[Antes de leer este artículo, échenle un vistazo a este vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=3QAekd5A1iI]
Cosas como el último discurso del Rey ante la Asamblea General de la ONU (http://www.elmundo.es/internacional/2016/09/19/57e018e8e5fdeac5588b4633.html) me convencen cada vez más de la necesidad de convertir España en una República, aunque evitando consagrar como nueva bandera del país al horrible trampantojo tricolor en nombre del cual fueron martirizados durante la Guerra Civil tantos de mis correligionarios en la fe del Señor (trampantojo al que, desgraciadamente, adhieren de corazón la mayoría de aquellos entre nuestros compatriotas que son republicanos convencidos al igual que lo soy yo). Seré claro: estas declaraciones del Rey Felipe se salen con mucho de la neutralidad que, en teoría, debería guardar el Jefe de Estado en relación a las cuestiones de actualidad política. ¿O es que ahora todos en España somos partidarios del Welcome Refugees? Estoy convencido de que somos muchos los españoles que, si alguna vez nuestras autoridades se tomaran la molestia de consultarnos al respecto, votaríamos a favor de una política migratoria ultrarrestrictiva y de blindaje fronterizo (al menos en relación a Marruecos y a Gibraltar). ¿Es neutral el Rey al asumir como propio un mensaje que muchos españoles respetuosos de la ley y de los procedimientos democráticos desaprobamos? Está claro que no.
Cosas como el último discurso del Rey ante la Asamblea General de la ONU (http://www.elmundo.es/internacional/2016/09/19/57e018e8e5fdeac5588b4633.html) me convencen cada vez más de la necesidad de convertir España en una República, aunque evitando consagrar como nueva bandera del país al horrible trampantojo tricolor en nombre del cual fueron martirizados durante la Guerra Civil tantos de mis correligionarios en la fe del Señor (trampantojo al que, desgraciadamente, adhieren de corazón la mayoría de aquellos entre nuestros compatriotas que son republicanos convencidos al igual que lo soy yo). Seré claro: estas declaraciones del Rey Felipe se salen con mucho de la neutralidad que, en teoría, debería guardar el Jefe de Estado en relación a las cuestiones de actualidad política. ¿O es que ahora todos en España somos partidarios del Welcome Refugees? Estoy convencido de que somos muchos los españoles que, si alguna vez nuestras autoridades se tomaran la molestia de consultarnos al respecto, votaríamos a favor de una política migratoria ultrarrestrictiva y de blindaje fronterizo (al menos en relación a Marruecos y a Gibraltar). ¿Es neutral el Rey al asumir como propio un mensaje que muchos españoles respetuosos de la ley y de los procedimientos democráticos desaprobamos? Está claro que no.
De
momento, en España no existe, por desgracia para nuestro país, un
partido político importante del estilo del UKIP inglés, el Frente
Nacional francés, el FIDESZ húngaro, el PiS polaco, la AfD alemana
o el FPÖ austríaco. Pero, ¿y si tal partido surgiera súbitamente?
Si tal fuera el caso, lo menos que cabe esperar del Rey, a quien
absolutamente nadie ha elegido para nada, es que no sea lo que aquí
en el Sur de España llamamos un “bocachancla”, y que se abstenga de
tomar partido. Una cosa es que el Rey tome partido por los demócratas
vascos contra la ETA o por los constitucionalistas catalanes frente a
los separatistas (en esos casos, el Rey no solo puede, sino que debe
tomar partido, porque se trata de casos en los que determinados
actores políticos o criminales -aunque en España ultimamente las
dos cosas parecen ir cada vez más unidas- adoptan pronunciamientos
que ponen en jaque el Estado de Derecho); y otra muy distinta que
hable a favor de la acogida de inmigrantes. Como si oponerse a tal
acogida fuera algo incompatible con el cumplimiento de nuestra actual
Constitución. Dentro de lo que son las fuerzas políticas
respetuosas del orden constitucional (y partidos parecidos a las
formaciones políticas europeas anteriormente mencionadas lo serían
escrupulosamente, como lo son en los países en los que operan), no
es lícito que el Rey, al margen de lo que piense sobre los temas que
se debatan, se posicione a favor de unos y en contra de los otros.
Eso implica violar de modo flagrante su obligación de neutralidad.
Cosa
que es más seria de lo que pueda parecer a primera vista. Y es que a
mi el hecho de que un Presidente elegido por el pueblo en su conjunto
y que de entrada sabemos que se adhiere a determinada orientación
política emita opiniones sobre los asuntos de interés público
acordes a esa misma orientación política que el pueblo conoce me
parece lo más normal del mundo, y no se me ocurriría censurarlo
(podría atacar las opiniones emitidas, pero no el derecho a
emitirlas). Las urnas habrían legitimado a tal hombre para hacer una
cosa así. Razón por la cual se le perdonarían las afirmaciones
divisivas porque no cabría duda de que gozaría del aval expresado
en su favor por el pueblo tras la celebración de los comicios que
eligieran a tal Jefe de Estado. Pero a un monarca cuyo único mérito
es el de ser el fruto de la unión del espermatozoide regio indicado
con el óvulo regio igualmente indicado cuesta más aceptarle que se
entrometa en la política democrática, siendo como es ajeno al
proceso democrático. Si va a emitir opiniones que me van a sentar
como una patada en el hígado (que es lo que ha hecho a propósito de
los refugiados musulmanes venidos a nuestra tierra); entonces no veo
el problema con que lo sustituyan Mariano Rajoy, Pedro SNCHZ o Pablo
Iglesias. Puestos a rebuznar, ellos lo harían avalados directa o
indirectamente por el pueblo y, seguramente, Rajoy o Iglesias lo
harían mucho mejor y con mucho más estilo que Felipe de Borbón.
Que, como orador, no es especialmente brillante, como tampoco su
padre el enemigo jurado de Dumbo antes que él. IHS
No hay comentarios:
Publicar un comentario