domingo, 2 de diciembre de 2018

BÉTICA, 2-D. VOTANDO ÚTIL. VOTANDO VOX.

Llevaba tiempo sin tomarme la molestia de escribir en el blog. No han sido meses que invitaran a ello en absoluto. En realidad, apenas seguía siquiera la política nacional. Y en esto, llegamos a las elecciones andaluzas, que en un primer momento también acogí con desinterés. Imaginaba que íbamos a asistir a unas elecciones autonómicas como han sido prácticamente todas las que Andalucía ha celebrado, con la única excepción de las de 2012. Únicas en las que pareció posible e incluso probable apear al PSOE fuera del Gobierno, para que al final se frustrara el cambio al sumar Javier Arenas Bocanegra su enésima derrota electoral. Sin embargo, es la significación más nacional incluso que autonómica que parece que van a cobrar las elecciones andaluzas la que me ha animado a escribir un nuevo artículo para el blog (curiosamente más leído que nunca desde que dejé de escribir en él). Mi intención es que sirva para fijar brevemente mi posición ante estos comicios, así como lo que deseo y espero de ellos.

Soy votante veterano de VOX, que es un partido que considero que ha ido de menos a más. Al principio la presencia de Alejo Vidal-Quadras me produjo tal animadversión por la nueva formación como para negarle el voto en las europeas de 2014 (que di a la coalición pseudoconfesional católica Impulso Social). Luego, si bien VOX adoptó un ideario aparentemente más serio en cuestiones para mi fundamentales, y ello me pareció suficiente para otorgarle el voto pese a las dudas que me seguía planteando el partido, asistí con resignación a su conversión en partido-broma rayano en lo ridículo. En 2017, me sorprendió observar cómo recobraba vida y el mínimo imprescindible de seriedad a fin de suplir la inacción del Gobierno de Rajoy en relación con la secesión mal frustrada de Cataluña. A partir de ahí, pareció consolidarse como opción razonable por la que continuar votando, más ahora que antes por parecer posible e incluso probable entrar en el Congreso de los Diputados en las próximas elecciones generales que se celebren. Pero asisto perplejo a la relevancia que, como cosa impensada hace unas semanas, ha cobrado el partido, al que se le atribuyen en los sondeos resultados en constante ascenso que, si se confirman, podrían implicar aspirar a mucho más que a entrar con un Diputadito en las próximas elecciones generales.

Primero de todo, hacer una consideración sobre cuál es el voto más útil que podría emitir alguien que lo que desee a toda costa sea dejar al PSOE fuera del Gobierno. Obviamente, eso pasa por un tripartito de los que Susana Díaz ha llamado con toda razón los "tres hijos de Aznar". Y dos de esos hijos defienden abiertamente, sobre todo el PP, que el voto a VOX debilita las esperanzas del aznarismo de acabar gobernando en Andalucía. En otras circunstancias, diría que es cierto, pero en las actuales es falso. Indudablemente, lo mejor para el aznarismo sería estar unificado en un solo partido. Pero no lo está, eso no tiene arreglo. Y, no estando unificado, la existencia de un tercer partido capaz de entrar en el Parlamento bético lo hace a priori más fuerte de lo que sería si el juego fuera cosa solo de PP y C's. Todo apunta a que estos dos partidos (que no suman más votos de los que el PP ha llegado a sumar en solitario ni en Andalucía ni en España) se contrarrestan mutuamente, pero gracias a la existencia de VOX podrían recuperar parte de lo que la división entre ambos reporta a sus adversarios socialtontócratas y boludo-cheviques del PSOE y de PODEMOS. Para el aznarismo, toda provincia en la que VOX se quede al borde de entrar y no entre genera el riesgo cierto de que el escaño que no gane acabe en PSOE o PODEMOS en lugar de en C's o el PP. Aunque no sería imposible que lo ganasen sus "medio hermanos" aznaristas, podría acabar en el campo del enemigo, y favorecer más todavía la conquista de la mayoría parlamentaria por el PSOE y PODEMOS y la perpetuación del primero en el poder. En estas elecciones, el voto útil es el voto a VOX.

Como es natural, VOX va a volver a beneficiarse de mi voto en estas andaluzas. Inevitablemente, uno en política ha de dudar de la sinceridad de todos, empezando por los que afirman defender políticas y lineas de pensamiento y acción que uno mismo suscribiría (y conste que no suscribiría todas sus propuestas y que me parece un partido demasiado liberal, atlantista, projudío y aznarista; pero sí que me identifico con la mayoría de las propuestas más relevantes, especialmente aquellas que más directa relación deberían tener con el voto de cualquiera que se diga cristiano, como lo son relativas a cuestiones morales de primera importancia tales como la defensa de la vida o de la familia natural). No confío demasiado en VOX. Su repentino ascenso en los sondeos y la atención que, de repente y un poco sin venir a cuento, le prestan los medios, son razones para la desconfianza. ¿Por qué este favor mediático? Algunos dirán que no hay favor mediático, porque se habla mal de VOX, pero es mejor que hablen de uno mal a que no hablen. Hoy casi todos hemos oido hablar de VOX, y no solo la gente informada de política, que no abunda.

¿Se favorece a VOX porque tal vez es un engañabobos pensado para impedir el surgimiento de una oposición realmente seria y amenazante al orden de cosas? ¿Es un intento del PSOE de revivir la operación por medio de la cual el también socialista Mitterrand hizo surgir de la marginalidad al Frente Nacional con vistas a dividir fatalmente al electorado que hasta entonces votaba al gaullismo conservador, y que ahora el PSOE lanzaría para frenar una hipotética alianza entre PP y C's? ¿Es una estratagema de Aznar y su círculo cuyo propósito sería el de crear un nuevo superpartido unificado que contente a los más conservadores de VOX; a los más progres de C's y a los que son del PP a toda costa? En fin, suponiendo que fuera algo de esto o todo a la vez, que nos sirva de consuelo saber que en Francia el tiro a Mitterrand le salió por la culata. El Frente Nacional no pudo ser domesticado, pero una vez se lo alimentó, su crecimiento fue imparable. Estuviera o no en connivencia con el Presidente socialista en un principio, pronto se convirtieron en un peligro tan grande como para que Mitterrand, que no pudo impedir que Jacques Chirac se convirtiera en Primer Ministro, acabó pactando con éste volver a la antigua Ley Electoral francesa y derogar la que Mitterrand hizo aprobar para favorecer al Frente Nacional.

Sea como fuere, el caso es que no me sorprendería que en próximos meses o años VOX protagonizara titulares desagradables, bien por ir modulando su discurso en función de la conveniencia política del momento pasando a defender en según qué cosas ideas radicalmente opuestas a las hoy defendidas. No me sorprendería que sea un foco de disidencia controlado deliberadamente creado por nuestras oligarquías políticas y mediáticas, o al menos con su necesaria venia. No me sorpredería que, si creen poder alcanzar un buen arreglo, acaben reingresando en el PP o en el partido que sucediera a éste como "casa grande" del peor y más despreciable conservadurismo español. Finalmente, tampoco me sorprendería que, aunque no hagan nada de lo que antes he dicho y mantengan el mismo discurso que defienden ahora o incluso lo mejoren, a la hora de la verdad tengan la posibilidad de implementar al menos parcialmente su supuesta agenda política y la dejen pasar, bien por falta de valor o bien por falta de convicción.

Con todo, repito, volveré a votar a VOX. Sospecho de ellos por principio como lo haría de toda formación política mínimamente relevante, pero tampoco puedo dejar de lado el hecho de que es la única opción política con opciones de hacer algo serio que, en el mejor de los casos, podría dar lugar a cambios políticos y sociales a mejor de alguna importancia, bien sea porque sus líderes también albergan la convicción de que son necesarios, bien sea porque creen que les conviene propulsarlos para estar a bien con el electorado (preferiría lo primero, pero mi amor por la Historia y mi aceptable conocimiento de ella me llevan a conformarme con lo segundo). Sin embargo, esta vez, a diferencia de lo sucedido en todas las anteriores ocasiones en las que lo he votado (autonómicas andaluzas de 2015, municipales de 2015, generales de 2015 y 2016), hay esperanza seria de alcanzar escaños, tal vez algo menor en Cádiz que en otras Provincias, así que la reiteración en mi voto vendrá acompañada de una importante y agradable novedad: la ilusión de verlo convertido en escaño.

¿Qué desearía de estas elecciones? Estos son los escenarios que más deseables me parecen, ordenados de mayor a menor:

1º) Que VOX alcanzara el mejor resultado posible y que sumara, junto con el PP y C's, los escaños necesarios para poner fin al Gobierno del PSOE en Andalucía.

2º) Que VOX alcance el mejor resultado posible, pero PSOE y PODEMOS conserven la mayoría, sin importarme mucho el reparto entre el resto de fuerzas políticas.

3º) Que VOX alcance un resultado más mediocre, pero sume mayoría absoluta con PP y con C's.

4º) Que VOX entre en el Parlamento de Andalucía, pase lo que pase con el resto de partidos.

5º) Que VOX no consiga ni siquiera entrar en el Parlamento Andaluz, pero que el PSOE solo pueda gobernar con PODEMOS y éste último lo fuerce a aplicar una política anticlerical, nacionalista andaluza y proislámica que, en este momento de la Historia, considero tristemente necesaria y beneficiosa para la grey cristiana, por un lado, y para el cuerpo político español, por el otro. A veces hay que tragar lo peor para que la gente se dé cuenta de que más vale emprender un camino distinto.

6º) ¿Creo que se dará alguno de los escenarios que he descrito? El más probable es que VOX entre, menos fuerte de lo que dicen los sondeos, que posiblemente lo estén hinchando a propósito para que luego los resultandos, aunque sean buenos, sepan a poco. Y que el PSOE sume de sobra mayoría absoluta con PODEMOS..., para luego acabar gobernando con C's, igualito que en esta legislatura que se cierra.

Una vez dicho esto, aclaro que no creo que VOX, ni aún en el caso de sumar con PP y C's, deba correr a darle el Gobierno de Andalucía ni a Juan Manuel Moreno Bonilla ni a Juan Marín. Soy partidario de imponerles exigencias serias que justifiquen el apoyo a tales partidos. Exigencias básicas desde una perspectiva tanto democrática como moral y nacional, que se resumirían en derogar en Andalucía cualquier clase de legislación autonómica pro-LGTBI, las sancionadoras de cualquier opinión sobre la Historia (se trate del franquismo, la Reconquista o el periodo que sea). Si no fuera posible la derogación por tratarse de normativa nacional, exigiría medidas que redujeran el impacto en Andalucía de la misma (como, por ejemplo, de la Ley de Memoria Histórica). Aparte de esto, exigiría dos posiciones claves en el Gobierno: una Consejería de Familia y, en el ámbito de la Educación, el control de todo lo relacionado con la enseñanza de la Historia, la Filosofía y demás disciplinas conformadoras del espíritu (Vg.: Cultura Clásica o una hipotética equivalente de asignaturas tales como Ética o Educación para la Ciudadanía).

También exigiría no invertir ni un céntimo en ninguna clase de homenaje a la figura de Blas Infante. No tanto porque tenga una opinión personal mala de él (no conozco la figura como para juzgarla desde una perspectiva humana), como por evidente falta de acuerdo con su visión temo que carente de fundamento de Andalucía, que bajo ningún concepto debería ser oficial ni inspiración de la visión oficial de Andalucía. En realidad, plantearía abiertamente la modificación de la bandera blanca y verde. No porque me disguste, pues estéticamente me parece bonita, sino porque en sí misma se concibe como una enseña que pone en cuestión el carácter español de nuestra tierra (y es que, guste o no, históricamente la Bética restaurada tras la Reconquista es hija de Castilla, por más que haya llegado a desgajarse de ella y a cobrar evidente entidad propia). En verdad, yo soy de los que, por un lado, se sienten muy de su tierra, pero por otro lado prefiero siempre definirme como bético antes que como andaluz. Y preferiría a nivel oficial que la región fuera llamada Bética, y no Andalucía (igual que prefiero hablar del río Betis antes que del Guadalquivir) Aunque, de conformidad con VOX (o VOX conmigo, puesto que yo ya pensaba igual antes de la aparición de VOX), considero que la Bética y todas las demás regiones de España solo habrían de existir como regiones culturales, careciendo más allá de esto de cualquier clase de entidad política o administrativa.

Finalmente, exigiría cambios a la Ley Electoral bética, a fin de hacerla más proporcional. No porque me guste el sistema resultante, sino solo porque sería el único cambio que cabría hacer en el marco del artículo 104 del Estatuto de Autonomía y del artículo 152.1 de la Constitución que facilitara un poco las cosas a VOX con vistas a futuras convocatorias electorales (y yo tengo claro que si no se puede aspirar al que para uno sería el mejor y más justo sistema electoral de los posibles, por lo menos conviene promover el que resulte más conveniente). De manera que a eso me limitaría, a la espera de que llegue una hora más propicia que permitiera acometer cambios verdaderamente sustanciales al sistema electoral.

¿Que por un casual C's y PP aceptan estas condiciones a priori inasumibles para ellos? Entonces me parecería bien que VOX les permitiera gobernar. Que no lo hacen, pues entonces dejaría gobernar al PSOE incluso en el caso de que PODEMOS entrara en el Gobierno. ¿Que cómo lo justificaría? Muy sencillo: para no cambiar nada sustancial, y para sustituir la corrupción del PSOE y eventuales socios por la corrupción de C's o del PP, mejor tener un Gobierno autonómico del mismo color político que el del conjunto de España, a fin de favorecer las mejores relaciones posibles entre ambos ejecutivos y que no se escatime a la Bética el dinero que necesita. Y vincularía una hipotética moción de censura en favor de C's y el PP, que no en ningún caso el apoyo parlamentario para gobernar, a un hipotético cambio del Gobierno nacional. Esa sería la política que creo que habría de seguir VOX, aunque temo que no lo haría. Peor aún, reconozco que tendría una razón plausible que le movería a no hacerlo: la ignorancia de las masas anhelantes de un cambio en la Bética. Como pasa un poco en todas partes de España, también muchos béticos que desean un cambio no entienden que para que dicho cambio tenga lugar no basta con echar al PSOE del Gobierno, y que desalojar a una oligarquía partitocrática para encumbrar a otra no es ni siquiera el principio del cambio tan necesario.

En fin, hasta aquí llega mi comentario al gran día. Veremos si la noche confirma mis esperanzas, o más bien mis temores.

PD: atención a PACMA, que, aunque me parece un partido indeseable cuyas ideas son indeseables (y lo digo siendo yo antitaurino), buenamente podría también dar la sorpresa y entrar en el Parlamento bético.

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