domingo, 2 de febrero de 2014

DEFENDIENDO A FRANCO

Se hablaba de Woody Allen, de quien se comenta que presuntamente ha abusado de una hija suya. Entonces yo hice este comentario:

"Lo triste del caso es que la depravación que se le atribuye (como también la judicialmente probada de Roman Polanski) no es óbice para que este director de cine sea admirado y homenajeado por millones de personas. Si toleramos eso, no sé por qué no tolerar los homenajes que en las Provincias Vascongadas les hacen los batasunos a los presos etarras. IHS"

Al tiempo, ví publicada esta respuesta, que empezaba de un modo enteramente inaceptable:

"Igual que Franco fue de las peores cosas que le sucedió a España y aun así hay que agradecerle el sistema sanitario/educativo que hoy día tenemos (perdón, que teníamos hasta hace un par de años). Igual que hay políticos a los que jamás en mi vida votaré, pero aun así admito que son grandes en su trabajo. Yo a Polanski como persona lo encerraría hasta que no viera más la luz, pero como director es impecable.
Allen... es que no me gusta su cine, simplemente xD
"


Aquella referencia a Franco era una tontería demasiado grande como para que yo permaneciera impasible. De manera que la respondí del siguiente modo:

"Desde luego, ningún católico que conozca mínimamente la Historia reciente de nuestro país afirmaria que Franco fuera de lo peor que le sucedió a España. Es más, afirmo abiertamente lo contrario. Yo le considero de lo mejor que le ha pasado al país en los últimos dos siglos. Y no solo porque protegió a mis correligionarios de la mayor persecución religiosa desatada en tiempos modernos contra la Iglesia (lo que me lleva a afirmar sin duda ninguna que habría estado a favor de su bando en la Guerra Civil aunque solo fuera por mero instinto de supervivencia). Sino también porque fue un gobernante cuyo periodo de Gobierno está plagado de logros impresionantes. El mito de su "crueldad" obedece más a los prejuicios y a la ignorancia histórica de la gente que a la realidad. Sus métodos obedecían a la situación del momento, y sus pecados no son peores que los que cualquier otro habría cometido en su situación. Seguramente hasta sean de menor entidad. Por todo ello me he sentido inclinado a no dejar el desacertado comentario que precede al mío sin respuesta. IHS"

La contestación no me pareció demasiado mal. Podía interpretarse tanto de un modo razonable como de un modo más bien hasta despectivo para con uno mismo:

"Exacto. Acabas de demostrar la fuerza de mi argumentación."

Pero, en cualquier caso, había que dejar claro un punto, que era el que había motivado el alargamiento de la discusión. ¡Había que defender el honor de Franco y la justicia y moralidad de su persona y de su causa! Eso hice:

"Desde cierta perspectiva comprendo que lo creas así. Y hasta puede que sea verdad lo último que comentas. Pero insisto en poner de relieve mi mayor discrepancia contigo, porque no pienso ni siquiera que Franco fuera un personaje malo del que salieron cosas buenas. Creo que fue una persona moral, y un líder político decente. Por ello no me sorprenden ni sus decisiones acertadas ni sus políticas benéficas y exitosas. IHS"

Entonces llegó una respuesta que verdaderamente he sentido como un insulto. Que es el arma que utilizan los paganos y los que les bailan el agua cuando no tienen ningún razonamiento inteligente que oponer a lo que sea que dicen los creyentes y los defensores de la Verdad:

"(Hitler también) "

Como no sabía qué responder, pues seguramente el seso no le daba para mucho más, quiso dejarme de nazi a los ojos de los que lean esa conversación. El diálogo se alargó varias intervenciones más. Pero ahora no voy a escribir lo que le respondí, sino lo que pensaba responderle, que considero es más útil de cara a defender la figura de Franco de comparaciones odiosas con otros dictadores.

Mi idea era responder a la mujer ésta que su respuesta era una majadería. Y las razones de que así sea son las siguientes:

1ª) Hitler no salvó a ninguna comunidad de un exterminio indiscriminado e inmotivado, todo lo contrario (quiso provocarlo él mismo y lo llevó a cabo, para desgracia de la Humanidad, con demasiado éxito). Hitler estableció un régimen totalitario allí donde Franco estableció una dictadura de corte clásico (que en aquellos tiempos no era algo demasiado anormal -muchos tienden a olvidar, en su ignorancia, que los sistemas basados en las elecciones son una cosa muy reciente en casi todas partes-).

2ª) Hitler agredió a los que no le agredieron ni le amenazaban en nada allí donde Franco se defendió de los que acosaban a su bando y a la gente que compartía sus ideas desde el nacimiento mismo de la malograda II República.

3ª) Hitler destruyó un sistema más o menos libre (como era la Alemania de Weimar) allí donde Franco cortó de raíz la transición propulsada por el Gobierno frentepopulista de España hacia el otro totalitarismo que ha llenado de horror y de muerte el siglo XX: el socialista.

Ahora, por continuar defendiendo a Franco de la mala prensa que inmerecidamente se le ha creado, insistiré en la idea de que el Caudillo fue un gobernante prodigioso como pocos ha habido en la Historia reciente del país. Solo Cánovas del Castillo podría comparársele, y quizá ni siquiera él. Expondré algunos de los logros de Franco (que algunos achacan al mucho tiempo que gobernó, como si otros gobernantes que se han eternizado en el poder -caso de los hermanos Fidel y Raul Castro en Cuba- hubiese consechado éxitos comparables):

1º) Derrotó al totalitarismo socialista en la Guerra Civil y luego durante el maquis; evitó que el país entrase en una ruinosa II Guerra Mundial.

2º) Amplió enormemente la infraestructura sanitaria española -aunque, paradójicamente, no le aplaudo la introducción en el país de la Seguridad Social, a la que esencialmente soy contrario-.

3º) Consiguió reducir el analfabetismo -que cuando llegó estaba todavía ampliamente extendido- en las nuevas generaciones a niveles marginales. A la muerte del dictador la gente aún analfabeta era gente mayor educada generalmente en periodos anteriores a 1939.

4º) Protagonizó un crecimiento económico vertiginoso de España -que durante años fue la economía que creció a mayor velocidad de Europa, y una de las que más crecieron del mundo-, lo que se tradujo en un descenso de la emigración española al extranjero a partir de la década de los 60, amén de en un paro marginal -como para que nuestros actuales dirigentes tomaran nota-.

5º) Trajo al país una estabilidad política que no había conocido desde los días de Carlos III; mantuvo el tamaño del Estado -hoy en día hipertrofiado hasta el extremo- reducido a unos niveles que yo habría procurado reducir bastante más, pero que no dejaban de ser bastante aceptables.

6º) Defendió la vida manteniendo la prohibición de ese nefasto crimen que es el aborto, y apoyó a la familia con medidas bastante más vigorosas de las que se ha enseyado después a través de la concesión de premios a la natalidad (aunque en este apartado, su logro es más por comparación con lo que se ha hecho después -torpedear a la familia-, que por lo que realmente supuso lo que consiguió -que es mucho menos de lo que yo creo tendría que hacerse por las familias-).

Asimismo, es un hecho que Franco encarriló no pocos de estos logros ya antes incluso de la década de los 60, pese al aislamiento internacional tan rígido que sufrió España en aquellos años. Como también lo es el que durante el franquismo los presos políticos eran solo una minoría de la totalidad de los reclusos, y que entre esos presos no había prácticamente ni un solo demócrata -pues en general se trataba de presos que pertenecían a organizaciones totalitarias como el PCE, cuando no a grupos terroristas como la ETA o el FRAP-. El balance es tal, que lo normal no es que, como sucede hoy día, los que no lo odian se muestren indiferentes ante su figura. Lo normal sería que se lo homenajease año tras año, y que le dedicase por lo menos un día de fiesta.

¿Que Franco hizo todo aquello matando gente? Esa es una objeción subnormal. Cuando coexisten dos bandos, basta con que uno no quiera la paz para que la guerra se torne inevitable. Franco no quiso el conflicto, ni quisieron tampoco la Guerra Civil la gran mayoría de quienes lucharon en su bando. Fueron sus enemigos (y muy especialmente el PSOE) los que la provocaron consciente y deliberadamente. Y todo porque, en su soberbia, aquellos locos no se pararon a pensar que de la contienda igual podían salir derrotados ellos (como, afortunadamente, sucedió). Proceder el de las fuerzas políticas marxistas igualito, por cierto, que el de Hitler al provocar la II Guerra Mundial.

En resumidas cuentas, que es un hecho que Franco y su dictadura hicieron matar después de la Guerra Civil, y seguramente no siempre a culpables. Pero para mí es importante hacer ver hasta qué punto esto no tiene nada de particular, analizado con perspectiva histórica. No existe ningún régimen político no democrático que pueda sostenerse sin el recurso a la coerción física más o menos constante, al menos potencial. En esas condiciones es prácticamente imposible no equivocarse nunca (en el sentido de que alguna vez sufrirán personas que no merecen sufrir). Por eso, en toda etapa de la Historia en la que las circunstancias obligan a que la democracia deba ser dejada de lado por ser imposible practicarla de manera estable, la violencia política ejercida por el poder es algo que va de suyo (así que, en el momento en el que se asume que no era posible la democracia en la España de aquellos años, no tiene sentido escandalizarse del hecho de que muriera gente bajo el franquismo -en su mayoría, por cierto, criminales de guerra republicanos y terroristas comunistas o separatistas-).


De ahí que si se abandona la democracia, tiene que ser con el fin de retornar a ella en cuanto vuelva a ser practicable y los que discrepan y tienen ideas contrarias vuelvan a respetar la libertad de los otros para proclamarlas en público y hacer apología de ellas. La democracia es el único régimen capaz de subsistir sin el recurso a la censura ni a la represión sistemáticas. A eso se debe que sea tan importante alcanzarla y, una vez conseguido esto, mantenerla en funcionamiento (lo que obliga a tolerar a los que toleran y a no tolerar a los que están decididos a arruinarla). Tanto humanamente hablando como también en clave de fe. Es deseable evitar tener que recurrir a la violencia jamás, por justo que nos parezca, pues es casi imposible para casi todos los hombres recurrir a la violencia sin que ello conduzca a que nos dejemos llevar por la ira. Y la ira nos aleja de la mansedumbre, que es la actitud que debe regir nuestras relaciones tanto para con Dios tanto en nuestras relaciones con Él como para con el prójimo. IHS

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