miércoles, 4 de octubre de 2017

SOBRE LA RADICAL FALTA DE SENTIDO COMÚN DE AQUELLOS QUE QUIEREN O A QUIENES LES DA IGUAL LA INDEPENDENCIA DE CATALUÑA

[Antes de leer este artículo, échenle un vistazo a este vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=3QAekd5A1iI]

Leía en Facebook al típico simplote (en el sentido no de estúpido, que no puedo saber si es  o no el caso, pero sí de corto de miras) que respondía a una petición para que se detenga a Puigdemont y a los demás cabecillas de la insurrección separatista en Cataluña. Su respuesta consistía en preguntar a la autora de dicha petición si es que ella y los que la secundamos estamos a favor de detener a ciudadanos solo por "pensar diferente". A esa persona le respondo lo siguiente, que vale para todos los que participen de su increiblemente insensato punto de vista:

Verás, el pasado 1-O no se abrieron colegios electorales para "pensar diferente", sino con el propósito de, por la fuerza de los hechos, quebrantando la Constitución y marginando a una gran parte de los catalanes que se sienten españoles (que quizá sean incluso la mayoría) y a todos los demás compatriotas, cometer uno de los peores delitos posibles. Como lo es provocar la ruptura por la fuerza del país, hurtando a los españoles la soberanía y el derecho irrenunciable que tienen a decidir si conservan o no su propio territorio. Cataluña nos pertenece al resto de los españoles tanto como a los catalanes (del mismo modo que Andalucía, por poner un caso, pertenece tanto a los catalanes como a los andaluces y demás españoles). Por eso mismo, detener a los políticos responsables de tamaño despropósito no es detenerlos por "pensar diferente", es protegernos al resto y a Cataluña misma de las consecuencias que podría tener esa ruptura de la unidad nacional española. Decir lo que tú has dicho es como defender a unos pederastas diciendo que los detienen por "tener gustos sexuales diferentes" de los del resto de la gente.

Es aterrador leer palabras como las tuyas, que le quitan a uno la poca fe que pueda quedarle en este país (que, si piensa como tú, por mi se puede ir a hacer gárgaras). Pareces no entender que como en esta semana el Parlamento de Cataluña se le ocurra reunirse para que los 72 Diputados independentistas decidan "pensar diferente" de las Cortes Generales Españolas y el Tribunal Constitucional y declaren una independencia en virtud de la cual las normas comunes a todos los españoles dejarán de tener valor en Cataluña, podemos tenerla montada. Declarar la independencia de un nuevo Estado y decirnos a los españoles que a partir de tal día y tal hora somos extranjeros en nuestro propio país no es precisamente un juego. Es algo tremendamente serio, que, habiendo tantos catalanes que no están a favor de la independencia, puede incluso dar lugar al estallido de violencia y a incidentes sangrientos. Por no decir incluso a una o dos guerras civiles (la primera entre Cataluña y una España que no reconozca su separación por la fuerza; y la segunda entre los catalanes unionistas y los independentistas).

Quien crea que los derechos de Puigdemont, Pujol, Junqueras, Mas, Romeva o Anna Gabriel están por encima de nuestra convivencia, que todos ellos ponen en peligro con su proceso independentista, sencillamente es que no sabe razonar y es un peligro público para España o cualquier otro país del que fuera ciudadano, y para la democracia. Y son la demostración de hasta qué punto los tiranos que en el mundo han sido se nutren de la simplonería de los palurdos. La gente malvada progresa hasta dominar una sociedad porque engaña a los que son suficientemente débiles de mente como para dejarse engañar. Ocurrió en la Alemania Nazi y ocurre en todos los países en los que triunfa la tiranía y el odio.

¡En definitiva, que detener a los líderes de la sedición independentista no tiene nada que ver con "pensar diferente"! Y por eso mismo, desentenderse de la cuestión catalana diciendo que si los catalanes "piensan diferente" allá ellos, y que hagan lo que quieran es sentar las bases para la misma destrucción del orden en sociedad y hasta de la civilización humana. Que no podría ni puede ni podrá ser en un mundo en el que impere la ley de la jungla. Que, paradójicamente, quienes nos la quieren imponer son precisamente los partidarios del buen rollito a toda costa y de no hacer nada ni aunque Kim-Jong-Un les regalara una bomba para tirarla sobre mi Cai. ¡Si es que a menudo, y más en democracia, el sufrimiento de la gente es algo merecido! Ya les pasó a los pacifistas ingleses y franceses de los años 30, que pagaron su mongolismo con el estallido a los pocos años de la II Guerra Mundial. ¿No queríais paz a toda costa? ¡Pues tomad la mayor guerra que han contemplado los siglos! En el caso francés, aderezada con un quinquenio mal contado de ocupación nazi de Francia. ¡Que no aprendemos nada del pasado! Y por eso, como sugería George Santayana, estamos condenados a repetirlo (y más concretamente, como con buen juicio siempre añade Pío Moa, a repetir lo peor de él). IHS

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