lunes, 18 de abril de 2016

¿POSIBLE PRELATURA LEFEBVRIANA?


Comparto con todos los lectores una información que me parece sumamente interesante para cualquier creyente en la Iglesia de Jesucristo:

http://adelantelafe.com/carta-interna-de-la-fsspx-preparando-el-acuerdo-con-roma/

¡Qué gran noticia sería el retorno a la plena comunión con el Papa y con Roma de hijos de la Iglesia de cuya fe comprometida en la mayoría de los casos cabe poca duda! Reconozco que los pasos que se dan en dirección de la reconciliación con la FSSPX son de una de las pocas cosas que me esperanzan de este por lo demás horroroso pontificado de Francisco. Y una de las pocas señales claras que me hacen pensar que su nefasto desempeño quizá derive más de la falta de formación y del exceso de espíritu de componenda bienintencionada con el mundo (llevada al extremo hasta el punto de ir ante los paganos en plan de pardillo) que de una hipotética mala voluntad por parte del pontífice.

Desde luego, una cosa para mí está clara. Si vuelven no tardarán ni un instante en convertirse en puntal de la Iglesia (de hecho, ¡qué bueno sería acogerlos a ellos y a la vez convertir de verdad o señalar la puerta de salida a muchos verdaderos no ya cismáticos, sino herejes, que hoy parasitan la Iglesia y la desarbolan doctrinalmente desde dentro). Y una cosa tengo clara: si retornan a la Iglesia en calidad de Prelatura Personal del estilo del Opus Dei yo no sé si llegaría al punto de solicitar que su Prelado fuera mi Obispo, pero seguramente sus iglesias las pisaría más de una vez y más de dos. Lo único que me da cierto miedo es que toda esta operación sea una trampa que se les tiende para a través del apaciguamiento ir reduciendo progresivamente su combatividad, hasta que ésta sea tan nula como la que se observa en la generalidad de la Iglesia (donde incluso el Opus Dei parece estar declinando a ese respecto). Sin embargo, esa misma posibilidad se trata en la presente entrada, y la respuesta me parece satisfactoria e incluso maravillosa. Al final, efectivamente, de lo que se trata es de ver quién convierte a quién.

Sea como fuere, para ser justo diré que creo que, probablemente, ambas partes tengan que convertir a la otra, al menos parcialmente. Ellos tienen que volver a aportar ese celo que hemos perdido en relación con determinados aspectos de la vida eclesial que desde el Vaticano II en adelante se han descuidado. Nosotros tenemos que hacerles entender que, si bien Trento es patrimonio irrenunciable de la Iglesia de Jesucristo, ésta es más amplia que su propia versión histórica y temporal surgida de la Contrarreforma. Y también tenemos que hacerles ver que, si bien es digna de aprecio su insistencia en la condición de la Iglesia como sacramento de salvación universal y único camino al que cabe reputar como válido para alcanzar la salvación, ello no se contradice con una conceptualización adecuada de la libertad religiosa (que en modo alguno puede considerarse hermanada como concepto a relativismos religiosos de ninguna clase).

Respecto de la cuestión organizativa, también la considero provista de no poco interés. En ese sentido, creo que la posibilidad de establecer variantes respecto de la forma en que se organiza el Opus Dei en tanto que Prelatura Personal sería muy digna de estudio (lo que es coherente con mi propio punto de vista en la medida en que yo soy de los que piensan que quizá la Iglesia debería replantear seriamente y sin miedo su organización en su conjunta y replantearse la forma no solo de abordar las particularidades territoriales y personales sino también la posible relación entre éstas últimas). ¿Cómo organizar a los lefebvrianos? ¿Valdría la pena estudiar la posibilidad de permitirles que se organizaran de un modo más bien semejo en según qué aspectos a aquel en el que se organizan las Iglesias Orientales en comunión con Roma?

No sé si la propia FSSPX podría desear algo como eso, pero no me quito de la cabeza que quizá sería lo mejor, para ellos y para el conjunto de la Iglesia, tanto por favorecer sus posibilidades de preservación respecto de toda posible intentona emanada de pusilánimes o de herejes intraeclesiales con vistas a "descafeinar" a los lefebvrianos como con vistas, como por servir de incentivo a esa reestructuración de la Iglesia Universal en clave de "Iglesia de Iglesias" (antes que de Iglesia que, a la vez que universal, sigue siendo una Iglesia particular a la que, por accidentes derivados de la Historia, otras Iglesias permanecen unidas); o, lo que es lo mismo, de Iglesia Universal dentro de la cual las variantes territoriales no sean vistas como especialidades, sino tan ordinarias las unas como las otras.

En definitiva, que quizá en lugar de un Prelado-Obispo, lo que verdaderamente necesitaran tanto el Opus Dei como la FSSPX fuera un Prelado-Patriarca con capacidad para nombrar Arzobispos y Obispos pertenecientes a su propia Prelatura sujetos a él de manera inmediata y al Papa solo mediatamente. Es decir, Iglesias particulares dentro de la única e indivisible Iglesia de Jesucristo. Habrá quienes crean que me he he pegado un chute de quién sabe qué, o que la propuesta es un sinsentido (y yo no afirmaré lo contrario, ya que asumo mi falta de conocimiento tanto teológico como relativo a la organización de la Iglesia Universal como para sostener de manera porfiada mis ideas a este respecto). Y habrá quienes, sin llegar a ese punto, piensen que incluso si tuviera sentido plantear ese ideal de "Iglesia de Iglesias", carece de sentido que su primera aplicación la ocasionen los lefebvrianos, aunque solo sea porque son demasiados pocos como para que se les conceda tanto.

No obstante, tengo la sensación de que, si la FSSPX retornara a la plena comunión con Roma, y ante la deriva que experimenta la Iglesia, son no pocos los católicos consecuentes que preferirían encuadrarse bajo el mando de los Obispos lefebvrianos que bajo el de los Obispos romanos. Por lo que estoy convencido de que tendrían buenas opciones para cubrir pronto una parte nada desdeñable de la superficie del Orbe con sus propias diócesis, e incluso erigirse en la Iglesia particular más importante de no pocas de ellas. Alternativa que sería sumamente deseable, ya que estaríamos ante diócesis que, en caso de futuro cisma en el seno de la Iglesia derivado de la actual posición de fuerza que muchos herejes ejercen dentro de la misma, podría constituír una sólida plataforma de cuadros ya organizados a cuya dirección pastoral transferir a los fieles que, ante esa tesitura, no se dejaran engañar por las apariencias de legitimidad que destellara Antipapado alguno y permanecieran leales a la Iglesia de Jesucristo. IHS

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