martes, 7 de abril de 2015

ASCO Y VERGÜENZA, LA RESPUESTA QUE MERECE LA BLASFEMIA

Tras varios días sin hacer caso de esta publicación, me he tomado por fin la molestia de léerme este articulito:

http://blogs.publico.es/davidtorres/2015/03/31/cristianismo-hasta-el-fondo/

Me lo enviaba una persona a la que estimo, pero que en modo alguno comparte mi religión (él se declara budista y ateo), y que seguramente pensaba que me parecería digno de un comentario. ¡Y tanto que me lo ha parecido!

¿Qué decir de la entrada de este tal David Torres? Sencillamente, que me ha subyugado, y me ha hecho darme cuenta de hasta qué punto estaba preso en las garras de la Iglesia. ¡Qué mal enterado estaba de los contenidos de mi religión, y de las ideas que verdaderamente propugnaba Cristo! Menos mal que hombres nacidos muchos siglos después de los hechos que motivaron la aparición del Cristianismo en cuestión han arrojado luz sobre el misterio, y me han explicado que este 2015 hará 7 años que me adscribí libre y voluntariamente a un culto ateo cuyo vórtice es esa misma muerte de Dios de la que nos habla la filosofía de Nieztsche.

A partir de ahora, a preocuparme únicamente por las cosas por las que me de la real gana preocuparme en cada momento. ¿Renunciar a la moral? No, hombre, no. Pero sí reconocer que es puramente subjetiva, y que lo que hoy me parece sacrosanto (como los derechos de los niños*), mañana puede no serlo nada en absoluto..., especialmente si no me apetece que siga siendo así. ¡Fuera de mi vida la oración, la Biblia y la misa, que eso es un rollo! Si alguna vez me aburro y creo que, aunque solo sea para variar, me apetece una "experiencia trascendental", un poquito de yoga o de santería bastarán para sazonar mi vida con una pizca de mística extravagancia (ya que estamos, podría también realizar ofrendas y sacrificios a los antiguos dioses, ya que me gusta mucho la Historia y hace muchas centurias que nadie participa en las procesiones de los Hermanos Arvales, ni quema incienso en el altar del genio del "divino Julio", ni se divierte conmemorando las proezas de Ganímedes, sacando el corazón en homenaje a Kukulkán, o quemando niños para mejor congraciarse con Moloch).

Hablando en serio, las ideas de los paganos y apóstatas acerca del papel histórico me pueden merecer hondo respeto y notable interés; siempre que se expongan desde el respeto y sin atentar contra la realidad mediante la deformación insolente y rastrera de la misma. Desgraciadamente, este artículo no cumple mis mínimos (pienso que para cualquier creyente y para la mayoría de los no creyentes es fácil comprender mi postura a poquito que se lee). Peor aún, he de decir que me resulta ofensivo en extremo.

Me ofende en lo personal, dado que yo no me considero un sadomasoquista, no creo que los ritos de mi religión tengan nada de caníbal, ni que la manera en que la mayoría de la gente católica (y más concretamente cofrade -sector con el que ahora estoy algo más familiarizado desde que ingresé, y a mucha honra, en la Archicofradía del Ecce Homo de Cádiz​-) viva la Semana Santa como una "orgía de porno duro eclesial" ni como un "orgasmo patriótico". ¿Que alguno hay que se excede y acaba pareciendo un descerebrado adorador de Torrente o de Francisco Franco más que del Dios altísimo? No digo que no, pero es injusto asociar esto al ADN de la religión católica, en la medida en que no es de recibo denunciar como consecuencia de la predicación de la Iglesia actitudes que son radicalmente contrarias a la doctrina que la Iglesia predica (y que no son las que yo he observado en la mayoría de la gente cofrade que he conocido en estos últimos meses). Aunque, todo sea dicho, para gente como la que escribe el artículo el mero hecho de ir a misa o de escuchar el himno u honrar la bandera de España son actividades que acabarán entrando dentro de la categorías de "orgías de porno duro eclesial" y de "orgasmos patrióticos". Y me da pena pensar y miedo pensar que esas deleznables ideas las comparta la persona que me lo envía, tanto si reconoce abiertamente que es así como si no.

Dice el autor (y lo mismo piensa una larga legión de pobres diablos que se adscriben a sus puntos de vista) que si este país fuera católico, apostólico y romano "seguiríamos quemando herejes en las plazas". ¿Es que los paganos de todas las especies tienen acaso historial mejor que el del Cristianismo? ¿Qué son sus múltiples mundos sino las cabezas de una misma Hidra? ¿Y qué es por contrapartida nuestro imperfecto pero indiscutiblemente preferible mundo, cincelado principal aunque no únicamente por la religión de Cristo?

Yo digo que los paganos tienen todo el derecho a echarnos en cara los errores o maldades cometidos en nombre de la Iglesia, individualmente considerados. Mas el paganismo como colectivo carece de legitimidad alguna para reprocharnos absolutamente ninguna de nuestras traiciones a un Evangelio en el que ni siquiera creen. Si hemos hecho mal, ha sido por depositar en Cristo la misma poca fe que ellos ponen en Él, recurriendo por ello a métodos similares a los de los paganos. A menudo, el mayor bien que ha echo el Cristianismo ha sido la extirpación de las ideas contrarias a él mismo, incluso cuando lo ha hecho empleando medios ilícitos desde el punto de vista del Evangelio. Nuestros pecados son todos mera supervivencia de sus maneras erradas -cuando no criminales- de entender la vida del hombre sobre la Tierra, y no los arreglaremos dándoles nueva vida como lo está haciendo esta abominable sociedad apóstata y abortista, por la que con gran placer proclamo mi asco.

De todos modos, la ofensa personal es poquita cosa comparada con una más importante. No en vano está escrito "Amarás a Dios sobre todas las cosas". En ese sentido, señalar que el tono del artículo no solo denigra la dignidad de hombres como yo a los que ven, que impotentes nos vemos ante este nuevo atropello de los que nos desprecian por nuestra adscripción religiosa. Lo grave es que atenta contra la Majestad del Dios omnipotente al que no ven ni con sus ojos ni con su corazón. Verdad es que no creen en ese Dios, ni por tanto en su Majestad. Pero deberían respetarnos a nosotros, y deberían saber que las ofensas contra Dios son para el creyente cosa peor y más lesiva que los desaires que recaen sobre nosotros mismos y sobre aquellos a los que más amamos.

Denota un indisimulable mal gusto el enviar a un creyente material que implica tratar, empleando un lenguaje deliberadamente vulgar e inapropiado, un tema que para esa misma persona -en tanto que creyente- es de suma importancia. No se insulta directamente a Cristo, pero se emplea un vocabulario obsceno que no me inspira más que vergüenza ajena y del que es radicalmente inaceptable que se haga uso cuando a quien se menta es precisamente a Cristo, y delante de un creyente; y más aún cuando encima toda esa bilis se vierte en un artículo de prensa gracias al cual la ofensa se la pueden tener que tragar millones de creyentes y de personas que pese a no serlo no estén desprovistas de sensibilidad y de respeto por esos mismos creyentes cuya creencia no comparten. ¿Que es legal? Me parece perfecto que lo sea, y no reclamo castigo penal para el blasfemo; pero eso no quita que su artículo es inmoral, y que me reservo el derecho a declamar también públicamente mi desaprobación.

Todas esas razones son las que me llevan a terminar este largo estado solicitándole educadamente a la persona que me envió esta mierdecilla que se abstenga de volver a enviarme artículos del jaez de este que comento de David Torres. Críticas desfavorables del Cristianismo estoy dispuesto a leerlas y a debatirlas desde el respeto mutuo. Despreciables blasfemias contra mi Padre Dios e insultos contra mi Madre la Iglesia como los que se contienen en este artículo, no, por favor. Es cierto que es material interesante para la apologética, pero el precio a pagar es demasiado alto, y yo no tengo interés en pagarlo. IHS

*Por cierto, que no tengo el más mínimo reparo en invocar los derechos de los niños y en imputarle al paganismo de todas las especies la grave culpa que supone el tradicional desprecio de los mismos allí donde no ha irrumpido la fe verdadera para alumbrar con la luz de Cristo a los hombres de tantos pueblos que han permanecido encadenados a las tinieblas o retornado a ellas. Si, a pesar de los escándalos de pederastia en que está envuelta la Iglesia, y de la negligencia o maldad cómplice demostrada por muchos pastores de la misma; lo cierto es que yo no me avergüenzo de la relación histórica que ha existido entre la Iglesia y la niñez. Al fin y al cabo, si la pederastia hoy es un crimen reprimido y perseguido penalmente eso solo se debe a que en su día el triunfo de la Iglesia llevó a que esas prácticas odiosas fueran proscritas y duramente penadas por sociedades que siempre la habían aceptado y hasta estimulado. En mi mundo, hay "sacerdotes" y "católicos" corruptos e hipócritas que la han practicado, practican y practicarán a escondidas. En los mundos de los paganos, ya se sabe que esto siempre se ha practicado, se practica y se practicará sin especial reproche social ni legal, cuando no a plena luz del Sol (especialmente cuando el desafuero corre a cargo de los más poderosos). Lo que implica una diferencia en favor de nuestro mundo. Que además hunde sus raíces en una religión que afirma que los infantes sufrientes recibirán cumplida compensación por los daños injustamente recibidos a manos de sus agresores en la otra vida. Allí donde el ateísmo da a esos mismos pequeños con la puerta en las narices y les dice que, una vez termine su vida, ni sus malhechores pagarán lo que les hicieron ni ellos recibirán indemnización alguna. Alternativa demasiado triste y desesperanzada como para aceptarla bajo ningún concepto.

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