miércoles, 15 de enero de 2014

VERSIONES ALTERNATIVAS DE JESUCRISTO: "¿MARAVILLAS, LISA... O MAJADERÍAS?"

A TODO EL QUE LE GUSTE LO QUE LEYERE, QUE LO DIVULGARA A TRAVÉS DE CUALQUIER MEDIO DISPONIBLE YO LE PIDIERE. ¡DIFUSIÓN ES PODER!

El artículo de hoy gira en torno al típico comentario chorra acerca de la figura de nuestro Señor Jesucristo salido de la pluma de un descreído. Se trata de una enorme tontería, que por desgracia es un perfecto ejemplo de una idea muy boba acerca del personaje histórico por antonomasia a la que se adscriben en sus más diversas modalidades millones y millones de personas. Y que contamina el pensamiento y perturba la paz de espíritu en mayor o menor grado de muchos que de otro modo tendrían más claro el pasar a ser o el permanecer en la condición de creyentes del Verbo. De ahí que me sienta obligado a contestar a las tonterías que vertió la persona que escribió lo anterior. A las que les he dedicado un título que evoca el capítulo de Halloween de "Los Simpsons" en el que por culpa de Homer el efecto 2000 lleva a la Humanidad al colapso (ved este vídeo y entenderéis: http://www.youtube.com/watch?v=fnBNg6IJD1Y). Primero, demos a conocer la tontería de la semana, y acto seguido la contestaré. Ahí va la excrecencia:

"Por cierto,"cristo" ni predicó tales cosas ni pensó nunca en los "gentiles" como buen rabí judío que era...de hecho,sólo creó una secta judía milenarista más siguiendo doctrinas y ejemplos como el gnosticismo y los esenios."

¡Habló el colegui de Jesucristo! En serio, yo respeto que quien no crea ponga en duda el relato evangélico, e incluso a quien directamente lo tome por una trola como la copa de un pino. Es decir, que respeto que se le niegue veracidad a las fuentes a través de las cuales los creyentes afirman la existencia de Cristo y el contenido de sus enseñanzas.

Sin embargo, me maravilla que haya quien se saque de la manga relatos alternativos que no se basan en absolutamente ninguna fuente histórica, sino que son puramente inventados y supuestos, con mayor o menor base, a partir de sucesos históricos muy remotamente relacionados -cuando no del todo ajenos- a los que narran las fuentes por las que los creyentes creemos razonablemente conocer la realidad histórica tanto de Jesús como de la Iglesia primitiva.

Dicho de otra manera, los cristianos (con independencia de que nuestra religión sea veraz o de que nos hayan engañado a lo grande durante dos milenios colándonos la fábula más lograda de la Historia) tenemos fuentes. Acertadas o equivocadas es otra cuestión (aunque no hará falta que diga lo que creo al respecto: esto es, que los sucesos referidos por los Evangelios son la verdad acerca de lo que sucedió; que Jesucristo era en verdad la Encarnación del único Dios verdadero al que más nos convendría a todos tributarle el culto y las obras que merece practiquemos en homenaje a su santo nombre).

No obstante, los que hablan como David Lara no tienen absolutamente nada tangible que alegar a favor de sus alocadas y fantasiosas tesis (he oído hablar de fuentes históricas antiguas que evidentemente no dicen de Jesús que fuera lo que se nos cuenta en la Biblia -normal, eran paganos y para ellos la fe cristiana era una chaladura-; pero jamás he tenido noticias de fuentes históricas que nos digan que el propio Jesús ni sus discípulos ni nadie hubiesen dicho de Él que fuese algo ni siquiera remotamente parecido a lo que dicen que era muchos de los incrédulos de estos tiempos modernos). Lo peor de todo es eso: la seguridad con la que hablan de lo que no hay fuente antigua alguna que lo afirme ni sugiera. ¡En serio, pibe! Hablan como si hubieran viajado en una máquina del tiempo para salir de copas con el protagonista y luego hacerle una entrevista (que me da a mí que no sería más fiable que la reciente de Scalfari al Papa Francisco). Te dicen que era esenio o gnóstico o que basaba sus ideas en las de aquellas corrientes religiosas como si hubieran tenido una charla larga e intimísima con él esa misma tarde.

Entiendo que ellos dirán de nosotros lo mismo pero al revés (que somos nosotros los que afirmamos la divinidad del sujeto como si acabáramos de volver de asistir a su Resurrección en primera persona). ¡Y tendrán razón! No obstante, la diferencia no es nada menospreciable, a los ojos de cualquiera que enfoque esta cuestión sin otra óptica que la de la más pura razón. Ellos, a favor de sus ridículas versiones alternativas de los hechos (que, incluso si la religión cristiana estuviera equivocada, no creo que pudieran ser ciertas ni por casualidad), solo pueden exhibir sus propios prejuicios contra el relato evangélico.

Nosotros quizá también tengamos prejuicios, pero por lo menos podemos aportar fuentes próximas a la época de Jesús como aval de nuestro propio punto de vista. Aunque, todo sea dicho, yo otorgo a las fuentes un valor relativo. Dicho de otra manera, que aunque no existieran fuentes históricas que avalasen la fe, no por ello se resentiría mi firme creencia en la historicidad de Cristo y de los grandes hechos que le atribuye el Evangelio. ¡Ya es mucho que exista lo que existe! Teniendo en cuenta las circunstancias en las que nació el cristianismo y el tipo de gente entre la que se difundió en un primer momento..., ¿Qué puñetas esperaban que nos legasen las primeras comunidades? ¿Diez millones de fuentes perfectamente documentadas que nos narraran al detalle -como en la serie "24"- de todos y cada uno de los minutos de la vida de Jesús, cual Jack Bauer de la Antigüedad? ¡Válganos Dios! ¡Cuantísimas tonterías hay que leer! ¡Que Dios ilumine nuestra senda y evite que nuestro pie tropiece con ninguna piedra!

Hablando de piedras con las que tropezar, lo fastidioso del asunto es que, en el concreto caso que nos ocupa, se trata más bien de piedras un tanto vulgares, de esas que carecen de toda gracia y encanto, por más que hagan tanto daño como las de diseño más elaborado... Nada que ver con la piedra en la que nosotros confiamos: la piedra que los arquitectos desecharon, que es la que ha venido a ser la Piedra Angular sobre la que por voluntad del Padre se ha edificado la inquebrantable fortaleza de la Iglesia. Sobre la que no prevalecerán las Puertas del Infierno, porque la Gloria y la Victoria son solo patrimonio del Señor nuestro Dios. IHS

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