viernes, 21 de marzo de 2014

MALA GENTE

A TODO EL QUE LE GUSTE LO QUE LEYERE, QUE LO DIVULGARA A TRAVÉS DE CUALQUIER MEDIO DISPONIBLE YO LE PIDIERE. ¡DIFUSIÓN ES PODER!



Es curioso y hasta tiene su gracia. Pero el caso es que me da la sensación de que demasiado a menudo una parte nada desdeñable de la gente que últimamente aprovecha la primera oportunidad para jalear todas las acciones de Rusia y que hace ostentación casi enfermiza de la alegría que les ocasiona la reciente anexión de Crimea a ésta es el mismo tipo de gente a la que si las tratásemos no pocas veces oiríamos lamentarse del hecho de que Königsberg hoy en día se llame Kaliningrado.

El mismo tipo de gente que correrá a denunciar los bombardeos de los aliados anglosajones contra la población civil alemana, como si ésta (que votó masiva y libremente por Hitler en elecciones limpias todas ellas salvo la última ya organizada por el tirano en el poder) fuera inocente de la sangre de una buena parte de los 21 millones de rusos muertos durante la mayor guerra jamás habida en toda la Historia. Esa que con mucha razón y no menos sabiduría los rusos llamaron la "Gran Guerra Patria". Porque de haberla ganado los nazis puede ser que no hubiesen sobrevivido ni siquiera como pueblo sometido a la cruz gamada.

El mismo tipo de gente a la que rara vez oirá nadie manifestando la menor compasión por los judíos, los gitanos y los demás muertos del Holocausto y de la arbitraria guerra voluntariamente iniciada por el tirano que se benefició del voto mayoritario de unos alemanes que no tenían derecho ninguno a esperar que aquello les saliese gratis. Personas que normalmente intentan cuestionar las cifras reales de gente muerta con motivo de la locura del amigo Adolfo, como si incluso en el supuesto de que tuvieran algo de razón eso borrase la realidad incuestionable del propósito exterminador del Führer. Si es que no ponen abiertamente en cuestión que tal abyecto genocidio ocurriera alguna vez (los judíos desaparecieron como por arte de magia, de hacerle caso a esos individuos). Algunos hasta se atreverán a enaltecer, de manera más o menos velada, la barbarie nazi, y a hablar del régimen hitleriano como si se tratase de una opción política tan legítima como otra cualquiera.

El mismo tipo de gente que abominará de los EEUU sin atender al hecho de que las naciones europeas occidentales en las que viven bien podrían haber caído bajo el dominio político directo de Washington (lo que no justifica el espionaje yanqui, pero tampoco puede dejarnos indiferentes y no ser valorado en su justa medida). Lo que no debe extrañarle a nadie, porque a las personas de las que hablo no les dice nada la diferencia entre la democracia americana y los totalitarismos germano y ruso. Se la pasan hablando de los defectos innumerables de dicha democracia, dando a entender que de algún modo es comparable a Corea del Norte si es que no es peor.

En definitiva, gente que a menudo me parece inferior moral o intelectualmente a la media, si es que no están por debajo en los dos sentidos. Que me temo es lo que más habitualmente sucede.

Gente que simpatiza con Rusia y la tiene por modelo porque es oscurantista y arcaica como a ellos les gustaría que lo fuera toda la Tierra. Que les gustaría siguiera siendo gobernada en el siglo XXI tal y como a lo largo de todo el Medioevo era gobernado el Imperio Bizantino.

Gente que no ve inconveniente en el hecho de confesarse cristiana y a la vez predicar la bondad de un Estado lastrado, entre otras cosas, por una fuerte tradición aún no superada de entrometimiento en los asuntos religiosos de la Iglesia del país difícilmente compatible con aquella máxima tan célebre del Nazareno. La que nos dice "Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios". A ellos eso no les dice nada. No les importa que las perlas sean echadas a los cerdos y que éstos las pisoteen.

Gente que se dice católica y a la que no parece importarle que Rusia intime a la que para nosotros los católicos es la única y verdadera Iglesia de Jesucristo a que abandone la península recién ocupada -no negaré que con cierta legitimidad histórica- por las tropas enviadas por el Kremlin. Que dice querer preservar a su pueblo, pero que todos sabemos desea seguir dominando Ucrania a toda costa.

Gente que, desgraciadamente, día tras día da muestras a aquellos que tratan con ella de las escasas esperanzas que cabría tener en cualquier futuro progreso del género humano si el poder fuera detentado por ellos.

Gente lo que se dice más bien poco recomendable. O lo que es lo mismo: mala gente. De la que los rusos, bien por ellos, no dudo estarían dispuestos a servirse. Pero con la que no creo que les interese tener más relación que la de "trabajo". Si es que puede llamarse así a lo que Putin y sus servidores hacen en este mundo. ¡Una pena que los que con más decisión suelen oponerse a la gente de la que os hablo sean personas que no merecen mayor estima que ellos! A menudo es hasta al contrario. Y es que, pese a todo lo dicho, prefiero Putin a Obama. IHS

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