miércoles, 4 de octubre de 2017

¡SÍ SE EVITA A PALOS! "REPRESIÓN" EN CATALUÑA: DE LA FRONTERA ENTRE "PROPORCIONALIDAD" Y "BARRA LIBRE"

[Antes de leer este artículo, échenle un vistazo a este vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=3QAekd5A1iI]

Leía en Facebook una opinión relativa a la supuesta represión policial en Cataluña con motivo del 1-O. Se despachaba el asunto con una solo aunque expresivo párrafo, cuya última frase era la siguiente: "Ni un referéndum se hace así ni tampoco se evita a palos".

Vamos, que tanto para esta persona como para los millones de compatriotas que seguramente ven así el asunto, un referéndum ilegal no es algo que deba ser evitado. Digo esto porque si no es "a palos" (es decir, empleando la violencia legal cuyo monopolio ostenta el Estado), no sé cómo cojones se evita que alguien haga algo ilegal que está decidido a hacer a toda costa.

Entiendo que a ninguna persona medio decente le pueden gustar estas situaciones, pero la lógica de muchos de los que de buena fe critican la "brutalidad" policial olvida tres cosas. Una, que la cifra de heridos ofrecida por la Generalidad no es fiable (igual que no son fiables sus cifras de votos). Dos, que de esos supuestos 893 heridos, solo ha habido cuatro de cierta gravedad (es decir, que seguían recibiendo atención en hospitales al día siguiente del 1-O); y aún éstos, hasta donde yo sé, no se han debatido entre la vida y la muerte (lo que indica que, lejos de haberse reprimido el referéndum "a palos", la actuación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado igual de lo que ha pecado es de excesivamente delicada, y lo digo muy en serio). Y tres, que al margen de que la violencia sea poca o mucha, hablamos de una situación en la que era imposible que no hubiera violencia y era legítimo emplearla proporcionalmente. Que es exactamente lo que se ha hecho, al margen de que millones de compatriotas sean tan delicados y tiquismiquis como para dejarse convencer de que "reprimir con proporcionalidad" en realidad significa reprimir "sin hacerles a los partícipes de este crimen contra la soberanía nacional de todos los españoles ni siquiera un rasguño". O lo que es lo mismo, no reprimir nada en absoluto lo que, guste o no, exigía actuar con energía.

Miedo me da, si a la gente le parece "demasiada" esa "terrible" violencia con que se manejaron las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Si esto les parece demasiado, todo les parecerá demasiado. Y si toda violencia les parecerá siempre demasiada, ¿qué pasará si la Generalidad declara la independencia de la "República Catalana" y si acto seguido intenta desmantelar las estructuras estatales presentes en territorio catalán? Que millones de compatriotas débiles de mente y sin carácter ni el menor espíritu de lucha por nada que merezca la pena ser peleado me digan lo que quieran, pero la vida de España vale las heridas y muerte de uno y de muchos, siempre y cuando sea estrictamente imprescindible para la salvación de un país que yo creo que es deseable que no desaparezca de la faz de la Tierra.

Al final, ese nauseabundo discurso de la "brutalidad" policial, muy propio de los que en toda España de hecho apoyan al separatismo y prefieren su triunfo total al restablecimiento del orden constitucional en Cataluña, tiene el mismo valor intelectivo que el de la señora Skinner en ese capítulo de "Los Simpsons" en el que le dice a un dependiente que quiere que le meta toda la compra en una bolsa, pero que la bolsa no pese. Hace un tiempo un catedrático de la UCM me lo definió a la perfección. Aunque no hablábamos de la cuestión catalana, decía que el discurso de la gente cuya mente ha sido podrida por nuestra sistema antieducativo denota una mentalidad profundamente infantil y desvinculada de todo lo que huela siquiera sea lejanamente a trascendencia. Razón por la cual les importa un bledo absolutamente todo, y no están dispuestos a sacrificarse mínimamente ni por los ideales que más dicen estimar. Aterra observar cómo tantísima gente no atiende ni a las razones más básicas y se empecina en exigir lo imposible, sin importar lo imbécil que sea la petición o lo evidente que resulte la imposibilidad de satisfacerla o los perjuicios que se derivarían de hacerlo.

Lo peor es que este tipo de mentalidad cobarde basada en la eterna y total claudicación que hoy predomina en Europa Occidental no es totalmente nueva. Aunque ahora adopte aires más absurdos, exigentes y chabacanos, en formas más cívicas y primitivas ya ha predominado en la Europa del pasado siglo. No en vano, en los años 30 del siglo XX dio lugar a las políticas de "apaciguamiento" dirigidas a evitar que Hitler se cabrease, y lo único que trajo fue el engrandecimiento casi sin oposición del Reich hitleriano y el fortalecimiento de una Alemania nazi que gracias a la política de rechazo total de la posibilidad de emplear la fuerza en su contra absorbió unos cuantos países (junto con su población y economía respectivos) para luego dar inicio a la mayor guerra jamás librada con mucha más fuerza de la que tenía solo cinco años atrás. Como entonces, tampoco ahora se aprende nada acerca de las lecciones de la Historia. IHS

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