jueves, 6 de junio de 2013

ELEGÍA QUE LE DEDICO A UN HOMBRE QUE MERECE MI LLANTO

A TODO EL QUE LE GUSTE LO QUE LEYERE, QUE LO DIVULGARA A TRAVÉS DE CUALQUIER MEDIO DISPONIBLE YO LE PIDIERE. ¡DIFUSIÓN ES PODER!


Lo que ustedes van a leer lo escribí ayer en medio de un contexto realmente triste, y creo que vale la pena pasarlo con mínima modificaciones a mi blog. El protagonista merece por lo menos eso. Dios lo tenga en su gloria. RIP

Recién levantado hace no mucho para desayunar antes de irme a enfermería a estudiar, mi padre me ha sorprendido con la nefasta, terrible y desgarradora noticia de la muerte de Paco, el portero de uno de los dos portales anexo al nuestro y nuestro fontanero de toda la vida. Murió el día 2 y lo enterraron el 3. Demasiado aprisa sucedió todo, así que no pudimos ni siquiera asistir a su entierro. Paco era amigo de la casa, y ha estado presente en mi vida y en la de mis hermanos desde antes incluso de que naciésemos. Es una de las personas que más he admirado de todas las que he conocido. Que partiendo de lo más bajo llegó a alzar el vuelo muy alto. Trabajando y sufriendo como la gran mayoría de nosotros no trabajaremos ni sufriremos jamás, ni siquiera aunque nuestra vida nos fuera en ello.

Si hubiera sido otra clase peor de hombre, habría tenido sus buenos motivos para hacerle ascos a la vida. Muchos que no se han esforzado ni la mitad que él permanecen amargados hasta el fin de sus días, porque permiten que el peso del mundo aplaste su espíritu. Paco no. Si hay un recuerdo de este grandísimo hombre que me llevaré a la tumba es su inquebrantable buen humor, la gracia que sabía sacarle a todo, y los buenos ratos que pasamos en casa el año pasado cuando hicimos obra y nos cambió los dos cuartos de baño mientras le andaba toreando a mi padre (que hay que tener mucho arte para hacerlo y que además te salga bien, y él lo tenía).

Hasta hoy me quería dejar bigote para parecer un sureño confederado. Ahora tengo una razón mejor. Ahora puedo dejárme el mostacho para parecerme un poquito más a uno de los seres humanos más nobles que he tenido el gusto de conocer en vida. Y con más sentido común.

A mi padre la noticia le ha dejado fatal. A mi también. Y lo mismo pasará cuando el resto de la peña se entere de la infausta noticia, que todavía no se les ha podido comunicar. No puedo evitar que me caigan las lágrimas mientras escribo estas líneas pensando que no volveré a saludar a Paco nada más salir de mi casa al cruzar enfrente de su portal.

En este duro momento, mi pensamiento en este momento va para Paco, y para el Dios que lo recompensará por la grandeza de corazón y la humildad con la que Paco ha vivido los días que se le concedieron. No son palabras vacías. Era un hombre que jamás daba la sensación de darse cuenta, cuando hablaba con uno de su vida, de lo extraordinarias que eran las cosas que había conseguido. De su boca jamás oi que saliese chismorreo alguno, ni comentario que pretendiese dejar a nadie gratuitamente en mal lugar. De casi nadie se puede decir otro tanto.

Iba a despedirme de Paco diciéndole adios. Pero prefiero hacerlo con un "hasta luego, y gracias". Le digo "hasta luego", porque estoy seguro de que, si me conduzco en esta vida como un hombre digno, es casi seguro que nos volveremos a ver. Y que si eso sucede ya no habrá separación que interrumpa una compañía mutua que en esta vida ha finalizado demasiado pronta y abruptamente, para mi gusto (joder, apenas era de la edad más o menos de mi propia madre; y que se sepa gozaba de aceptable buena salud). Y le doy las gracias por haber vivido y por habernos servido de ejemplo de fortaleza a todos los que le hemos conocido, además de alegrarnos la vida. Todo sea dicho, no es Paco el único al que le estoy agradecido. También le estoy agradecido a Dios por haber creado un mundo en el que, pese a todas las malas noticias de las que nos enteramos todos los días, todavía es posible vivir para conocer a gente como Paco.

PD: Gente como Paco que es una prueba viviente de la existencia de Dios. Porque es gente que te hace darte cuenta de lo inaceptable que es ese pensamiento en función del cual más allá de la muerte todos quedamos igualados en la nada, independientemente de cómo hayamos vivido. Se hace inevitable pensar que para que haya Justicia es imprescindible que las personas como Paco obtengan algún tipo de beneficio en pago de lo bien que vivieron, mientras que las personas como Miguel Carcaño obtengan algo diferente y peor que les produzca acusado perjuicio. Y cuando hablo de un beneficio, me refiero a algo tangible y duradero, y no al recuerdo agradecido de los vivos (que es algo que, al fin y al cabo, el muerto no va a disfrutar, y que además se agotará con el tiempo una vez termine la vida de los que lo conocieron). Se me viene a la cabeza eso que los cristianos llamamos Paraiso. Sobre todo, se hace inevitable pensar todo lo antedicho porque en realidad todos, de manera intuitiva, percibimos que hay modos correctos de vivir y modos incorrectos de hacerlo. Pretender que la muerte nos iguala a todos es negar la intuición más natural del hombre, y considerarla mera deformación cultural. No es posible demostrar que tengo razón. Pero tampoco aceptaré que ningún ateo venga a explicarme con condescendencia que la religión es un capricho arbitrario del intelecto cuya única finalidad es hacer de mentira piadosa que ayuda a reunir el valor necesario para afrontar la cruda realidad de la vida. Sobre todo, no aceptaré sin oposición que se me trate de capullo que se autoengaña por creer en Dios y en la vida de ultratumba porque que se sepa nadie (excepto Cristo para los que creemos en Él) ha vuelto de la muerte para decirle a los vivos que se supone que hay al otro lado. La Justicia con mayúsculas (que es la única que a mi me vale) depende de que haya Algo más allá de la muerte. Y puede creerse que la Justicia con mayúsculas (la objetiva, la que no está sujeta a los vaivenes de la opinión voluble de los seres humanos) tiene que existir, o puede no creerse. Mas en ningún caso podrá sostenerse que creer en ella sea una ridiculez. He dicho.

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