gente cuando la campaña de la UCA de este año es "Lo q kieras"? Si la puta uni desprecia de modo tan flagrante la corrección en el lenguaje, ¿qué no podrá esperarse de tantos paletos como los que hay sueltos por el mundo? Lo cierto es que, si yo escribiera tan mal como la mayoría, no me atreveria jamás a dar la nota en las redes sociales escribiendo de modo lamentable cosas que decenas, cientos y hasta miles de personas que no tienen por qué sufrir por causa de mis escasas dotes pueden leer, aunque solo sea por accidente. Y actuaría así porque tengo sentido del decoro. Cosa que, por el contrario, estos amantes de todas las formas de impudicia han perdido por completo.


¡Dios les perdone e ilumine! ¡A ver si con un chispazo prende la mecha que avive el fuego de la actividad cerebral! IHS

lunes, 11 de noviembre de 2013

DOS DINASTÍAS, LA MISMA BARBARIE

A TODO EL QUE LE GUSTE LO QUE LEYERE, QUE LO DIVULGARA A TRAVÉS DE CUALQUIER MEDIO DISPONIBLE YO LE PIDIERE. ¡DIFUSIÓN ES PODER!

Hace mucho tiempo, en las regiones pantanosas de al este del Rhin, más allá del límite del todopoderoso Imperio Romano y de la gran civilización que éste representaba, vivió un hombre llamado Merovech. Murió, y seguramente a nadie le pareció que aquel fuera un suceso trascendente. Era el caudillo de la bárbara tribu germánica de los francos salios. Que desde hacía cerca de un siglo vivían como federados de los romanos. Fue sucedido por su hijo Khilderick.

Este hijo tomó el título de rey. Aprovechándose de la total decadencia de Roma, y contemplando cómo otros pueblos de su misma estirpe teutónica se repartían los restos cada vez más exiguos que iban quedando del mismo, se decidió a actuar. Anexionó unas pocas ciudades galorromanas, y su reinado pasó sin particular pena ni gloria. Ni él ni su pueblo tuvieron un papel importante en la caída del Imperio Romano de Occidente, que justo entonces acababa de exhalar su último y postrero aliento.

En el 481, Khilderick murió. De tal suerte que fue exaltado al bárbaro trono de los francos salios su hijo Clodoveo. Éste parecía destinado a ser el tranquilo monarca débil de un reino igualmente impotente. ¿Qué eran los francos al lado de visigodos, ostrogodos, burgundios o alamanes? Más bien poca cosa. Tanto en términos de poder como de civilización, los francos habían resultado ser un alumno no demasiado aventajado de esa vieja profesora que es la Historia. Por de pronto, ni siquiera eran uno solo. Los francos salios reconocían la autoridad del rey. No así los francos ripuarios.

Sin embargo, al nuevo rey parecieron no arredrarle las enormes dificultades. De modo que a lo largo de un glorioso reinado que se extendió treinta años, Clodoveo convirtió a su reino en el más poderoso de toda Europa Occidental. Convertido al catolicismo desde el 496 -no se sabe si por convencimiento o por conveniencia-, el nuevo rey unificó a los francos (consiguiendo que al viejo caudillo de los francos ripuarios, Sigeberto, lo asesinase su propio hijo para luego denunciar al asesino), conquistó a los alamanes, arrebató tierras al poderoso Reino Burgundio, y destruyó en el 507 el primero de los reinos visigodos (el que, establecido solidamente en Aquitania, tenía su capital en Tolosa); obligando a éstos a abandonar las Galias casi por completo para dirigirse en tromba hacia Hispania, donde el destino les tenía reservada una segunda edad de oro mucho más impresionante que la primera...

Clodoveo murió, pero no sin haber alcanzado una notable fama en vida. Tan grande fue el ascendiente que ganó sobre los francos, que dio origen a una dinastía. Así hizo su gloriosa entrada en la Historia el linaje de los llamados reyes merovingios. Cuyo nombre derivaba del de ese mismo Merovech cuya vida parecía en un principio tan carente de trascendencia.

Nos gustaría poder decir que Clodoveo le dio por completo la vuelta a la tortilla, y que los reyes merovingios se pusieron a la cabeza de los soberanos de la Europa surgida de las ruinas del Imperio Romano de Occidente. Y, desde luego, si de lo que hablamos es de poder, lo cierto es que así lo hizo. Desgraciadamente para el mundo, no sucedió lo mismo en el plano de la cultura. Los reyes merovingios no eran más civilizados de lo que pudo haberlo sido aquel Merovech del que derivaba el nombre de su dinastía. Bien es posible que hasta lo fueran menos. Pues no eran tiempos de bonanza para la civilización, y seguramente parecía entonces mucho menos importante aprender a leer libros que a esgrimir la espada. En verdad, parece ser que ninguno de los reyes merovingios aprendió nunca a leer.

En el 711, los musulmanes conquistaron el Reino Visigodo de Toledo. De manera que, tras la caída de aquel primer Reino de España, a los francos correspondió la tarea de erigirse como gran baluarte -junto a los restos del Imperio Romano con capital en Constantinopla- de la civilización occidental frente a la marea islámica. Es una pena que la supervivencia de la gran cultura latina en Occidente quedara en manos del menos apto entre los defensores germánicos imaginables. Esta última no es una afirmación gratuita. Lean y juzguen ustedes mismos.

Desde los días de Clodoveo en adelante, aquellos bárbaros habían mantenido la concepción bárbara según la cual el reino era una propiedad privada del monarca. Es por esto que éste tenía la posibilidad de dividir su reino entre los hijos que dejaba en el mundo. Los monarcas francos hicieron esto siempre, lo que daba pie a que la sucesión al trono fuese seguida de guerras civiles y atrocidades sin cuento, que se alargaban hasta que alguno de los contendientes conseguía reunir todo el patrimonio del padre en sus manos. Y que dejaban el amplio ámbito franco bien regado de sangre y brutalidad. Como sucedió con motivo de las querellas entre las celebérrimas Brunilda y Fredegunda, reinas de Neustria y de Austriasia, respectivamente. Que seguramente sean las mujeres que más han contribuído al mal de la Humanidad de todos los tiempos.

Gracias a este nefasto proceder de los francos pasó exactamente lo que tenía que pasar. Los caminos romanos, desatendidos, dejaron de transitarse, convirtiéndose en morada de bandidos y saqueadores; y el tránsito por ellos se volvió imposible. Los acueductos fueron derruidos -al igual que las redes de alcantarillado-, de manera que las ciudades ya no pudieron disponer de un suministro de agua limpia, lo que las convirtió en un entorno insalubre que favorecía la difusión de las enfermedades. Se dejó de acuñar moneda, al mismo tiempo que se retornaba a los intercambios en especie. Todo resto de la antigua administración pública romana desapareció, siendo sustituída por un nuevo orden que reposaba por entero en las habilidades bélicas de los guerreros francos. El Derecho romano fue reemplazado por la Ley Sálica, en la que se recopilaban las sanguinarias costumbres de los bárbaros; y de este modo la Justicia de los Césares dio paso a las arbitrariedades de los reyes merovingios, de la misma manera que la ley escrita fue reemplazada por la tradición consuetudinaria. La educación superior, antaño abierta a los seglares, quedó recluída en los monasterios, y pasarían siglos antes de que los laicos pudieran volver a beneficiarse de ella. La ruina de las comunicaciones provocó el debilitamiento del poder de los monarcas, que no podían moverse rápidamente de un sitio a otro, y dependían de los gobernadores nombrados por el rey para hacerse cargo de cada territorio.

Esos señores se volvieron más fuertes de lo que habían sido nunca, en tanto que el rey dependía de ellos para mantener el orden, y ellos a su vez disponían de cada vez más siervos. Esto era así en tanto que las ciudades se fueron vaciando cada vez más rápidamente de hombres, y sus antiguos ciudadanos afluyeron al campo, a fin de hallar la protección que solo podía dispensarles la nobleza. Que no los protegió gratuitamente, sino que los obligó a trabajar para ellos y los adscribió a la tierra, que ya no pudieron abandonar. Ni siquiera cuando llegó el momento en que quisieron hacerlo. Cada parcela de tierra, incomunicada con el resto del reino por el deterioro de las comunicaciones terrestres y la práctica desaparición del comercio marítimo, tuvo que procurar ser autosuficiente en la medida de lo posible.

En definitiva, que la fortaleza de los francos quizá salvó a Europa de la desaparición, pero a costa de un precio como el que probablemente Occidente no ha pagado jamás. Nuestra civilización descendió hasta cotas bajas como no se recordaban en muchos siglos. Los herederos de Merovech y de Clodoveo sumieron sus tierras en la oscuridad. Y Europa entera pagó en algunos aspectos por los pecados de los merovingios durante más de un milenio contado a partir de la caída del último rey de ésta dinastía, Khilderick III, en el 751. Magro consuelo es saber que los años transcurridos entre el 638 y el 751 fueron años de prolongada decadencia de una dinastía que, a partir de la muerte de Dagoberto I, no dio un solo rey digno del gran Clodoveo. O saber que los monarcas merovingios perdieron todo el poco poder que les quedaba en manos de los mayordomos de palacio. No es un motivo para estar satisfechos, porque la ignominia ajena no es motivo para la alegría, y menos aún cuando los malos hábitos de los que caen en desgracia se perpetúan tanto en el tiempo...

Sin duda alguna, la dinastía carolingia que sustituyó a la de los decadentes merovingios comenzó bajo los mejores auspicios. Herederos de Carlos Martel, el mayordomo de palacio de Austrasia -reino franco que abarcaba los territorios originales que este pueblo aún dominaba al este del Rhin junto con sus conquistas más antiguas al oeste del río-, que derrotó a los musulmanes en el 732 con motivo de la celebérrima batalla de Poitiers, su primer rey se reveló tan o más grande que el mismísimo Clodoveo. Ese rey fue Pipino el Breve -así llamado por subaja estatura-, hijo de Carlos Martel, que no vaciló en echar del trono a Khilderick III para colocarse en su lugar, y en guerrear contra los lombardos para ganarse el favor del Papa, que sancionó su usurpación del trono franco.

En cuanto al segundo rey de la dinastía carolingia, se trató del que claramente sería el más grande de los soberanos que daría la Europa post-romana hasta los Reyes Católicos: Carlomagno. Conquistador de lombardos, sajones y bávaros; y creador de la Marca Hispánica -que es el germen de lo que hoy llamamos Cataluña y Aragón-, de la Marca de Bretaña, y de la Marca Danesa -que es la que da a Dinamarca (Dan-mark) su actual nombre-. El más poderoso de los monarcas europeos desde tiempos romanos y hasta el día de hoy. Coronado en la Navidad del año 800 como Emperador del restablecido "Imperio Romano de Occidente". Quien durante su reinado pareció representar la culminación de las esperanzas de renacimiento de nuestra civilización latina, que quizá volvería a emerger del cieno fortalecida por la aportación guerrera de los germanos.

Desafortunadamente, la grandeza de Pipino y la aún mayor de su hijo Carlomagno no era más que una desafortunada ilusión. Las viejas tradiciones de los merovingios no habían desaparecido. En teoría, el Imperio Romano de Occidente había quedado restablecido. Mas al título imperial no le había seguido una revitalización de las ideas romanas acerca de la res publica. Si no se había echado todo a perder es porque una serie de afortunadas coincidencias (abdicación de Carlomán, hermano de Pipino; y muerte de Carlomán, hijo de Pipino y hermano de Carlomagno) habían permitido que el ámbito franco permaneciera unido. El mismo Carlomagno tuvo la gran suerte de que solo su hijo Ludovico Pío le sobrevivió. De otro modo, él mismo habría desecho su gran obra con la misma seguridad y la misma estupidez que Clodoveo.


Lamentablemente, Ludovico no tuvo esa misma suerte. Y Europa tampoco. Así que lo que vino después de su muerte y del Tratado de Verdún de 843 (en el que los nietos de Carlomagno -Lotario, Luis el Germánico y Carlos el Calvo- se repartieron a partes más o menos iguales los territorios imperiales -pese a que esa no era la voluntad del heredero del título imperial, Lotario-) hizo parecer hasta buenos los nefastos días de los merovingios. Pues a la guerra interminable en el interior y al enemigo musulmán en el exterior se unió la amenaza que representaba una horda nómada procedente de las estepas del este: los húngaros, dignos sucesores de los jinetes hunos de antaño -pese a que no llegaran tan al oeste como el gran Atila-. Pero lejos, en el frío norte de Escandinavia, algo empezó a moverse aún en los días del gran Calomagno. No se sabe bien por qué, pero sucedió que algunos pueblos germanos de aquella zona, que tradicionalmente habían vivido del pastoreo y de la pesca -y que, en un mundo que se iba haciendo cristiano, seguían siendo paganos-, se convirtieron en constructores de barcos. Tan buenos, que en sus astilleros vieron la luz los primeros barcos capaces de surcar las aguas profundas del Atlántico. Barcos a bordo de los cuales aquellos hombres navegaron hacia el este y hacia el oeste, desembarcando en tierras mucho más ricas y avanzadas que las suyas propias. Y no precisamente como amigos, sino como feroces guerreros, a los que los habitantes del antiguo ámbito romano dieron el nombre de normandos. Ellos preferían referirse a sí mismos como vikingos. Pero ese ya es otro capítulo de la Historia...

lunes, 28 de octubre de 2013

¿POR QUÉ ABSTENERSE EXISTIENDO PARTIDOS COMPROMETIDOS CON LOS PRINCIPIOS INNEGOCIABLES? (I)

A TODO EL QUE LE GUSTE LO QUE LEYERE, QUE LO DIVULGARA A TRAVÉS DE CUALQUIER MEDIO DISPONIBLE YO LE PIDIERE. ¡DIFUSIÓN ES PODER!

Lamento muchísimo no haber votado a SAIn cuando he podido. Si hubiera sabido quienes eran entonces... Desgraciadamente, pese a que me informo de política, desconocía la existencia de este partido, y, pese a que su papeleta estaba presente, asocié de inmediato el nombre al más rancio bolchevismo. Dejé pasar así la oportunidad de votar al único de los partidos que se presentaban integrado por personas comprometidas con el 100% de lo que es fundamental para un católico en política, que son los principios que la Iglesia de Cristo considera innegociables. Culpa mía. Pude haberme informado mejor acerca de los partidos que concurrían en las elecciones.

Yo soy libertario, y ese partido no es nada libertario. Quien comparte mis escasas simpatías hacia el estatismo puede juzgar incomprensible que sea proclive a votar a un partido como éste (que podríamos definir como acendradamente intervencionista en el terreno de lo económico -mucho más que el PSOE, aunque sin llegar a la hacerse pajas mentales pensando en la instauración de la dictadura del proletariado-, y muy partidario de ese Estado Social que tanto se ha denostado y se seguirá denostando desde el blog de un servidor) y que, en cambio, ni me plantee votar por formaciones tan decididamente antiestatistas como el P-LIB. Sin embargo, en realidad mi punto de vista es fácil de comprender. Por más que las cosas del César y las de Dios hayan de separarse, me parece muy evidente que un cristiano siempre es preferible a un pagano para el ejercicio del poder. Y no es que SAIn sea un partido confesional. Que yo sepa, acepta por igual a cristianos y a paganos en sus filas (lo que respeto, pese a que no creo que ese sea un proceder conveniente). Sin embargo, se trata de una formación que, aunque no sea confesional, se compromete con los valores con los que la Iglesia señala que una formación política debe comprometerse si a un católico le ha de ser lícito entregarle el voto.

Valores con los que también se comprometen AES Alternativa Española y Familiayvida Cadizyceuta, y con los que, por el contrario, no se comprometen ni por asomo partidos como el PP, SCD -proyecto este el de Mario Conde que me ha desencantado y respecto del cual debo a los lectores otro artículo en el que explique por qué ya no pienso lo que manifiesto en http://lascronicassertorianas.blogspot.com.es/2012/08/mi-voto-pues-para-mario-conde.html- o el P-LIB, que no obstante luego aspirarán a llevarse el voto de unos católicos a los que no dudarían en defraudar ni siquiera por un segundo (esto, en el caso de SCD o del P-LIB, es solo una hipótesis plausible -viendo lo que he visto del partido, que me parece suficiente para opinar-; pero en el caso del PP es certeza y evidencia absoluta). No digo ya nada del PSOE, IU, UPyD, C's y la gran mayoría de las demás formaciones políticas, que prometen abiertamente hacerle la puñeta a la Iglesia todo lo que puedan, poco más o menos. Razón por la cual a ningún católico que tenga clara la jerarquía de valores que debería regir su acción política le es moralmente lícito votarlos.

No les pido ni siquiera que confiesen a Cristo. Pero si que les exijo que por lo menos confiesen sus verdades, aunque no sepan de dónde proceden. La gente que denuncio, por desgracia, no hace ni una cosa ni la otra. Sí lo hacen las formaciones a las que desde aquí aplaudo. Quizá en tiempos mejores que puedan estar por venir los cristianos del mañana podamos considerar a personas como don Enrique de Diego o don Rafael López-Diéguez atuénticos pioneros, en el más noble sentido de la palabra. IHS

domingo, 27 de octubre de 2013

UN CATÓLICO ANTE LA PENA DE MUERTE

A TODO EL QUE LE GUSTE LO QUE LEYERE, QUE LO DIVULGARA A TRAVÉS DE CUALQUIER MEDIO DISPONIBLE YO LE PIDIERE. ¡DIFUSIÓN ES PODER!

Me guste o no, estoy obligado a reconocer que desde hace tiempo la Iglesia Católica se muestra cada vez más reacia a avalar la aplicación de la pena de muerte. Sin embargo, la enseñanza católica no pone en duda que pueden darse situaciones excepcionales en las que no haya otro remedio que aplicarla (Vg.: rebelión armada o sedición contra un Gobierno legítimo).

En definitiva, que la postura mayoritaria hoy día dentro de la Iglesia de Cristo es contraria a la aplicación ordinaria de una pena que no tiene vuelta de hoja. Yo, siendo consciente de que, efectivamente, la muerte no puede remediarla más que Dios, creo no obstante en la aplicación de la pena de muerte movido por el ánimo de cumplir el deber que yo considero que tenemos los cristianos de hacer Justicia. No veo por qué si podemos "robarle" a un ladrón imponiéndole la restitución de lo robado o una multa penal compensatoria -además de la correspondiente pena de cárcel- no habríamos de poder "asesinar" a un asesino (el entrecomillado obedece, lógicamente, a que no creo que en ninguno de los dos casos estemos ni ante un robo ni ante un asesinato por parte de una sociedad que lo único que hace es defenderse de los que la agreden sin derecho ninguno que asista su nefasto proceder). Si podemos dejar aparentemente de cumplir el "no robarás" en el primer caso no veo razón alguna para pretender que en la segunda hipótesis no podemos actuar aparentemente en contra del "no matarás".

Sobre todo, creo que si nos es lícito matar a buenas personas en la guerra alegando tanto nuestro derecho a la legítima defensa como nuestros compromisos con la seguridad nacional y la defensa del país al que servimos en el campo de batalla; hemos, aunque solo sea por respeto a las personas a las que matamos sin que realmente lo merezcan en absoluto, de plantearnos seriamente si no es necesario (para guardar la proporcionalidad en la que se basa el concepto mismo de la Justicia) que nos deshagamos de los sujetos que claramente han protagonizado crímenes que no sea desproporcionado castigar con la muerte. Con toda sinceridad, si dejo vivir a un pederasta que ha violado a un niño recién nacido (perdón por lo truculento del ejemplo, pero hay veces que para que se lo entienda a uno bien desde el principio conviene ponerse en lo peor), no es correcto pedirme que tenga alma para ejecutar a un sedicioso ni para dar muerte en el frente de guerra a soldados de un ejército enemigo.

Concluyendo, que considero que amplios sectores de la Iglesia -que, por desgracia, son los dominantes desde hace decenios- yerran profundamente en este punto. Y, peor aun, el problema no es que esos sectores discrepen. Al fin y al cabo, hablamos acerca de un tema que no está cerrado a nivel doctrinal -que yo sepa, la Iglesia no ha emitido pronunciamientos infalibles que obliguen ni que prohiban tajantemente a un católico ser partidario de la pena de muerte en caso de delitos de extrema gravedad-, lo que significa que, a diferencia de lo que sucede con el matrimonio gay, el aborto o la ordenación sacerdotal de mujeres -que jamás podrán ser aceptados desde un punto de vista católico-, el de la pena de muerte es un tema que lícitamente puede ser sometido a discusión por quienes creemos en la Iglesia. Yo soy el primero en reconocer que hay argumentos válidos para oponerse a la pena de muerte en tanto que cristiano, aunque personalmente no los comparta. Lo que no creo que se pueda es excomulgar a nadie y negarle su catolicidad en base al mero hecho de mostrarse partidario o detractor de la aplicación proporcionada de la pena de muerte.

Lo verdaderamente trágico para mi en relación a las opiniones que en ámbitos eclesiales se sostienen en relación con la pena de muerte y con el Derecho Penal en general está en el hecho de que dentro de la Iglesia muchos de los que se oponen a la pena de muerte están imbuídos del espíritu de este mundo apóstata que los rodea y que ha trocado la Justicia en reinserción. Y no es que la reinserción sea mala per se (al contrario, yo soy partidario de la misma siempre y cuando sea aplicada con moderación). Pero, sin duda, puede llegar a ser en extremo nociva si se lleva al extremo de pretender que escoria humana como el Rafita y demás asesinos de Sandra Palo tienen derecho a ella, hayan hecho lo que hayan hecho, obviándose de ese modo toda necesidad de reparación a los afectados por los delitos -como hoy sucede-, y echándose por tierra toda idea de Justicia entendida como retribución positiva por las buenas acciones y negativa por las malas. Aplicada esa lógica a los asuntos celestes, todos irían al cielo, y yo esa trola no me la creo, y procuro insistir en su falsedad a los chicos a los que me ha tocado instruir en los cinco años que llevo de catequista. E, igual que no me creo el cuento ese del cielo abierto de par en par a los peores elementos de la Historia de la Humanidad, con el mismo Satán compadreando con el Señor nuestro Dios; tampoco acepto que me den lecciones acerca de nada personas que, diciéndose católica, niegan no ya la pena de muerte (cosa que cualquier católico puede hacer sin ningún problema, si su corazón se lo dicta), sino incluso toda idea de retribución lícita a los delincuentes por el mal que éstos han realizado (contraviniendo la Tradición y el Magisterio de veintiún siglos, así como a las propias Escrituras y a la más natural intuición de cualquier persona dotada de normal discernimiento a la que un entorno inadecuado no haya corrompido el alma), y que se permiten el lujazo de acusar a quienes la defienden de "judíos del Segundo Templo" obsesionados con la venganza y partidarios de la Ley del Talión. IHS